Opinión

Ayuda desinteresada

Hemos visto en su biografía quien era Viktor Frankl, es sólo una pincela de lo que realmente representa. Este hombre podría haber sido un psiquiatra más en el mundo, lo que tiene su “valor” y es lo que nos llama la atención su experiencia en los campos de concentración. Se lo quitaron todo, hasta el pelo, y como él decía: me dejaron existencialmente sin nada. 

Era una persona que creía en la persona, y a ella se dedicó desde su juventud, creando puntos de atención para jóvenes con ideas suicidas. La ayuda era para él fundamental, el motor de su vida. Vamos a comentar uno de los casos que él mismo reflejó en sus libros: 

Frankl cuenta la historia de una mujer que lo llamó en medio de la noche diciéndole que quería suicidarse. La escuchó con atención y le expresó que él la creía, en el sentido incondicional de la vida y en cualquier circunstancia. Unos días después la mujer fue a verlo su consulta, Frankl se alegró de que estuviera viva y como científico le preguntó cuál había sido el argumento que la había convenido de no suicidarse. Ella dio una respuesta muy profunda: 

“Mire -le vino a decir- ninguno de sus argumentos que usted me dio me convenció de no suicidarme. Lo que me convenció de no suicidarme fue que llamé a un hombre famoso y muy ocupado a las tres de la mañana y en ningún momento de la conversación me reprochó haberlo despertado, pasó media hora tratando de convencerme de que la vida está llena de sentido. Ante ello me dije que la vida debía tener algún sentido y comencé a buscarlo, esa búsqueda salvó mi vida. Una persona que se le podía llamar a las tres de la mañana para decirle que se encontraba con un gran vacío existencial, y con ideas suicida;  es decir, una persona siempre abierta a prestar ayuda a quien lo necesitara y sin condiciones”. La relación de ayuda era fundamental.

Pero daros cuenta, que, en su relato, le habló de mil maneras para no suicidarse, puso en funcionamiento toda su profesionalidad; había que evitar el suicidio de esa mujer. Pero cual fue su sorpresa, que lo que menos le ayudó a esas horas de la mañana no era precisamente el psiquiatra, sino el “humano”, que, sin reproches a la llamante, estuvo un buen tiempo con ella y sin echarle nada en cara… solo que se sintió escuchada, nada más. Esto evitó el desenlace. Frankl era judío, no practicaba, pero vivía intensamente su humanidad. 

Cualquier persona puede ayudar, somos lo que somos porque hay alguien frente a ti. El Yo es gracias al Tu. Ayudar en cualquier momento y situación, no sabemos lo que podría suceder… un silencio, un abrazo, una escucha activa, un ¡hola, como estás! Puede salvar la vida de alguien. 

El precio de la ayuda desinteresadamente es el buen hacer y el crecimiento personal del que presta esa ayuda. 

Miguel Cuartero
Orientador Familiar
Formado en Logoterapia por Asociación Española de Logoterapia – Madrid
Teléfono para consultas sobre familia y pérdidas significativas de forma gratuita: 688 935 000.  Asociación Viktor Frankl Región de Murcia
Correo electrónico: correo@viktorfranklregiondemurcia.org 

 

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