Opinión

Jorge Luis Borges ya nos dejó pistas

El sentido de mis letras..

Quien haya leído a Jorge Luis Borges puede deducir que su universo nos introduce en un tiempo circular que está repleto de cuentos mortales donde se mezclan fantasías y realidades, mundos inmortales y países sin fundar, verdades de ficción con noticias verdaderas, infamias satisfechas como venganza, tecnologías símbolo de la negación, personajes que se denominan el traidor y el héroe, mundos opuestos entre lo real y lo ficticio.

En fin, todo un laberinto literario tan enorme y caótico que bien nos puede llevar a asombrosas vidas digitales que atrapan nuestra atención, móviles en mano, plataformas en línea, publicaciones infinitas de audio y video...

Cuando se gesta internet desde EEUU, entre los años 70 y 80, la sociedad comprende que por fin una tecnología iba a permitir expresarnos libremente, hablar con otra persona potenciando la inteligencia individual y colectiva.

De uso masivo a comienzos del presente siglo, la cantidad de información es tan abrumadora que imagina una y otra vez un mundo globalizado cada vez más digital y disponible en cualquier momento del día para así optimizarla.

Pero el cerebro humano es desbordado e incapaz de digerir todo lo que se ofrece, y ahí comienza lo que denominan los expertos la “economía de la atención”, que las multinacionales recién creadas como redes sociales saben atrapar y comienzan a vender con las diferentes estrategias publicitarias virtuales.

Y la industria comenzó a acaparar esa nueva atención emocional puesta en marcha, que prometía democratizar, hacer plural y abierto, y que deviene mercantilización del comportamiento humano, y mientras, nos movemos por la red como si de un laberinto infinito se tratara. Por internet se bifurcan miles de emociones, una tela de araña, como en el laberinto infinito de Jorge Luis Borges, y todo se fortalece al compartirlo, pero sin conocer si es verdadero o falso.

Emitimos información electrónica para convencer a los demás, seleccionando aquello que reafirma las creencias propias, por lo tanto, lo falso, se presenta con la misma garantía que la moneda verdadera (vidas digitales para fantasear).

Para comunicarse, se escoge el instante emocional, pero ahora te lo escogen, sin que apenas puedas decidir, y por el resto ya puedo descargar lo que precise, la mayoría de las veces de manera ilegal cuando quieres que la publicidad no aparezca.

La libertad y el libertinaje han llegado, aunque el control lo tengan cinco multinacionales que manejan los motores de búsqueda, de mensajería y de las redes sociales.

Como en un espejo, cada espectador puede devenir creador transformando lo institucional de manera patente y sin intermediarios.

Cada internauta hace su propia lectura, interviene como actor participativo desde cualquier lugar del mundo, y parece que la diversidad cultural ha ganado la partida, pero como en un espejismo, eres otro y a la vez el mismo (el espejo de Borges que todo lo invierte).

En realidad, estamos impulsando un mundo intercambiable de espejos enfrentados..

Internet ha debilitado los medios de comunicación introduciendo “burbujas” cuando queremos consultar cualquier información auténtica, más allá de las diferentes aplicaciones móviles, y de hecho, cada vez se navega menos por las diferentes webs que es precisamente de donde se alimenta la “perversa y maliciosa” Inteligencia Artificial, la nueva internet en curso. 

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