De siempre me ha interesado la figura de Miguel Ángel Buonarroti, escultor, arquitecto y poeta italiano del Renacimiento, es una destacada figura en la historia de las artes plásticas, nació en 1475 y murió en 1564. Dejó para la posteridad una frase que me ha ayudado durante mi vida, y es la siguiente: “El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestra meta sea demasiado alta y no la alcancemos, sino que sea demasiado baja y la consigamos”.
En las distintas organizaciones que he colaborado, he estado en contacto con personas que les hemos ayudado a superar sus conflictos, otras de estas personas han tenido una enfermedad inevitable, y llevarlos a sus vidas el concepto de “esperanza” ha sido una experiencia difícil pero posible de realizar.
Decir SI a la vida en momentos difíciles no es fácil, pero cuando les indico que Miguel Ángel con sus 89 años era una persona que a pesar de sus dificultades seguía ofreciendo sus “valores” al mundo, algunas estas personas se quedan pensativas. No le importaba fracasar en sus máximos proyectos, lo que le preocupaba era en caer en trabajos mediocres y sobre todo no desfallecer ante los retos que le planteaban.
El creía en la esperanza de sacar su proyecto, lo visionaba en su mundo cognitivo, y le era fácil llevarlo a la parte material… era un genio. Cuando le planteaban un trabajo, en primer, lugar lo creaba en su mente, como por ejemplo su escultura de David que se encuentra en Florencia. El tamaño es majestuoso, el espíritu que parecía salir del mármol, fue un gran logro; de la mente al mármol.
Cuando hizo la exposición de la escultura, alguien le preguntó que como era posible el haber hecho esa obra tan magnífica, esa gran obra de arte, a lo cual respondió: “que en realidad David ya estaba en el mármol, él se limitó a quitar lo que sobraba para que éste pudiera salir a la luz”. Una elevada meta, sin duda.
Miguel Ángel creía en él, a pesar de sus retrocesos mentales y físicos, en el fondo me movía la esperanza de que acabaría lo que veía en su interior. El creaba para la humanidad, expresaba su amor a los seres humanos por medio de sus obras, pero lo más importante es el propio mensaje que le transmitía a las gentes de su alrededor: “Todos somos David, obras ya creadas, pero con mucha piedra alrededor que había que eliminar”. Todos tenemos historias que nos impiden ver lo que realmente hay dentro de nosotros; somos esculturas bellas ocultas por la maleza del día a día en nuestras vidas.
El consejo de Miguel Ángel es tan actual ahora como lo fue en su tiempo, más de quinientos años. No escuches nunca a los que intentan influirte con su pesimismo. Ten fe en tu capacidad para sentir ese amor que irradia a través del David y sus otras obras, en especial las de la Capilla Sixtina en el Vaticano. El amor, es tu contacto consciente con el artista que compartió en mismo espíritu universal de unidad contigo y con toda la humanidad.
Decía Einstein que “los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición en las mentes mediocres”.
Tener esperanza, esperar un tiempo mejor, es la mayor aventura del hombre y la mujer de hoy. Sé crítico. Posees esculturas, proyectos, sueños dentro de ti que, para llevarlas a la realidad, sólo tienes que trabajar en tu crecimiento personal, en quitar las hiervas y la roca que sobra de tu día a día. Seguro que lo conseguirás.
Miguel Cuartero
Orientador Familiar
Formado en Logoterapia por Asociación Española de Logoterapia – Madrid
Teléfono para consultas sobre familia y pérdidas significativas de forma gratuita: 688 935 000. Asociación Viktor Frankl Región de Murcia
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