La provincia de Mendoza en Argentina es conocida como la tierra "del sol y del vino". Es una de las provincias más bellas y atractivas del país. Se encuentra ubicada en la región de Cuyo, a 1.000 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
Al llegar a la ciudad de Mendoza en avión, esta hermosa tierra nos ofrece un preludio desde el aire de lo que estamos por descubrir: la mítica cordillera de los Andes. El territorio de la provincia se encuentra compuesto por un gran desierto, así como también por valles y montañas. Hacia el oeste, se encuentra la zona montañosa andina que ocupa casi la totalidad del territorio provincial.Esta es la zona donde tiene lugar mi experiencia en Mendoza, en el llamado circuito de "alta montaña". Durante el recorrido, visitamos muchos lugares históricos, todos de una belleza natural única y cuyo denominador común es la majestuosa cordillera de los Andes, la más larga del mundo, extendiéndose 8.500 kilómetros desde Venezuela hasta Argentina.
El circuito hacia los Andes inicia temprano cuando nos pasan a recoger por el hotel. Nos espera un día con muchos lugares por descubrir. Es un recorrido de aproximadamente 290 kilómetros a través de la Ruta Internacional 7, la cual une Mendoza con Chile. Es una ruta importante no solamente en términos históricos y económicos, sino que también por sus asombrosos paisajes. A medida que nos alejamos de la ciudad varios kilómetros por la ruta 7 y, luego de atravesar zonas de chacras y viñedos, llegamos a Potrerillos, nuestra primera parada.
Nos detenemos al costado de la ruta donde hay un mirador que nos permite apreciar el lago artificial formado por el dique. El embalse de Potrerillos tiene unas 1.500 hectáreas de superficie. Se trata de un gran espejo de agua de tonalidades turquesas y es el responsable de regular los caudales del río Mendoza, generando el 20% de la energía anual que produce la provincia. Su nombre se debe al pequeño pueblo de Potrerillos, el cual se ubica a 10 kilómetros del embalse. Es un lugar ideal para practicar deportes acuáticos de viento como el kitesurf, así como también kayak y rafting. Es hora de continuar el viaje.
Luego de avanzar 40 kilómetros, llegamos a la localidad de Uspallata. Este pequeño pueblo es la puerta de entrada a la espectacular cordillera. Se caracteriza por estar en medio de un hermoso paisaje de colores cambiantes y formaciones montañosas muy variadas. El valle de Uspallata fue el escenario donde se filmó la película "Siete años en el Tíbet", protagonizada por Brad Pitt. Esta localidad no solamente es atractiva por sus paisajes, sino que también lo es por su historia.
Durante la época prehispánica, antes de la presencia de los incas en estas tierras, la zona fue escenario de la ocupación indígena Huarpe, así como también jugó un rol muy importante durante el cruce de los Andes, ya que aquí se reunieron las tropas del Ejército de los Andes del General San Martín, quienes marcharon por uno de los pasos cordilleranos hacia Chile en el año 1817.
Continuamos nuestra travesía a través de la ruta, pasando las villas de Picheuta, Polvaredas, Punta de Vacas y Penitentes. A medida que avanzamos, vislumbramos el cerro Aconcagua, el cual aparece y se esconde a través de las montañas. Al costado de la ruta, observamos las vías del mítico tren "Transandino", que cruzaba los Andes, uniendo Mendoza con Chile. Hoy solamente quedan las vías. El tren estuvo activo hasta 1979.
La próxima parada es Puente del Inca, ubicado a 2.720 metros sobre el nivel del mar. Se caracteriza por extrañas formaciones naturales y aguas termales, así como también es posible ver las ruinas del primer hotel termal, construido en 1917 y destruido por un alud en 1965. El lugar fue visitado en 1835 por el naturalista inglés Charles Darwin, quien llegó a Mendoza desde Chile. Todos los estudios geológicos que realizó a su paso por Puente del Inca fueron registrados en su diario "El viaje del Beagle."
El puente fue moldeado por el accionar del río Las Cuevas. Alrededor del lugar hay varias tiendas de artesanías y venta de productos típicos de la zona, los más característicos son los objetos petrificados por la cobertura de las sales de las aguas que surgen de la tierra. Según los lugareños, la técnica es sencilla: sumergen en las aguas ferruginosas cualquier cosa (zapatos, botellas, juguetes, etc.) y tras pasar varios días estos quedan petrificados y adquieren un color amarillo ocre que los distingue de cualquier otra artesanía.
Continuamos nuestro recorrido 2 kilómetros hasta llegar al Parque Provincial Aconcagua, el cual es uno de los más extensos en Argentina con una superficie de 65.000 hectáreas. Aquí se encuentra lamayor cumbredel continente americano, el Cerro Aconcagua, de 6.962 metros de altura sobre el nivel del mar. A medida que avanzamos por el sendero para dirigirnos hacia el mirador, observamos la cima, la cual resplandece con sus nieves eternas.
El guía nos cuenta que, si bien el Cerro Aconcagua es la estrella del lugar, también el sitio es importante debido a los restos arqueológicos que se hallaron aquí. En 1985, un grupo de andinistas mendocinos que exploraba la pared sur, encontró restos de un niño inca de 8 años, sacrificado y depositado allí hace más de 500 años. Se conoce este hallazgo como "la momia del Aconcagua". Hace más de 500 años, antes de la llegada de los conquistadores españoles, todo el actual territorio de Mendoza formaba parte del Imperio Inca.
La palabra "Aconcagua", como la mayoría de la toponimia indígena, ha generado polémicas en cuanto a su significado en español. La concepción más conocida proviene de la lengua quechua (Akon Kahuak) que significa "Centinela de Piedra", sin embargo, en la lengua Aymara los vocablos (Kon Kawa) podrían ser traducidos como "Monte Nevado." Dentro del parque, también visitamos el Valle de Horcones, el cual está ubicado a 2.950 metros de altura sobre el nivel del mar. Es un recorrido de casi dos kilómetros que recorremos en una hora. Los paisajes que observamos son milenarios, ya que todo este valle estuvo cubierto durante sucesivos períodos por glaciares de grandes dimensiones. La laguna glaciaria de Horcones, a 2.950 metros sobre el nivel del mar, se alimenta de las aguas de deshielo del cerro Tolosa.
Regresamos al vehículo luego de haber caminado casi dos horas por el Parque Provincial Aconcagua para emprender nuestro último tramo del recorrido, antes de llegar a nuestro destino final: El Monumento Cristo Redentor de los Andes. Nos dirigimos hacia el pequeño pueblo de Las Cuevas, ubicado a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Es el último poblado de Argentina antes de llegar a la frontera con Chile. Se encuentra enclavado entre los cerros Tolosa (5.432 m) y Navarro (4.547 m).
Entre sus atractivos se destacan sus pequeñas casas de estilo escandinavo, hechas con troncos y piedras. Las principales construcciones fueron realizadas durante la década del 50. Hoy ofrece un hostal para aquellos que deban pernoctar en el lugar, pero la mayor parte de las viviendas están abandonadas.
El Monumento Cristo Redentor de los Andes está ubicado en el punto que divide la frontera entre Argentina y Chile. Se encuentra emplazado a casi 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Llegar allí, es una aventura, ya que el camino es muy sinuoso y angosto. A medida que vamos ascendiendo, notamos que estamos en el corazón de la cordillera de los Andes. Las vistas son extraordinarias. Luego de recorrer 9 kilómetros por un camino de tierra, llegamos a la cima.
Esta escultura se levantó en el año 1904 para conmemorar el fin de una disputa por los límites fronterizos entre chilenos y argentinos.Hoy en día se lo considera un símbolo de paz entre los dos países. Observamos una placa muy significativa que dice: "Se desplomarán primero estas montañas antes de que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor".
Desde aquí, en lo alto de la cordillera, contemplamos los cerros nevados, algunos con glaciares en sus cumbres. Hace frío y hay mucho viento. Nos dirigimos a uno de los puestos que se encuentra en el lugar para disfrutar de un chocolate caliente, antes de regresar a la ciudad de Mendoza.
Al emprender nuestro regreso, es inevitable no pensar en todos los lugares que visitamos. Ha sido un día largo, pero muy bello, no solamente por el día soleado, sino que también por todos los sitios que hemos conocido.