Opinión

Mi mayor fuerza eres tú

Maestro: ¡No puedo mover esa piedra!

¿Ya usaste toda tu fuerza?

Si. Maestro. Apliqué toda mi fuerza y yo no logro moverla.

Discúlpeme, pero…no creo que hayas usado, en verdad, toda tu fuerza.

¿Por qué dice eso, Maestro?

Porque a nadie has pedido que te ayude. Muchas veces nuestra mayor fuerza estriba en reconocer nuestra debilidad; y, sobre todo, en tener la humildad de pedir la ayuda de otros.

Después de leer este diálogo observa tu vida, mira tu fuerza y poder, piensa en los momentos que te han servido para conseguir tus objetivos. Nos creemos tan importantes, tan fuertes, que con sólo 38° febriles hacemos testamento (sobre todo los hombres). Nuestra fuerza es limitada y cualquier evento nos puede debilitar.

Cuando era joven, en edad, un sacerdote me preguntó: "¿Por qué crees tú que Jesús de Nazaret mandó a sus discípulos de dos en dos a evangelizar?" No supe contestar, aunque pensé; para ir hablando entre ellos, para no estar solos, para enfrentarse a los conflictos juntos. Cómo adolescente no caí en la verdadera respuesta, a pesar de lo que dije también era cierto. Pero el sacerdote me dijo: "… para levantar al que se hundiera en la misión debido al cansancio o tentación de abandono; una vez a uno, otra vez al otro… en equipo"

¡Que belleza de respuesta!; tener a alguien que me ofrezca fuerza cuando ya no la tenga. Que me ayude a levantarme cuando pierda la Esperanza, para ayudar a mi compañero y decirle: ¡Animo, que falta poco! Ofrecer ánimo al que flaquea, a recibir "estímulo" del que me acompaña. Solos nos perderíamos.

Por todo esto, es bueno e importante tener un buen amigo, amiga, una pareja, una buena persona, para darnos ánimo mutuamente, a que perdamos la vergüenza de tener que pedir ayuda, a sentir que mi fuerza es compartida, a reconocer que cuando tengo a alguien junto a mi soy más fuerte, tanto físicamente como espiritualmente.

Es imposible vivir en el "holocausto" de la vida sin el complemento del otro, de un tú donde apoyarnos mutuamente. Por ello nos tenemos que proveer de una mochila en la que contenga humildad, amor y mucho sentido de humor. La unión hace la fuerza, dice el dicho, pero cuando justamos las fuerzas de nuestras respectivas humanidades, el mundo se transforma, es cuando seríamos capaces de mover cualquier montaña que se nos presente en nuestra existencia.

Mi fuerza está en ti, la tuya en mí. Así podremos descubrir el sentido de nuestra existencia, de una vida compartida y sobre todo una convivencia con esa persona que me hace crecer.

Repito, nuestra debilidad es la fuerza en la unidad, de nuestra humanidad. Celebrémoslo.

Miguel Cuartero

Orientador Familiar

Experto en Logoterapia

Asociación Viktor Frankl Región de Murcia

Correo electrónico: correo@viktorfranklregiondemurcia.org

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz