Un mes ha dado para mucho en los mundos de la reflexión, de la investigación y del saber escuchar a esas personas jóvenes y mayores que tanto puedes aprender de ellas. Ortega y Gasset, ciertas plumas periodísticas españolas de auténtica valentía, Alex Kaiser, gran economista chileno; Fabrice Hadjad, escritor y filósofo francés; George Steiner, premio Príncipe de Asturias 2001; Roger Scruton, literato inglés e incluso, el sabio y luchador Seb Falk, historiador de la Ciencia en la Universidad de Cambridge que, con su libro "La luz de la Edad Media" viene revolucionando nuestra forma de entender el pasado y desvelando los ignorados logros que sentarían las bases de nuestra edad moderna. Todos ellos, vivos y fallecidos, han sido un claro ejemplo de valentía y coraje ante los desmadres del ayer y del hoy en Europa y en nuestra España querida. Mujeres tampoco han faltado, con más coraje, muchas veces superior a los hombres. Jueces y Catedráticos de Filosofía del Derecho, miembros de la Comisión Ética Judicial de España tampoco han faltado.
El cine no se ha quedado corto. Siempre ha sido una herramienta poderosa para transmisión de cultura y valores, reflexiones sociales, educativas y políticas. Todo un espejo de realidades que nos han permitido comprobar la empatía, el amor, el odio, el coraje o las soberbias personales de cada uno. Miren si no la gran película de 1954 "Cuando ruge la marabunta" donde el "yo" pasa a segundo plano y el "nosotros" es lo que vale. Cuando una auténtica salvajada de hormigas, desean torpedear por los cuatros costados miles de hectáreas de plantaciones que tantos años ha llevado a sacar adelante.
Analizando las plumas de estos grandes personajes, sus vidas, sus diversos motivos de sacar adelante aquello que merecía la pena, me ha venido a la mente, como la impronta de un cráter, como un cincel quirúrgico sobre la cabeza de un enfermo, nuestro país y quienes nos gobiernan. Pienso en las madres de familia y sus buenos ejercicios de trigonometría que deben hacer en recibos de luz, colegios, supermercados y, aquellos jóvenes que desean formar una familia y no hay manera alguna de hacerse con una vivienda; en no saber si coger un tren, no vaya a ser que te deje en un descampado de La Mancha o arrancar árboles frutales y plantar almendros por falta de agua. Todo ello y mucho más, lo pequeño y grande de cada día, han sido entre tantos otros, lo que está llevando a España a la debacle. El mundo de la justicia: de pena.
¿Nos faltan líderes? ¡no! Nos falta arrojo del grande. Pedro Sánchez y compañeros tienen muy claro su hoja de ruta, pero quien no lo tienen claro son la multitud de partidos políticos pequeños que solo declinan el "yo, mi me, conmigo", que no piensan en España y sí lo hacen hacia sus pequeños reinos, hacia sus propios y mezquinos califatos.
Hace pocos días me encontraba con D. Alfonso Galdón, presidente nacional de Valores. Me comentaba que había recibido respuesta, escrita a mano, de una carta enviada al presidente del Partido Popular. Por lo visto, el tema que se llevaba entre manos era la unión de todos esos partidos pequeños junto a Núñez Feijóo. El objetivo estaba claro: ¡No más Sánchez!, ello, a más de un califa de esos pequeños partidos ha hecho que sus intestinos le jueguen una mala pasada y pongan el grito en el cielo. El mismo que les escribe, no hace muchos días también hablaba con algunos más de ellos con la misma idea, pero ya se ve seguimos pensando más en nuestros "egos" que en el bien de España. Más aún, colegas de los que no votan, que los hay, se sumaran a una causa común, la de no querer otro Venezuela para España. El último caso, el de Bolivia, nos tendría que hacer reflexionar si merece la pena esa unidad que tanto ansían nuestras gentes.
No es posible que un año más sigamos oyendo la cantinela de renegar de nuestra historia, dar la espalda a Hispanoamérica, avergonzarnos de nuestra bandera e idioma, desprecio y desinterés por el otro. Es la hora de una gran rebelión silenciosa, pero con buen tino. No hemos de soportar más a un Ejecutivo que no conoce límites. ¿La fórmula? En vez de tanta crispación, dimes y diretes, poner sobre la mesa redonda, al estilo del rey Arturo, nuestras señas de identidad. La "Nueva Mayoría" vendrá por sí sola. Unidad, Unidad y Unidad es lo que toca. Ello, hoy por hoy, solo es posible salga desde la calle Génova de Madrid.
MARIANO GALIÁN TUDELA