Opinión

"Cambios necesarios", por José Antonio Carbonell

En estos últimos 20 años todo ha experimentado importantes cambios, pero hay lugares en los que parece haberse detenido el tiempo al quedarse anclados en el siglo pasado. Un ejemplo claro es la Administración y concretamente todos los centros educativos.

Hay que adaptarse a los nuevos tiempos, pero la figura del Ordenanza se atañe al año 2001 donde sus funciones aparecen reflejadas en la Orden de 27 de julio de este año de la Consejería de Economía y Hacienda. Esta norma dice que les corresponde la vigilancia y custodia del centro: controlarán los puntos de acceso a las dependencias, incluidos los exteriores al inmueble.

Un Ordenanza no tiene autoridad alguna fuera del centro, ya que es vía pública. Esta competencia recae sobre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o en su defecto al personal de Seguridad Privada, encargado de realizar rondas perimetrales. Por lo que las Consejerías deben actualizar esta Orden ya obsoleta, de inmediato.

Por otro lado los Planes de Autoprotección que incluyen a los Planes de Emergencia no pueden recaer tampoco en personal docente, tal y como pasa actualmente, ya que carece de los conocimientos y aptitudes necesarios para llevarlos a cabo. Un técnico competente en esta materia es el idóneo para desarrollarlos, como es el Director de Seguridad acreditado por el Ministerio del Interior. 

Tampoco debemos olvidar ni obviar que son muchos docentes los que padecen en sus propias carnes la ira del alumno descontento o agresivo sufriendo agresiones graves en muchas ocasiones. Debido a que no se considera el introducir a personal cualificado, los alumnos conflictivos campan a sus anchas traspasando esa línea dejando claro quien tiene la batuta en momentos violentos.

Un Departamento de Seguridad que se encargue de gestionar todos los centros educativos dependientes de la Consejería de Educación y Universidades, sería una solución idónea para frenar estos actos, ya que puede actuar tanto dentro como fuera de estas instalaciones.

Un recurso de gran ayuda en los recreos, porque son los propios Conserjes u Ordenanzas los que deben "pelear" hasta que llega el profesor encargado ese día de esta misión, para impedir que los menores de edad abandonen el centro, ya que las normas internas no funcionan todo lo bien que deberían porque sólo pueden salir los que presentan una tarjeta de color verde y por un lado o no la llevan y por otro, pues sencillamente el centro aún no se las ha facilitado.

Lo que queda claro es que se intenta responsabilizar a una persona que no cuenta con las herramientas necesarias para desarrollar su trabajo con destreza y no hay que olvidar que en estos centros tan numerosos en alumnado (mil alumnos) los padres se marchan tranquilos pensando que sus hijos están controlados en todo momento, pero quedan muchos flecos sueltos, con los que el propio trabajador tiene que batallar y sin éxito en muchos casos.

Sin querer desmerecer pines parentales ni otros inventos que saldrán seguramente en breve, todos deberíamos dar prioridad a la seguridad de nuestros hijos realizando simulacros que de verdad supongan un adelanto y un conocimiento real a la hora de actuar en caso de necesidad y no realizarlos porque desde arriba se les obliga y para cubrir expediente se realizan sin que nadie aprenda nada, debido a que no se les da la importancia que tienen. Debemos tener presente que lo que no ha ocurrido en 15 años puede ocurrir en cualquier momento. Tal y como dijo Edward Murphy: "lo que pueda salir mal, saldrá mal". 

José Antonio Carbonell 

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz