Opinión

Elogio de la gente normal o común o del pueblo"

Vamos a dar unas notas en las miríadas posibles de perspectivas y dimensiones del pueblo. Hoy, hoy vamos a elogiar al pueblo, yo soy y formo parte del pueblo.

Con esto dejo claro, que en ningún momento, indico o expreso, consciente o inconscientemente, ningún factor o vector o inquina o rencor o maledicencia, con las personas, que se consideran que no son pueblo, que forman las elites, sean culturales, económicas, políticas, religiosas, sociales, etc. Creo que la sociedad y las sociedades de los primates, las cuatro o cinco especies existentes, nosotros somos una o pertenecemos a una, son todas estratificadas, incluso más que las humanas. Por tanto, dejo claro que no es un escrito en contra de las elites, que creo cumplen su papel –tema que quizás, en otra ocasión o nunca deberemos tratar-.

Por otro lado, en ningún momento, estoy negando la necesidad y el valor, de que cada persona en su responsabilidad, sea familiar, sea laboral, sea social haga su trabajo y lo  represente lo mejor posible: que el padre de familia sea el mejor padre posible, que el médico sea el mejor médico posible, que el escritor sea el mejor médico posible, que el ama de casa sea la mejor ama de casa posible, el panadero el mejor panadero posible, que el ingeniero sea el mejor ingeniero posible, que el político sea el mejor político posible...

Indicando, ambas realidades anteriores, hay que indicar otra, que en ningún momento pienso y creo, que el pueblo como las elites, conceptos sociológicos y antropológicos muy complejos, no tengan defectos y desvirtudes y hábitos negativos, sean intelectuales, conceptuales, afectivos, morales, prácticos, etc. Ambas disponen de virtudes y desvirtudes, de vectores o factores positivos y negativos…

Por lo cual, siguiendo y recordando y elogiando a Whitman canto y cantamos, al pueblo, a ese pueblo que forma la mayoría de la población, que tiene defectos, tenemos errores, a y en todos los sentidos, pero también virtudes y cosas positivas. Al final, de las decenas de factores que forman y conforman la realidad humana, a y en todos los sentidos. Unos, padecemos unas realidades o estamos por encima de la media, en otras por debajo de la media, y, en la mayoría como la media de la población. Y, esto ocurre en todas las personas, uno puede ser uno de los mayores matemáticos de su sociedad, pero no saber abrocharse los cordones de los zapatos, o, incluso tener problemas de relación con las personas, y, en el resto, pues es y está como los demás, siempre se suele citar a Mozart en este tema…

Pero creo que es tiempo, por un lado de analizar y criticar conductas del pueblo, del que formo parte y del que soy parte, e, indicarles y decirles y expresarles, que en algunos parámetros se está equivocando, y, deben aceptar, dicha realidad, y, que en otros, son como los camellos y burros de carga de la sociedad, pues hay que cantarles que están haciendo epopeyas y épicas de la vida cotidiana. Nunca he visto, un monumento o placa o escultura al pueblo, al pueblo llano y rellano, no al pueblo porque se levantó contra una tiranía, que existen, sino al pueblo, porque todo los días se levanta a trabajar y a mirar con esperanza esa semana –también las elites se levantan cada mañana para respirar esperanza-. Creo que el artilugio o máquina social, está formada por esos dos parámetros, divididos en subclases, en multitud de piezas: el pueblo y las elites. Ambos, si se ponen de acuerdo y en armonía, ambos producen sosiego y tranquilidad y riqueza y esperanza del futuro. Y, si no se ponen de acuerdo, vienen revoluciones, contrarrevoluciones, revueltas, hambres, y, problemas graves…

Hoy, que dicen, algunos colectivos, tapados o semitapados sus opiniones, que hay que ralentizar la población o el aumento de la población mundial, en segundo lugar, detenerlo, y, otros, después reducirlo. Porque expresan que si no, no tenemos a día de hoy, conceptos y sistemas prácticos para alimentar a nueve mil millones de personas, a darles cobijo, residencia, casa, seguridad, vivienda, vestido, trabajo, etc. Hoy, que algunos predican esta realidad, sin entrar en este tema, si es cierto o no lo es. Hoy, creo que hay que contar y cantar y elogiar al pueblo.

A millones, cientos de millones de mujeres, que cada día, visten y dan el desayuno a sus hijos, que los esperan de los colegios, a cientos de millones de hombres que marchan al trabajo, a todo tipos de trabajos, algunos jugándose la vida, que al final, realizan muchas de esas necesidades laborales, necearías para la sociedad, pocos alaban, que muchos no saben si vendrán y volverán a la tarde a sus hogares por la complejidad de su labor, a miles de millones de seres humanos, que intentan vivir y sobrevivir, con más moralidad o con menos, intentan seguir respirando, con sus virtudes y desvirtudes… a ese pueblo, a la gente común, a la gente general, a la gente normal. Hoy, quiero alabarlos y cantarles un pequeño poema en prosa, recordando al viejo maestro Whitman.

Cierto es, que eso no quiere decir, que si alguien escribe mal, tenga que expresar que redacta bien, sino regular, para no ofenderle. Eso si, el pueblo tiene defectos y tiene virtudes, algunos defectos, vienen de generaciones, otros, los hemos ido adquiriendo en estos cinco últimas décadas, por poner un tiempo…

Hoy, cantemos al pueblo, ese pueblo que nunca sale en los medios de televisión, ese pueblo que soporta el peso de la historia, ese pueblo que tiene problemas y alegrías de todo tipo, ese pueblo que espera que mañana sea mejor que hoy. Hoy, viejo maestro Whitman cantamos y cantemos al pueblo, nos cantamos a nosotros, hoy recordemos la epopeya y épica diaria del pueblo, mañana será día de criticar algunos de sus aspectos negativos, pero hoy toca alabarlo, homenajearlo, cantar sus versos prosaicos y diarios y rutinarios… Paz y bien…

Noticias de Opinión