A estas alturas el pueblo murciano sabrá que este año de 2022 ya tenemos una nueva Cofradía dispuesta a salir por las calles de la capital del Segura en 2023. Ella es la Cofradía Eucarística del Santísimo Cristo de la Providencia y María Santísima de la Súplica. Tan solo lleva unos meses de vida pero ello no resta para que sus inicios lleven vientos a su favor aunque, ya metidos en la Navidad, para estas fechas, se supone se realizará lo que medianamente se pueda. Aquellas cofradías con años en el oficio ya lo tendrán todo bien atado para que alrededor de la Navidad surjan actividades muy galantes alrededor de sus diversos mensajes. Desde hace aproximadamente un mes soy cofrade de la misma y como deseo poner mi granito de arena en torno a esta Navidad desde esta Cofradía, siendo mi primer año cofrade, a la hora de desempolvar el nacimiento en casa, pensando en el hoy y en el mañana, me he permito hacer unos breves pensamientos mientras que he ido realizando el montaje y el gustazo de hacer un buen belén, pero esta vez como cofrade.
Sabrán que un buen belén debe tener una buena estructura que lo mantenga y sobre ella se asentarán los grandes misterios de lo que nos hablarán las distintas imágenes salzillescas. Todo está preparado y definido y, con la cabeza en la Cofradía, me cabe pensar que la estructura de una buena Hermandad debería ser la formación que han de recibir todos los cofrades, la Caridad que han de vivir y el culto público, litúrgico, que hemos de rendir a Dios en nombre de nuestra Madre la Iglesia. También supongo, así lo he pensado , cuando he puesto las patas de la estructura que, en ellas mismas están las Reglas fundamentales de nuestra Cofradía, significando que son ellas los diversos esfuerzos para llevar el espíritu cristiano a la sociedad.
Tales patas las he ensamblado con la cola de la "libertad", pues sólo desde la libertad podemos amar y obedecer y, no existe mayor expresión de libertad que la obediencia: a la Iglesia, al Santo Padre y a sus pastores, sobre todo, por los momentos que estamos pasando. Los tablones sobre las estructuras he pensado que eran las diversas virtudes humanas que hemos de llevar: fortaleza, trabajo, lealtad, sinceridad y tantas otras. Ellas serán las que nos deben sostener el edificio de nuestra vida espiritual. Ya, con una estructura bien consolidada, empezamos como los críos a poner los montes de corcho, el río, el desierto junto a las diversas figuritas que nos acompañarán y a las que tenemos que llevar la alegría de Dios hecho hombre con el buen criterio de nuestro ejemplo y formación espiritual recibida.
Por fin el agua del rio ya empieza a correr. Ahí tenemos el agua de la Caridad que se derrama generosa por fuentes y ríos, terminándose en un remanso de espacios serenos a los que acuden todos a descansar sus cuerpos y lavar sus almas a través de la Confesión. Empezamos a diseñar nuestros horizontes de esperanza. He pensado por un momento que ella, la esperanza, siempre se ha abierto en un gran campo amplio, otras las adivinamos a través de cuevas y desfiladeros que parecen abatirse sobre nosotros; pero que siempre encuentran salida hacia horizontes luminosos. Pero no he de descuidar el apartado de la Fe mientras que sigo haciendo mi belén.
La Fe ilumina cada rincón de nuestra vida, cada rincón del belén que ando poniendo. En ocasiones el Nacimiento entero se queda a oscuras, sin más luz que un triste farol que anda moribundo; pero poco a poco, tal farol que nunca se apaga del todo, está acompañado por un suave resplandor de fondo que va creciendo hasta llenar de luz y relieve a todo el Belén, a sus paisajes, ríos y a cada una de las figuras que he ido colocando. ¡Casi todo preparado!
Sólo queda poner a la Sagrada Familia. Los saco del estuche del corazón de cada uno de los cofrades, los coloco con mimo y cuidado y con la misma inocencia que cuando éramos niños y, así, la Tierra recibe la irrupción deslumbrante de lo divino en la vida ordinaria de cada uno de los de esta Cofradía y lo que hasta ese momento había sido un secreto, solo conocido por María y José. Ahora ya es una realidad admirada por todo el que se acerque con corazón limpio.
"Señor, eres aún muy pequeño, apenas acabas de nacer, ¡ pero puedes tanto y tengo tanto que pedirte! De niño a Niño: en tus manos pongo mi familia, mi Hermandad, mi trabajo, mi ciudad, mi país y todas las ilusiones, limpias y nobles renovadas cada año ante el Misterio entrañable. También las penas, preocupaciones, ausencias, soledades".
La Sagrada Familia te da las gracias por tu esfuerzo y tu cariño en el montaje, porque este Nacimiento del que os hablo empezamos a construirlo el día de nuestro bautizo y lo terminaremos cuando el Niño te invite a entrar en el Portal; pero allí no estarás sólo, te encontrarás con las viejas figuritas que te precedieron y te encaminaron hacia el Pesebre, para cantar con ellos un villancico eterno. Atrás están las que tú has ido colocando y orientando hacia el portal, que algún día se incorporarán también a ese coro eterno de campanilleros.
Ha sido un honor hacer este año el Belén siendo mi primer año de Cofrade en el Nacimiento de esta magna Cofradía.
¡Feliz Adviento, Feliz Navidad y Feliz 2023!
MARIANO GALIÁN TUDELA
Cofrade del Santísimo Cristo de la Providencia y María Santísima de la Súplica.