Opinión

La Europa laica

Hoy martes 3 de septiembre, como tiene por costumbre en su hacer divulgativo, la prensa del "País", "la voz de su Amo", por aquello de "entre col y col…lechuga", vuelve a dar un rejonazo ideológico de mil pares sobre el laicismo. Son muchos los que no se enteran o no lo desean que el concepto de libertad conlleva acercarse cada uno a la sombra que más le cobija, todo lo contrario, les encanta aquello de "por mis pistolas, sí o sí, vienes a mi sombra y, por tales carriles es por donde hoy se desea llevar al ganado humano de España, al de Europa. Otros, los de la tolerancia, los del buenismo, se les da muy bien la otra acera: una vela a Dios y otra al diablo, así, quedo a bien con todos. Nada más lejos de la realidad.

La Europa secularizada tiene más miopía de lo creía hasta ahora respecto al fenómeno religioso. Estos días atrás, el Obispo de Orihuela Alicante, Mons. Munilla ha dejado claro a su mundo cofrade algunas cuestiones que han saltado chispas y ello nos ha hecho pensar en aquel dicho "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". No nos importa quemar catedrales góticas de primera división en Francia como la de hace pocos días, no nos importa, aunque ello conlleve destruir verdaderas obras de arte. Toda una sinfonía de insensatez, de falta de libertades y de relativismo cultural. Así está el patio europeo. Más aún, no nos importa ir de la mano de un partido político anticristiano si ello conlleva un claro acercamiento al poder o un gran medio de comunicación, también cristiano, y que gracias a dar la cara por "tal partido" llena sus arcas de doblones de oro. El desaguisado está en la mesa.

Muchos son los que piensan que el olvido de la religión es un signo de progreso y que cuanto más se la confine a la esfera privada, mejor. Pero basta la demografía para desmentir la idea de que vamos hacia un mundo secularizado en el que la religión contará cada vez menos. Las zonas del mundo con más crecimiento demográfico, excepto Europa, son también las más religiosas. Las religiones con muchos creyentes en países de desarrollo, con altas tasas de natalidad y mortalidad infantil, son las que más se expanden y las que hoy por hoy nos dan sopas con hondas.

Para entendernos con el resto del mundo, hacer negocios y coordinar políticas de gran calado, Europa no debe perder de vista que la religión es un factor social influyente en muchos países, factor que hay que entender y valorar. La incultura religiosa no ayuda para nada. El Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos bien que lo ha entendido hasta ahora. Lo de comprender sus culturas lo tienen muy claro y, sin embargo, Holanda es una de las sociedades más secularizadas del mundo y vienen a decir que "corremos el riesgo de tener un sesgo secular y de carecer de cultura religiosas". Amplitud de miras, sobre todo.

Ante esta necesidad de cultura religiosa y la falta de olfato de la prensa española antes mencionada, todo nuevo gobierno socialista , la oposición del partido popular y los licuados del partido verde aceituno, los tres en definitiva, la mayoría de sus órbitas y sus mosqueteros, de una manera u otra siguen deseando expulsar los conocimientos religiosos de los diferentes planes de estudios como si pudieran contaminar las mentes de sus alumnos. Al menos: eso da la impresión.También se omite cualquier formación sobre el hecho religioso, como no sean algunos tópicos como los ya repetidos de la Inquisición o Galileo. Estos días Almodóvar, en el festival de Venecia lo está demostrando con la película que lleva entre manos.

El resultado está siendo generaciones que además de ser incultas en esta materia, piensan los pobres que esto es lo moderno. Cuando estos jóvenes sean profesionales o intenten establecer relaciones comerciales y culturales con gentes de otros continentes van a descubrir que no basta saber hablar inglés.

Para comprender otras culturas, entre otras, el hecho religioso hemos de tenerlo en cuenta. De este modo se previenen los enfrentamientos que tantas veces surgen del desconocimiento del otro. Más aún, hasta podremos ir a un Museo y poder entender tantos lienzos que están a la vista y que muchos no entienden. En definitiva: la ignorancia ni es moderna ni es laica.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz