Las olas de calor son cada vez más intensas, largas y frecuentes. Solo en los dos últimos meses, el calor extremo ha provocado 1.180 muertes en España, un 1.300% más que en el mismo periodo de 2024, según datos del Instituto de Salud Carlos III y la AEMET. La mayoría de las víctimas eran personas mayores o en situación de vulnerabilidad. En este contexto, la tecnología puede marcar la diferencia. Pero ¿cuáles son las funciones mínimas que debe tener para ser realmente útil?
La respuesta no está en lo sofisticado del dispositivo, sino en su capacidad para detectar riesgos, activar ayuda inmediata y mantener una supervisión constante sin invadir la intimidad.
Según expertos del sector, una tecnología eficaz para proteger a personas vulnerables durante olas de calor debe cumplir con al menos estas funciones:
Alerta inmediata en caso de emergencia, mediante botón SOS o activación automática.
Detección de caídas, inmovilidad o desmayos, frecuentes en golpes de calor.
Seguimiento de la rutina diaria y avisos ante cambios inusuales, como pasar horas sin moverse.
Geolocalización en tiempo real, especialmente útil en mayores con desorientación o trabajadores expuestos al sol.
Conexión directa con familiares o cuidadores, sin depender de apps complejas.
Diseño cómodo, intuitivo y no estigmatizante, que garantice su uso continuo incluso en personas reacias a la tecnología.
Autonomía energética suficiente, para no depender de recargas frecuentes, especialmente en zonas rurales.
"La tecnología solo sirve si realmente acompaña sin estorbar y se adapta al día a día de la persona. No podemos pretender que una persona mayor cargue con un dispositivo complejo o que un trabajador mire el móvil cada media hora para comprobar si todo está bien", explica un portavoz de Tecnovida, empresa española especializada en teleasistencia avanzada.
Un ejemplo real de aplicación es BIOCuidados, proyecto impulsado por la red COCEDER que utiliza el sistema Genus Care para supervisar a personas mayores en zonas rurales. Este sistema integra sensores, botón SOS y conectividad para detectar riesgos y mantener comunicación directa con familiares o cuidadores.
En situaciones de calor extremo, el riesgo para personas mayores y trabajadores expuestos aumenta notablemente, y la tecnología permite detectar estas emergencias en tiempo real.
"Durante el verano, notamos con los usuarios de los relojes Tracmi un incremento en las alertas automáticas por caídas o periodos prolongados de inactividad, lo que refleja claramente el efecto del calor extremo", explica un portavoz de Tecnovida.
Frente a un verano marcado por temperaturas extremas y con previsión de nuevos episodios de calor, se vuelve urgente repensar el cuidado desde modelos más preventivos, flexibles y apoyados en tecnología útil. No se trata de sustituir redes humanas, sino de reforzarlas.