Una propuesta que sobre el papel promete incrementos salariales pero que en la práctica apenas compensa la inflación.
Los 95.000 profesionales de la seguridad privada en España se enfrentan a un nuevo convenio colectivo que, bajo la apariencia de generosidad salarial, esconde una realidad muy diferente. La oferta de la patronal APROSER plantea una subida nominal del 3% anual durante cuatro años que, presentada de forma acumulada, suena a un atractivo 12%. Sin embargo, un análisis riguroso de las cifras revela que estamos ante un espejismo que no resiste el contraste con la inflación prevista.
Las cifras reales: cuando 12 se convierte en 3
La aritmética es implacable y no entiende de marketing sindical. Para calcular el aumento real del poder adquisitivo de cualquier trabajador, es imprescindible descontar la inflación prevista de cada ejercicio. Las proyecciones del Banco de España para el periodo 2025-2028 permiten desenmascarar la verdadera naturaleza de esta propuesta:
Año 2025:
Incremento salarial nominal: 3%
IPC medio previsto: 2,6%
Incremento real: 0,4%
Año 2026:
Incremento salarial nominal: 3%
IPC medio previsto: 2,0%
Incremento real: 1,0%
Año 2027:
Incremento salarial nominal: 3%
IPC medio previsto: 2,3%
Incremento real: 0,7%
Año 2028:
Incremento salarial nominal: 3%
IPC previsto: 2,1% (estimación conservadora)
Incremento real: 0,9%
Resultado final: aproximadamente un 3% de subida real acumulada en cuatro años, muy lejos del 12% que se promocionará en titulares y comunicados de prensa.
La trampa de las cifras acumuladas
El truco está en presentar los porcentajes de forma acumulativa sin mencionar que la inflación también se acumula. Es como presumir de que tu coche alcanza los 200 km/h cuando en realidad va a 50 km/h pero durante cuatro horas. Matemáticamente correcto, pero engañoso en la práctica.
Un profesional de la seguridad que hoy cobra 1.300 euros brutos mensuales, tras cuatro años con esta subida y descontada la inflación, apenas notará una mejora real de unos 45 euros mensuales. Eso sí, le dirán que ha recibido un incremento del 12%.
Riesgos no contemplados: la amenaza energética
Las proyecciones del Banco de España incluyen un factor que debería preocupar a cualquier trabajador: la entrada en vigor en 2027 de la ampliación del sistema europeo de comercio de derechos de emisión de CO2 (ETS2), que afectará a la calefacción de edificios y al combustible para transporte por carretera.
Traducido al lenguaje cotidiano: los precios de la luz, el gas y la gasolina podrían dispararse, arrastrando consigo el coste de alimentos y otros productos básicos. Si esto ocurre, ese magro 3% de incremento real podría evaporarse por completo, dejando a los profesionales del sector en una situación de pérdida neta de poder adquisitivo.
Lo que se da con una mano se quita con la otra
Pero el análisis no termina con los números salariales. La propuesta patronal incluye contrapartidas que agravan significativamente la situación:
Eliminación de la jornada garantizada para vigilantes de transporte de valores: un colectivo especialmente vulnerable que perdería estabilidad en sus ingresos mensuales.
Reducción de prestaciones empresariales en casos de incapacidad temporal: justo cuando un trabajador está en su momento más vulnerable.
Modificación del artículo 14 sobre subrogaciones: un cambio orientado a reducir costes empresariales derivados de la jurisprudencia reciente (doctrina Somoza), lo que podría traducirse en peores condiciones para los trabajadores cuando cambien de empresa.
En resumen: una mejora salarial ilusoria a cambio de la pérdida de derechos laborales reales y tangibles.
El patrón se repite
Esta no es la primera vez que los profesionales de la seguridad privada se encuentran con este tipo de propuestas. El convenio anterior ya prometió subidas significativas que, en la práctica, quedaron completamente devoradas por una inflación que superó todas las previsiones. Miles de vigilantes comprobaron con frustración cómo sus nóminas apenas variaban mientras el coste de la vida se disparaba.
La inflación acumulada en España durante 2021-2023 superó el 15%, muy por encima de las previsiones iniciales y de los incrementos pactados en la mayoría de convenios. Los trabajadores del sector de seguridad fueron testigos de cómo su poder adquisitivo se erosionaba mes a mes, mientras los comunicados sindicales celebraban "importantes logros negociadores".
Un sector estratégico, trabajadores de segunda
La seguridad privada es un sector absolutamente estratégico en la economía española. Custodiamos centros comerciales, hospitales, edificios oficiales, transportamos el dinero que permite funcionar a bancos y comercios, garantizamos la seguridad en eventos masivos y protegemos infraestructuras críticas. Sin embargo, las condiciones laborales y salariales parecen no reflejar esta importancia.
Con salarios que en muchos casos rondan el salario mínimo interprofesional, turnos que rompen cualquier conciliación familiar, y unas condiciones de trabajo física y psicológicamente exigentes, los profesionales de este sector merecen algo más que trucos contables y promesas vacías.
José Antonio Carbonell Buzzian, auditor,consultor y asesor de seguridad