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Sigüenza, un museo que hay que cuidar, disfrutar y valorar

Sigüenza, además de museo, es, por su historia y patrimonio cultural, en sí misma, la mejor obra que se ha legado a los seguntinos, para solaz de la humanidad

La tarea de un museo es cuidar cada obra de arte, ponerla en valor, y, dar la oportunidad de poderla disfrutar al gran público general. Sigüenza es un sorprendente contenedor de obras valiosísimas de arte y, a su vez, ella misma, brilla como singular obra maestra, al haber sido la promotora de todas y cada una de estas obras que atesora y que no sólo pertenecen a los propios sino a la entera humanidad. De ahí nace el convencimiento y empeño en cuidar esta ciudad, poner en valor su potencialidad, para poder ofrecerla y disfrutarla como merece. Es evidente que no es una tarea ya conseguida, y, que todo esfuerzo parecerá poco en este empeño, pero ya, de momento, este empeño no es poco esfuerzo encaminado a conseguirlo.

Así pues, los museos de la Iglesia vienen colaborando para hacer de este empeño una consecución real, desde el Museo Catedralicio, que da la oportunidad de disfrutar de tantas obras maestras atesoradas por esta Catedral, que de otra manera permanecerían ocultas, al Museo Diocesano de Arte Antiguo en su empeño por recuperar su propia sede, el palacete renacentista de los Gamboa, los arcos nazaríes de la casa-palacio del obispo Juan González de Grajal (†1416), y, otras muchas obras artísticas que proceden de los edificios eclesiásticos de esta ciudad.

Junto a ellos, se debe nombrar la labor de tutela y conservación tanto del patrimonio material como inmaterial que se viene realizando en el Centro de la Vihuela y la Guitarra española de José Luis Romanillos en la casa-palacio del Doncel, junto con la colección particular de la familia Santos, y, la exposición permanente sobre la fábrica de alfombras de la familia Toro. La Exposición Permanente de las obras ganadoras del concurso de pintura Fermín Santos en la Ermita de san Roque. El Museo Etnológico en el Palacio de Infantes, colección particular de los Hermanos Josefinos. El Museo de las Cofradías de la Vera Cruz y del Santo Sepulcro en la Ermita de la Orden Tercera. El Centro y Museo Apícola de Sigüenza. El Museo del Herraje en Palazuelos, pedanía de Sigüenza. Y cómo no, el tan deseado Centro de Interpretación del Románico provincial en la Iglesia de Santiago.

Por si no quedara claro que la propia Sigüenza es un museo al aire libre en sus plazas, travesañas, calles y callejas, el Museo del Prado acaba de desembarcar en su Plaza Mayor, llenándola con los vivos colores de su exposición El Museo del Prado en Sigüenza. Por tanto, mientras se ocupan de cuidar y poner en valor esta ciudad, este verano hay que disfrutarla.

Miguel Ángel Ortega Canales.

Director del Museo Diocesano

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