Opinión

La sociedad del miedo: ¿están jugando con nosotros?

En un mundo cada vez más polarizado, donde las decisiones de los gobiernos parecen estar diseñadas para mantener a los ciudadanos en un estado constante de incertidumbre y temor, es inevitable preguntar: ¿nos hemos convertido en piezas de un juego perverso? Las estrategias de manipulación masiva, disfrazadas de políticas públicas, me recuerdan inquietantemente a la trama popular de la serie "El juego del Calamar", donde los participantes son empujados al límite, obligados a competir por su supervivencia mientras los poderosos nos observan desde sus cómodos asientos.

El miedo como elemento de control desde tiempos inmemorables, es una herramienta eficaz para controlar las masas. En la actualidad, esta táctica se ha perfeccionado. Los gobiernos utilizan crisis económicas, pandemias, conflictos internacionales y hasta el cambio climático como excusas para mantener a la población en un estado de alerta constante. La narrativa es clara: Sin nosotros, el caos es inevitable, pero, ¿hasta que punto este miedo es real y hasta que punto es Fabricado?

Los ciudadanos están viviendo atrapados en una espiral de ansiedad. Cada día nos enfrentamos a titulares alarmantes que nos hacen creer que nuestro mundo esta al borde del colapso. Sin embargo, detrás de estas noticias muchas veces se esconden intereses políticos y económicos que buscan distraernos de los verdaderos problemas: corrupción, desigualdad y falta de transparencia.

¿Somos los nuevos concursantes?

En el "juego del calamar" los participantes son llevados a situaciones extremas donde deben tomar decisiones que comprometan su humanidad. En la vida real no estamos tan lejos de esta dinámica. Nos enfrentamos a dilemas éticos constantemente: ¿aceptar trabajos mal remunerados para sobrevivir o luchar contra un sistema que parece impenetrable? ¿confiar en lideres que prometen soluciones mágicas o buscar alternativas que parecen inalcanzables?

Las elecciones políticas se han convertido en un espectáculo similar al del concurso ficticio. Los ciudadanos son manipulados con promesas vacías y discursos cargados de emociones que apelan al miedo y la desesperación, mientras tanto, quienes están en el poder observan desde sus cómodos sillones, jugando con nuestras vidas como si fuéramos fichas de un tablero.

Ya es hora de despertar no podemos seguir siendo espectadores pasivos en este juego macabro. Debemos cuestionar las narrativas que nos imponen y exigir transparencia y responsabilidad a los dirigentes. El cambio comenzara con la educación y la conciencia colectiva. Si entendemos como se utiliza el miedo para controlarlo, podremos resistirlo.

La verdadera revolución no esta en las calles; está en nuestras mentes. Es momento de dejar de ser concursantes y convertirnos en creadores de nuestro propio destino. Porque si algo nos enseña "El juego del calamar" es que incluso en circunstancias más desesperadas siempre hay una posibilidad de cambiar las reglas. ¿Señores lectores que papel quieren jugar?

La pregunta final es simple: ¿seguirás siendo parte del juego o te atreverás a romper este ciclo?

Jose Antonio Carbonell Buzzian

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