No puedo hacer un artículo a cada articulista que ha existido en estos lares celtibéricos, pero si voy redactando palabras a los que me voy encontrando. Ya han pasado de cien.
Siempre se habla de libertad de expresión, libertad de conciencia, libertad de culto o creencias, todo dentro de un marco muy amplio de los derechos humanos. Pero, a veces, no somos conscientes, que si se cree en ese principio hay que creerlo para todos, no se puede aplicar la ley del embudo/istmo. Por tanto, en este recorrido que voy construyendo sobre el articulismo hispánico, pues voy citando a unos y a otros. No a todos, porque es imposible, pero especialmente, utilizo una de sus columnas para rememorar esa microhistoria del articulismo de opinión hispánico. Por tanto, hoy, creo que es de justicia y de equidad y de ejercicio de libertad recordar a Alfonso Ussía y Muñoz-Seca (1948-2025).
Un escritor o escritora no puede estar de acuerdo con todos los escritores, decenas de miles que han existido antes que él/ella y que están en su presente. Es más, no está de acuerdo, ni consigo mismo, porque uno mismo va cambiando. Pero si creo que es bueno recordar a esas personas, que hayan acertado o no en sus ideas, que su carácter psicológico moral te gusten más o menos, o que sus hechos o actos en mayor o menor medida estés de acuerdo, en la medida que los conoces. Pero si debes citarlo y citarlos. No todo y en todo, porque es imposible, pero si en mi caso, ahora, en estos años, que digamos estoy buceando con suficiente asiduidad en el articulismo de opinión.
Ussía, Alfonso, que está en una especie de bocadillo, dicho con todo respeto, porque decir cadena es una imagen metáfora muy utilizada, entre su abuelo, escritor, y, su hijo, escritor y articulista. Ussía es uno de los grandes de esta lengua. No sé, si dentro de un siglo será recordado entre los treinta o cincuenta más importantes de este idioma.. Porque el articulismo trae como consecuencia que los coetáneos y los del futuro son muy olvidadizos, pero si creo que está a la altura, con su personalidad moral y psicológica y literaria, están al lado de Campmany, Umbral, Cunqueiro, Camba, Plà, Pemán, Raúl del Pozo, Ruano, etc. Si lo creo. Aunque el veredicto del futuro lo ignoro…
Descendiente de la escuela de Quevedo y de su abuelo escritor, en muchos sentidos, creo, nadie se rasgue las corbatas, que parece ser tanto le gustaban, nadie se rasgue las corbatas, creo que en ese quevedismo, en esa distancia es muy parecido en la lengua, a Umbral, FU, Francisco Umbral, maestro del articulismo, sin lugar a dudas. Quizás, no podrían existir dos figuras tan quevedianas en un país-paisaje-paisanaje en la misma época, pero así ha sido… eso que se indica, que en este terruño ibérico, Piel de Toro, después del siglo de oro, todo el mundo que deja su sangre en letras, o es quevediano o es cervantino o es gongorino. Creo que se cumple en gran parte.
Alfonso Ussía, era escritor, escritor de la sorna. Es cierto, debo indicarlo que mi estilo es más suave, creo que entra mejor cualquier concepto con letra suave, con dulce, creo que se cazan más moscas con miel que con vinagre. Cierto también es, que hasta ahora, mis textos no tienen color y calor en los grandes rotativos, a los que he aspirado toda la vida… Porque todo escribiente aquí en la Tierra de Conejos tiene que estar respaldado por un periódico, desde Larra lo sabemos… pero a mi escritura nunca se ha abierto, al menos hasta ahora, esta isla…
En una de sus últimas declaraciones indicaba que los “columnistas somos un complemento”. Creo que de los cientos de periódicos digitales que están sembrados en toda esta península Ibérica, es cierto este aserto y enunciado, somos un complemento. Todos hablamos de nuestro interior y de nuestro exterior, de nuestro tiempo y de nuestra comarca geográfica, sea en un pueblo olvidado o casi olvidado, sea en la villa y corte. Todos hablamos de lo mismo. Todos intentamos que el lector/a se fijen en temas de actualidad, pero también en temas internos y eternos.
Aquello que alguien decía: “vengan los franceses, vengan los ingleses, vengan los alemanes, generación tras generación, cambian las banderas y cambian las metafísicas, pero siempre, todo el mundo tiene que ponerse unas bragas o unos calzoncillos, e, intentar comer-degustar-alimentarse con una tortilla”. Esta es la realidad escribimos de todo, porque el ser humano no es sólo actualidad política y económica, que lo es, sino es mil cosas que rodean su corazón y su alma y su carne y su sociedad y su naturaleza y su metafísica…
El señor Alfonso Ussia, no ha llegado a la media de edad, de nuestra sociedad y país, dicen que ahora está ochenta y dos años para los varones. Es una pena. Creo que, independientemente, lo que digan los siglos futuros de su escritura, es uno de los grandes articulista de nuestra historia, quizás, uno de los cincuenta más importantes, que hayan existido, en el estilo quevediano. Quizás, uno de los diez más importantes, de nuestra lengua en estos últimos cincuenta años, el último cacho-trozo-cuarto del siglo veinte, el primero del siglo veintiuno.
Cómo decían, frase que tanto recuerdo, los viejos maestros filósofos griegos, “no sirve una filosofía que no intente curar un mal humano”. Sugiero a su hijo escritor y articulista, sugiero que hagan una Fundación o extiendan aún más, la página Oficial, hagan una Fundación Virtual y vayan recogiendo artículos, escritos, documentos de los tres de la saga, no sé si habrá alguno más, de los tres escritores. Escritores que reflejan algo del mundo: el abuelo, el padre y ahora el hijo… Creo que sería un ejemplo, para que hiciesen lo mismo cientos de otros articulistas que están clavados como árboles por toda esta Celtiberia.
Por si alguien piensa mal, ni he conocido de persona, como es obvio al abuelo escritor, ni a Alfonso Ussia, ni al hijo que todavía le quedan muchas crónicas en los aviones denominados periódicos… ¡Se nos van yendo volando, los articulistas de la llamada Transición, ayer uno, hoy otro, antes de ayer uno, mañana otro…! ¡Es la ley de la vida, al menos hasta ahora…! ¡Paz y bien, que descanse en paz…!