Con los datos en la mano de las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo el resultado del 23J daría una victoria cantada del PP porque la entente PSOE sanchista-Sumar de Yolanda Díaz no suma, valga la redundancia.

La esperanza es lo último que se pierde y Pedro Sánchez intentará a la desesperada, si las matemáticas que arrojen las urnas le dan para ello, reeditar el pacto Frankenstein con Bildu, ERC y demás malas compañías para la continuidad de España como Nación de todos. Lo de no firmar el compromiso que Feijóo le pusiera delante en el debate cara a cara de hace dos semanas de cara a permitir que gobierne el candidato más votado en los próximos comicios generales va en esa estrategia de aferrarse al poder el aún inquilino de la Moncloa. Y eso ya causa miedo a la mayoría de los españoles, un criterio muy de peso para que el ciudadano de a pie se incline por el voto útil para lograr, como alternativa, salida y solución de muchos males, una mayoría centrada, reformista y sólida aglutinada en las siglas PP, opción incardinada además en el espíritu de concordia, democracia y libertad que germinó en 1977 con la Transición.

Por ahí van los tiros que marcan las encuestas del momento, una corriente de cambio político que, cual inercia oxigenante para este sistema de derechos fundamentales parido por la Constitución, se llevaría por delante, vía derogación, el sanchismo.

Porque a Sánchez lo botarían los muchísimos ciudadanos que no han visto mejora de su bienestar cotidiano con la labor de su Ejecutivo monclovita, los que no quieren más pasteleos con independentistas y Otegis (incluidos no pocos votantes del PSOE de toda la vida), los españoles situados en el centro sociológico/ideológico de clase media que echan pestes del sanchismo pero que tampoco quieren a Vox como partido bisagra y socio de Gobierno a la hora de los pactos de legislatura y también castigarían al sanchismo aquellos partidarios de Abascal que, a diferencia de la papeleta por la que se decidieron en las pasadas elecciones municipales y autonómica, ven a Feijóo con más capacidad, claridad de ideas y recetas y sentido de Estado para sacar adelante este país.

Queda por ver si el socialismo tocará fondo el 23J bajando del suelo, del peor resultado registrado en el año 2011 por el PSOE desde el arranque de la actual etapa democrática-, esto es, cuando el entonces candidato Rubalcaba alcanzó a duras penas el centenar de diputados ante la contundente mayoría absoluta de Rajoy.