Opinión

Elecciones europeas campestres

Los mundos agrícolas, ganaderos y pesqueros se frotan las manos ante la nefasta UE que ha hecho a nuestros empresarios y jornaleros, en las cosas del comer, un verdadero despropósito. Las elecciones europeas están ahí y presentimos que los tecnócratas de Bruselas lo tienen bastante tiznao. La eficacia y la competencia de las organizaciones agrarias que, de forma democrática han usado su derecho de protesta, con muy buen tino, sin duda alguna han estado a la altura de lo que se esperaba y siempre secundados por toda la población. Todo lo que se vea fuera de lugar al respecto, sencillamente podría denominarse "miradas miserables".

La Comisión Europea ha reconocido haber legislado en tales temas de medio ambiente con inevitables consecuencias sin contar para nada con la participación de los agricultores. La Ley la Restauración de la Naturaleza se ha colmado de grandes errores al igual que tantas otras leyes impuestas desde sus despachos sin conocer de manera alguna estos mundos campestres y otros tantos que, en vez de asesorarse por personas cualificadas se han dejado llevar por los ilustrados de turno. Contemplen leyes que han salido en torno al mundo animalista, los derechos fundamentales hacia la muerte de los niños no nacidos u otras cargadas de insensateces que nos llevan a pensar en la tontuna de la histórica "Torre de Babel".

Digamos así que, de hecho, las leyes del mundo del sector primario han sido rechazadas por una amplia mayoría cuando el pueblo ha salido a la calle y los gurús han sentido temblores de todo tipo. Se ha conseguido volver a poner las tontunas de los señoritos de Bruselas, sus exageraciones y precipitaciones en el lugar que le corresponden. Ello supone volver a poner en candelero temas tan masacrados como la suficiencia alimentaria, la caprichosa y deleznable ola del proteccionismo, revisión de los tratados comerciales y entradas desde otros países lejanos en productos muy inferiores a los que normalmente se cultivan en Europa.

Es notorio que las demostraciones y reivindicaciones del mundo productivo rural han ayudado a propiciar un paulatino cambio de rumbo, un reconocimiento de errores y exageraciones, y una adaptación a la nueva situación mundial que inevitablemente marcarán las próximas elecciones europeas. La UE ha tendido a girar en los últimos cuatro años allá donde lo que debería ser normal, Bruselas lo ha volcado en ser contraproducente y fuera de lugar: sea lo que sea. Admitamos, sin embargo, que podemos ayudar con nuestro voto en junio para tener una más y mejor Europa. La población europea tiene el poderío de impedir que lleguen al poder los que desean hundir el mundo occidental sea desde el área que sea. Lo importante es para muchos de ellos hacernos vivir en un mundo de sobresaltos.

¿Vamos a dejarnos en que nos conviertan en auténticos náufragos agarrados a eslóganes populistas con cabezas repletas de serrín? El mundo humanista cristiano no está dispuesto a eso ni a nada que se le parezca. La sensatez del europea de a pie, hoy por hoy, está a mejor altura y con más dignidad mental que los secuaces bandoleros que andan por las tierras de los colegas de Puigdemont.

MARIANO GALIÁN TUDELA

Presidente Regional de Valores

Región de Murcia

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