Opinión

Quitémonos la venda de los ojos..

Buenos días 

Me llamo Nieves, y estoy a punto de cumplir 14 años.

Quizá mi edad sea muy temprana para expresar realidades que los propios adultos y políticos que nos resguardan deberían transmitir, pero yo, al igual que otras 12 personas en la sombra, me considero una “experta”. No una experta en conocimientos sanitarios ni científicos, no he acabo siquiera segundo de la ESO, pero sí me considero una experta en tener los ojos bien abiertos y ver la verdad que nos rodea.

Desde muy pequeña me he interesado por la política, la historia y la escritura, y si algo he aprendido es a captar las hipérboles que utilizan como recurso algunas personas para dar énfasis a ciertas cosas que no tienen importancia, solo para desviar la atención de un foco que no tienen controlado.

Entre ellos, mis compañeros, mis amigos, mis familiares, los políticos..., pero me parece que, en esta crisis sanitaria, deberían estos últimos dejarse de este lenguaje confuso, y centrarse en lo que de verdad importa, que es la salud de la población y el control de la Pandemia, dado que esto no es una obra literaria, no es una fábula ni un cuento, es la vida real y la seguridad de todos los españoles.

Cuando esta enfermedad apareció en China a finales del año pasado, todos los europeos lo vimos como un problema lejano, perteneciente solo al gran gigante asiático, y no teníamos constancia de la gravedad de la situación, hasta que, en febrero, la enfermedad apareció en Europa, y el foco se hallaba al norte de Italia.

Mirando hacia el futuro desenlace de la Pandemia, opino que las medidas que debemos tomar todos los adolescentes, niños y adultos durante estos días no pueden ser “recomendaciones”.

Yo salgo todos los días a pasear con mi padre, y nos cruzamos con mucha gente haciendo deporte o paseando, y alrededor del 80 por ciento de estas personas no cumplen con los consejos de seguridad (“...el uso de mascarilla en vías públicas es “altamente recomendable” ... se “debe mantener” el distanciamiento social ...”), puesto que se nos han dado a conocer como “recomendaciones” y no obligaciones. La libertad de todos los ciudadanos es lo primero, pero por imponer medidas obligatorias que cumplir no es ni mucho menos una opresión a nuestros derechos. Sin estas medidas, no se detendrá este virus tan contagioso, pues son imprescindibles, y por nuestra seguridad, el USO DE MASCARILLAS Y DISTANCIAMIENTO SOCIAL tienen que ser obligatorias.

Según me han contado mis padres y abuelos, antes, no llevaban el cinturón de seguridad en el coche, pero, dado el alto número de fallecimientos en la carretera, se instauró el uso obligatorio del cinturón, y todos se adaptaron rápidamente y comprendieron que era un avance para el estado de bienestar común.

Se obligó a cumplir una norma que sólo repercutía en la salud de aquel pasajero que no lo llevara puesto, sin embargo, el uso de mascarillas repercute sobre nosotros y sobre el resto, y no es obligatorio.

Estamos en las primeras fases de salida del confinamiento, pero no podemos olvidar que aún puede haber una recesión, estamos ganando la lucha de momento, pero no nos garantizan la victoria inmediata a la guerra, hay que andarse con cuidado.

Como “experta” en saber mirar la situación con la graduación adecuada para no cegarme con cosas que nos ponen como distracción, he escrito esto para expresar mi opinión.

Quitémonos la venda de los ojos, y pongámosla en la boca.

Tenemos que protegernos entre todos.

#porelusoobligatoriodelamascarilla

 Dejémonos de ideologías y de estupideces, no hay nadie más neutro que una adolescente.

Espero que esta carta sirva para algo.

Un saludo, Nieves.

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz