Desde la Transición, España ha conocido una época estable y de progreso gracias a la Monarquía, aunque desde hace aproximadamente 15 años, esta Monarquía se ve atacada desde varios frentes derivados de la izquierda política, y consecuencia de estos ataques y desprestigio, España ya no progresa, involuciona.
La razón de un cambio de régimen, que lo propugna esta izquierda tan rancia, no puede obedecer a errores atribuibles a la persona que lo encarna, ya que de otro modo… ¿la república que se nos propone permitirá que se plantee suprimir la institución si se da el mismo caso?.
Cuando se proponen cambios sustanciales, revolucionarios de tipo bolchevique, hay que explicar con claridad el cambio que se postula, ya que en el inicio de los hechos que están dando lugar a este debate hay distorsiones evidentes.
¡A España no le conviene una república! ¡Recordemos el fracaso estrepitoso de la I y II Repúblicas! Esa izquierda que pide este cambio, ni posee personalidad, ni ética, ni moral, y se caracteriza por una anacrónica hipocresía sublime! ¿Por qué la Monarquía ha de asumir las consecuencias que otros han rechazado aceptar? Siempre han existido tendencias ideológicas con marcada inclinación a derribar puertas que ni ellas saben a dónde conducen aunque creen saberlo.
¡No se puede propugnar una sustitución completa de la realidad presente ignorando el resultado completo! España es una democracia pacientemente consolidada, en ella nos hemos expresado en libertad, hemos convivido, y alternamos enfoques diversos.
La supresión de uno de nuestros pilares fundamentales, sin que haya fallado en su contenido institucional, no se haría sin un coste social cuyas consecuencias son imprevisibles.
¡Quiénes impulsan esta idea deberían considerar que pueda suceder algo inesperado por ellos! Por eso...
¿Monarquía o república? Siempre Monarquía... ¡Faltaba más!