Opinión

Democracias de chichinabo

Si el espíritu de la Transición ha sido una suave y corta fragancia donde nos hemos deleitado pocos años, si los partidos sin democracia interna es lo que prolifera, si los que andan en estos menesteres están diluidos y comprados a sueldo fijo y, sobre todo, si los que merecen la pena estar en estos campos de batalla, de manera irrisoria, están en los graderíos para observar la jauría y la insensatez de los que conforman la política, ello es a lo que hemos llegado hoy. A todo esto, los grandes buitres del mercado internacional nos invaden con temas tan sarcásticos como el Nuevo Orden Mundial, la Agenda 2030 y posiblemente con los nuevos Pactos del Futuro que intentan hacernos tragar desde la ONU. Con esto no hay persona sensata alguna que desee vivir cerca de estas realidades funestas. Ortega y Gasset y nuestro gran Alexis de Tocqueville estarían de acuerdo ante este diluvio de improperios.

Nos pensamos que el mundo demócrata es una buena planta que crece de hoy para mañana y no es así, tal como se ve, está pensada para desviar y reprimir la singular tendencia humana a imponer a los demás lo que nos place. La democracia se debe aprender a realizarla poco a poco y no siendo una lección teórica cansina. Requiere su tiempo. Tal como vemos hoy a Europa, a nuestro país, las democracias que imperan son de mala calidad, bastante tortilleras y de mala fe. Hablamos de "derechas" e "izquierdas", no lo duden.

Tras Adolfo Suárez y el gran Leopoldo Calvo Sotelo nos alegrábamos de las elecciones cada cuatro años. No estábamos acostumbrados a este apostar y así, ¡válgame, Dios!, ya nos creíamos europeos. La división de poderes era creíble, las empresas españolas corrían por los continentes, pero siempre había algo que esconder: todo ello minucias del tres al cuarto. Crecíamos en todos los ámbitos de manera sorprendente y no envidiábamos a nadie. Los juegos olímpicos de Barcelona y la exposición universal de Sevilla con su "naranjito" nos mostraban al mundo como brillantes luces de luciérnagas en máximo esplendor.

Ante tanta maravilla, un cambio tan auténtico exigía pedagogía. Seguíamos necesitando mujeres y hombres de rigor, honestidad y en búsqueda del bien común, uno de ellos sería D. Víctor García Hoz entre otros, el cual lideraba la educación personalizada. Deseábamos un cambio político auténtico, profundo, de los que no admiten marcha atrás y todo ello debía apoyarse en una base cultural construida tiempo atrás.

Estaba surgiendo una función pedagógica-política, una educación para la ciudadanía donde centros concertados y públicos tiraban de los jóvenes de manera vehemente. Las Universidades Laborales en Requena (Valencia) y Tarragona, entre otras, hacían que nuestros jóvenes fuesen las joyas de medio Europa, al mismo tiempo que España se alpargataba profesionalmente de manera admirable. Ahora, con los caballos que nos han tocado no damos al clavo ni por casualidad. La corrupción es el ADN de nuestro país y el arma educativa son pantuflas del viejo trastero. Los niveles educativos han caído de lo lindo y entre ellos, por desgracia el de periodismo. La Universidad sabemos que no busca lo que debería y a los estudiantes de la ESO no se les prima en el estudio sino más bien en "no sabemos qué". Los profesores: maestros y pedagogos, sobre todo, no son enseñados a pensar, no pueden, y la voz de las conciencias se están apagando desde el Desgobierno reinante y los partidos de la oposición. Todos es una feria de pescadito y compraventa de personas a cambio de…

En cuanto a la investigación, formación de las élites científicas, los Desgobiernos desde Rajoy en adelante han demostrado sobradamente que podemos prescindir de ellos, lo que nos conduce a seguir en el turismo de pandereta, el fútbol, los conciertos, país de albañiles y camareros. Nos interesa mucho más los nefastos "eurovisiones musicales" e incluso, el electorado, se indigna cuando los equipos españoles no llegan a la final, pero acepta con normalidad que ninguna universidad española figure entre las primeras del mundo, que nuestros chavales suspendan 4-5 asignaturas y pasen de curso y, que las modas femeninas actuales vistan a nuestras hijas de aquella manera. Más aún, si nuestra región sube en el ranking del 12 al 5 puesto en abortos, tal cual, es como rascarse en el brazo.

Sabemos que no es todo educación e investigación. Mucho más grave son las debilidades institucionales, formas de ejercer el poder o el silencio de la ciudadanía ante los sucesivos gobiernos déspotas. Ahora mismo, las guerras del Líbano, Israel, Siria, Palestina y las brazadas alargadas de Putin, nos da que a más de uno le da lo mismo. También se ha perdido la sensibilidad, fruto de las familias desestructuradas y centros educativos con sabor a chocolate ideológico.

Nuestra democracia sólo será fuerte y auténtica cuando eliminemos esta retahíla de vidas incongruentes y esto no lo hará un dirigente o un partido redentor, sino una sociedad fuerte y consciente de sus derechos. Hoy por hoy, sin duda, debe venir un milagrazo de los fuertes.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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