Aunque el desgobierno español actual haya deseado cambiar la historia de España mira por donde tenemos vivos, gratos y resplandecientes archivos los que han dejado para la posteridad nuestros antepasados. Son muchos los temas que siguen definiéndonos como país ejemplar en muchos aspectos.
El mundo vacacional, el deportivo, la buena vida, agricultura-pesca y alimentación y, alguno más, fueron postulados como Marca España. Otros, sin embargo: educación, industria, investigación científica… se han quedado en nuestros arcenes, pero sin duda, el Patrimonio Nacional del que estamos orgullosos y somos admirados desde fuera de nuestras fronteras, huele a jazmines y azucenas, a galán de noche y gardenias y, en definitiva, son el ADN de un país que ha ido de la mano de tanto y bueno que nos ha dejado el cristianismo en España. Estos días atrás, en Castilla León se han abierto las puertas del Monasterio de Santa María de Moreruela, orden del Cister y siglo XII, en el noroeste de la provincia de Zamora, donde cualquier tipo de acontecimiento a nivel global, hoy por hoy, no llega a los tobillos en cuanto a belleza se refiere.
No nos sorprenda que nos digan unos británicos jubilados, anclados junto a La Manga del Mar Menor que, con un buen chuletón y una copa de vino estaban como niños con zapatos nuevos. Así es, el carácter único, cuantioso y luminoso del patrimonio histórico-artístico español es único. Así lo ha reconocido la UNESCO y así lo palpan todo aquel que nos visita. España es todo un gran Patrimonio de la Humanidad. Quizá, tal joya, los jóvenes profesores de hoy no lo hagan saber suficientemente a sus alumnos gracias a la LOE y otras. Si hablásemos de Parques Naturales en España los hay de sobra para ser los más deseados en Europa. Mires por donde lo mires vivimos en un panal de rica miel.
Sin embargo, a nuestro pesar, Italia ha sabido cuidar su sociedad civil en mantener y conservar de forma armónica el paisaje urbano en relación con el patrimonio, la arquitectura civil de cada momento con la arquitectura singular de las piezas históricas, fortalezas, monasterios o catedrales. Rompe el corazón, me comentan, comparar cualquier ciudad italiana desde la Toscana a Calabria con ciudades de Castilla a Galicia en que la arquitectura civil y habitacional, especialmente en el desarrollismo, plenas de feísmo y utilitarismo, ha estropeado notablemente el conjunto monumental de lugares emblemáticos. Los años del 70 al 80 han representado la gran catástrofe urbanística de España, que enterraba entre moles de hormigón y de construcciones baratas los grandes tesoros que teníamos. Si nos adentramos en Portugal, donde la economía despegó más tarde, sin embargo, no hay tanta sepultura de belleza histórica en urbanismos improvisados.
Y es que, el amor a tu país se demuestra con hechos, hechos palpables que aún, en nuestro Sur Español, en las tierras de María Santísima de Andalucía menos, jugamos a que el aceite de las Bellas Artes bailotee y juguetee hasta llegar a las pantomimas que observamos y alucinamos. Este es el haz y el envés de un país tan rico en patrimonio y tan pobre mentalmente. De todas maneras, aún así, seguimos valorando y subrayando el poderío que poseemos.
Echar un vistazo a las grandes rutas de catedrales, a las rutas de reconquistas y el renacimiento, monasterios más célebres, monasterios como el del Palancar en Cáceres al del Escorial nos marcan la historia de la espiritualidad española, las órdenes, el arte, la literatura, el recorrido por murallas y castillos, todos ellos, se suman también a nuestro gran Patrimonio Nacional. Nunca está de más valorar como conviene, estas grandes y brillantes travesías histórico cultural. Nada hemos de envidiar al de otros grandes países europeos.
Posiblemente un nuevo tipo de arquitectura y belleza hacia nuestros municipios surjan mejorando las horribles esculturas de las rotondas españolas, en la mejora y admiración de nuestros alumnos hacia nuestro Patrimonio donde no nos vendría mal abriesen los ojos. También debería llegar el momento que cambiemos el chip si deseamos saltar algunos escalones más para embellecer nuestros municipios y, pensemos en las personas, en ciudades de calidad y dejarnos de pampaneos ideológicos que lo único que hacen es llevarnos a nefastas frialdades de la belleza que anhelamos.
De todas maneras, en estos días atrás, Nacho Cano, compañero de Ana Torroja en Mecano, durante una entrevista en prensa nacional sobre su musical Malinche, ha hecho sobre nuestra historia y patrimonio mucho más que el arco parlamentario español. Una vez más la sociedad civil, la cual no tiene pelos en la lengua, llama "canallas" a los españoles por no dar la cara por su país en cuanto a la colonización de América. Ahora, para más, marcha a toda Iberoamérica y hacer historia de España a través de su musical. Parada asegurada en México donde muchos les esperan y tanto se nos ha machacado históricamente.
MARIANO GALIÁN TUDELA