Son muchas las leyes que nos protegen y velan por nosotros. Ya no estamos en una dictadura donde no podíamos ni toser, no teníamos derechos. Todo estaba prohibido, la huelga, el divorcio, los sindicatos, los partidos políticos (excepto la Falange Española), la libertad de expresión, los medios de comunicación (excepto el del régimen). Solo existía un informativo que ofrecía un parte en la Radio Nacional de España, absolutamente manipulado a favor del régimen. Existían unos censores que eran los encargados de decidir qué información se daba y qué ideas se hacían públicas. Entonces los periodistas de la época aprendieron un nuevo método que consistía en escribir entre líneas, pero siempre con el miedo instalado en su mente, porque en cualquier momento alguien podía aparecer en su casa y llevárselo preso. Entonces se decía que España no estaba preparada para la democracia. No se pudo ver según qué tipo de películas en nuestro país hasta que falleció Franco, mientras que en Francia o en Italia disfrutaban de la música, del cine o de la lectura. Aquí estaba instaurada la más absoluta mediocridad y si alguien apuntaba maneras, e intentaba crear algo distinto, era apartado enseguida.
Hoy, 45 años después nos encontramos en un estado de derecho, pero ese olor a viejo parece que está aún presente porque algunos creen estar viviendo en esa época ya pasada y vergonzosa para nuestro país. ¿Vivimos en una auténtica democracia? A veces creo que no. A pesar de las leyes que están ahí para protegernos y velar como decía al inicio, todo está muy reciente en nuestra historia y en nuestras mentes. Para mí todo quedó atrás, como una pesadilla de la que te despiertas aturdido, pero otros aún creen que estamos bajo un régimen autoritario, donde lo controlan todo y el resto debe acatar porque las represalias serán nefastas.
Nuestra Carta Magna reconoce el sufragio activo como un derecho de la persona y según este, todos los españoles son admisibles a los empleos y cargos públicos. Pero, ¿Por qué hay tanto miedo en Ceuta a que aparezcan nuevas formaciones? Aquí es donde vuelvo a insistir en ese hedor que se desprende en ciertos lugares y es que ninguna ley supera la existencia humana. El miedo instaurado durante el régimen debió desaparecer con el mismo, pero aún lo hay. Da miedo a presentarse a unas elecciones porque las zancadillas que uno se encuentra en el camino pueden llegar a generar ciertos peligros que a muchos les generará dudas de si seguir o no, pero de cobardes nunca o casi nunca se ha escrito y no hay que dejar que a uno le arruinen un sueño por mucho miedo que pueda dar. Porque gracias a la valentía de algunos, se han hecho posible esos cambios que todos queremos.
A los ciudadanos hay que animarlos a que apoyen a estos intrépidos que van contra viento y marea, porque se lo juegan todo, su trabajo, su familia, su reputación y hasta su salud. Nadie está libre de caer en los tentáculos de los que mecen la cuna.
José Antonio Carbonell