Después de sus vacaciones en Lanzarote y de un viaje romántico a Andorra, el presidente presentó finalmente su plan ante ministros, ministras, ministres, sindicalistas y miembros de Sumar. Toda esa jauría que vive a costa de los españoles sin mover un dedo.
El objetivo era anunciar medidas para evitar que se repitan los incendios que han devastado España este verano, con más de 400.000 hectáreas quemadas ante la inacción del Gobierno.
Como ya había adelantado, propuso la necesidad de un pacto de Estado —la única manera que tiene de no hacer nada— para combatir lo que ahora llaman emergencia climática. Estos socialistas tienen una habilidad extraordinaria para inventar palabras: primero fue calentamiento global, después cambio climático y ahora emergencia climática. ¿Cómo lo llamarán el mes que viene, cataclismo climático?
En esa comparecencia ante sus palmeros, soltó una serie de términos nuevos que obligaron a muchos de sus ministros, ministras y ministres a consultar el móvil para entender lo que decía el "presi".
Entre ellos: refugios climáticos, agroforestería, resiliencia hídrica o corredores de sombra. Yo he hecho lo mismo y busqué lo que significan esas cursilerías:
Refugios climáticos: Espacios urbanos o naturales que ofrecen condiciones seguras y confortables para proteger a las personas de eventos climáticos extremos.
Agroforestería: Sistema productivo que integra de manera sostenible árboles y arbustos con cultivos agrícolas o ganadería en una misma unidad de tierra.
Resiliencia hídrica: Capacidad de un sistema para anticiparse, adaptarse y recuperarse de perturbaciones relacionadas con el agua, como sequías o inundaciones.
Corredores de sombra: Ni el diccionario sabe lo que significa.
En definitiva: no va a hacer nada.
También anunció la creación de fondos con recursos permanentes a nivel estatal y autonómico. Igual que con la excusa de pagar la deuda catalana, ahora ha eliminado parte de la deuda de las demás comunidades. Pero lo que no dice es que esa deuda la pagaremos todos los españoles mediante más impuestos. ¿De dónde saldrán esos fondos? ¿Emitiendo más deuda pública? Recordemos que la deuda de España supera ya los 1.700.000 millones de euros, es decir, el 104 % del PIB.
Todo lo pretende arreglar con dinero que nunca llega, como ya ocurrió en La Palma, en Valencia y, por supuesto, pasará también aquí.
Lo que debería hacer es derogar todas las leyes climáticas aprobadas por su gobierno y que están destrozando el sector primario y el mundo rural. Vería entonces cómo desciende el número de incendios cada año.
Por supuesto, en su intervención omitió que han sido detenidas 43 personas como sospechosas de los incendios ocurridos.
Que dejen ya la "emergencia climática". Todo lo sucedido es consecuencia de sus políticas agresivas, más perjudiciales que beneficiosas para el medio ambiente. Con esa excusa llevan un año récord de recaudación de impuestos verdes que no han servido para nada. Su obsesión por reducir las emisiones de CO2 apenas tendrá impacto en los niveles globales y, por lo tanto, no influirá en las temperaturas, las olas de calor, los incendios ni en las precipitaciones.
Todo el dinero gastado en sus políticas verdes no mejorará en nada la seguridad de los ciudadanos frente a eventos de esta naturaleza.
José García Martínez