La caradura de algunos de los actuales vividores de la política murciana, su desfachatez y cinismo, parecen no alcanzar nunca su cuota en sus límites, pues se triplican, el que ahora mismo está en el candelero, el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo del PP que como muchos otros se quedará en el camino político viviendo del cuento durante toda su vida, si antes no lo remediamos los ciudadanos, los que tenemos el poder de elegir a quien queremos y a quien no.

Es uno más de estos que van saltando de un cargo a otro, para que de esta forma tener sus espaldas cubiertas. Al parecer a Antonio Luengo le parece poco el privilegio que tiene vivir a costa de nuestro dinero que es público, ya que supuestamente es uno de los receptores de ayudas para guarderías otorgadas por el Ayuntamiento de San Javier, donde fue Concejal de Urbanismo hasta el año 2017, este señor (por llamarlo de alguna forma) emite una nota a un medio donde dice que " además de consejero del Gobierno Regional soy padre de familia numerosa y estoy en las mismas condiciones que el resto de vecinos de San Javier, en igualdad y con la mayor transparencia". Declaraciones que no tienen desperdicio alguno.

Por lo visto este dirigente político ve insuficientes los chollos de los que disfruta porque quiere más y más, mientras la sociedad murciana tiene que cargar a sus espaldas con esta situación de pandemia a base de impuestos, sufriendo al comprobar como cada mes su poder adquisitivo sigue menguando. Veremos si la oposición levanta la voz contra el abusivo privilegio que ha tenido Luengo y pide primero su dimisión y luego exige que devuelva el dinero de ayudas que le dieron para guarderías.

Por desgracia, y para vergüenza de este país, Antonio Luengo se suma a la lista numerosa de caraduras que implican a altos cargos de diversos partidos, que creen que lo que cobran es poco. Lo que les tiene que quedar claro a este tipo de dirigentes es que debería ser un honor para ellos poder tener voz y voto gracias a que los ciudadanos en su día depositaron su confianza en ellos.

Demuestra cinismo.

"El político debería saber el precio de la honradez e ignora su valor"

José Antonio Carbonell Buzzian