Opinión

Desempolvando un museo: Europa

Estamos de lleno en la Semana dedicada al mundo de los Museos y qué mejor la propia Europa como un auténtico museo para desempolvarla. Si miramos desde el cielo de Europa la Noche de los Museos, seguro que relucirán de una manera especial los de Atenas, Ciudad del Vaticano, Ámsterdam, Paris, Roma y Madrid , ellos son seguramente los que más relucen y no se han salido de la Hoja de Ruta para lo que fueron levantados en su momento. Ahí están: esperándonos y dando fe de la historia de nuestro andar en la tierra.

Los logros históricos de la vieja Europa, mirados fríamente, son verdaderamente espectaculares pero con el tiempo, la hemos dejado de lado y el polvo, junto a telarañas se han ido haciendo dueñas del protagonismo que proclama Europa, lo que hoy dice llamarse Occidente (mucho más que Europa). La Noche de los Museos, noche mágica, para unos será un recorrido casi por sus entrañas y, para otros, seguimos andando y estudiando cómo con paciencia , desde la UCI , la oxigenamos y, lo mismo, en algunas generaciones siguientes hasta es posible que vuelva a resucitar. Así estamos; nada de pesimismos pero sí esperanzados en un nuevo resurgir.

Pensemos por un momento que a nivel global, como hoy hemos de mirar, Occidente anda muy lejos de "la realidad que nos debería contemplar". Un buen amigo español, profesor universitario hoy día en tierras de Asia, me comentaba que los lugareños ya miraban a nuestro continente como "algo que fue" y, no hace mucho, Nadia Calviño, presidenta del comité monetario del FMI en Washington, ante 139 representantes de países del mundo le hicieron ver con obras y palabras lo mismo de lo que les hablo ahora mismo. La falta de grandes líderes en Europa y no saber tocar de qué está hecha la tela europea , con el tiempo ha pasado de gloriosa a mustia. Duela lo que nos duela así está el Museo de nuestro querido Occidente.

Estamos visualizando un auténtico Museo gigantesco de unos 765 millones de habitantes, empolvados de gallos elegantes y falta de miradas solidarias de unos para con otros, junto a una flaca fortaleza de los países miembros y, por supuesto, un no desear mirar para nada al mundo desde donde proceden, mientras buscan modelos más productivos y menos especulativos y, aún no se dan cuenta que a los europeos no nos une el bolsillo. Hay cosas mucho más altas que ello. El euro ha sido un éxito que viva entre nosotros, pues es un modo de lograr que los europeos estén algo más cerca unos de otros, siguiendo la lógica de la libre circulación de personas. Pero el euro, por sí solo, no hace la Unión. Si solo defendemos intereses económicos y políticos, no subsistirá. De seguir así ellos serán unos de tantos que forzarán a que esta civilización occidental se vaya de paseo.

La crisis que padecemos tiene efectos demoledores sobre las economías y las familias, pero puede tener también un papel catalizador de las mejores energías de los europeos, que tenemos que afrontar estos males con imaginación y creatividad en la búsqueda de respuestas novedosas. Además de la crisis de valores, más importantes que la económica, existen crisis de innovación. Demasiados burócratas, desilusiones y adormecimiento donde no existe creatividad alguna y, hasta la fecha es incapaz de movilizar a sus gentes.

¿Está dispuesta la mediocre Unión Europea a invertir en fundamentos e ideales comunes más allá de las finanzas y economías?

No estaría mal que en los Museos, para dicha Noche, apareciesen los grandes libros liberadores del postmodernismo que nos abruma. Dostoievski, Cicerón, San Agustín, Homero y Platón, Séneca, Dante y Cervantes, Antonio Machado y Ana Frank, Dickens, Jane Austen, Miguel Delibes, ellos, junto a las grandes bellezas serían un pack completo de verdad y belleza, pues se sospecha, igual que Steiner, que la fuerza de muchos escritores detallados, la buena música de Vivaldi y Mozart andan hablando de lo mismo en el momento exacto que las palabras e ideologías fracasan enormemente.

Europa es un gran proyecto que debe ilusionar y despertar de nuevo a nuestra ciudadanía, a otros líderes distintos a los actuales. Supone un reto arrollador pues lo que necesita son ideales mucho más altos y mejores, de excelencia y sublimes. ¿Dónde está la Europa Creativa que nos han vendido hacia el talento y las artes? Adenauer, Monnet, De Gasperi o Schumann creo nos siguen mirando perplejos ante tanta torpeza, aún así, seguimos esperanzados, siempre que sean capaces de superar con creces las distintas esclerosis múltiples que andan por el Parlamento Europeo. Mientras, a las puertas de La Noche de los Museos", tendremos que seguir poniendo una foto empolvada y mugrienta de lo que hoy desea llamarse Unión Europea. "Que la suerte les acompañe".

Mariano Galián Tudela

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz