Tanto si se ha elegido conscientemente ir en “modo avión” por la vida, manteniendo un perfil bajo, como si no se consigue visibilidad en el mercado profesional, se sugiere quedarse para leer este artículo.
Se ha tenido la oportunidad de hablar sobre la importancia de una buena oratoria con Jesus Ripoll y Raquel S. Arman, autores del libro superventas "Escuela de Conferenciantes. Cómo convertirte en un speaker de éxito” y fundadores de Helpers Speakers (la agencia líder en la representación de conferenciantes profesionales) y de la Escuela de Conferenciantes (pionera en España para formar a directivos y futuros oradores)
Jesús Ripoll comenta: “La oratoria es una de las manidas soft skills que de soft tiene muy poco, indispensable para ser un gran líder, negociar, persuadir a clientes potenciales y dirigirte a tu equipo. En algunas multinacionales ya no contratan a nadie que no sea capaz de comunicar con solvencia. No vale con tener un título enmarcado, admitámoslo, los masters están sobrevalorados. Saber comunicar, es tan esencial como saber leer y escribir, imprescindible en el día a día. No es necesario estar en un escenario para ponerlo en práctica, en nuestro día a día tenemos muchas veces el “foco” iluminándonos porque somos marcas, cada uno de nosotros”.
Raquel S. Armán, por su parte, opina: “Puedes ser el profesional mejor cualificado, pero si te limitas a tener un perfil bajo en las redes, tampoco aportas valor en conferencias, no concedes entrevistas en podcast, ni fomentas el networking…, formarás parte de ese inmenso grupo de profesionales invisibles y conformistas. Eso sí, si das un paso adelante, prepárate: cursos de oratoria, debate, teatro, mimo, vencer el miedo escénico, PNL, lenguaje no verbal…o todo esto junto como ofrecemos en nuestros cursos de comunicación de la Escuela de Conferenciantes de Helpers Speakers”
Es cierto que hay personas que, al escucharlas hablar, generan un rechazo instintivo. No importa lo que digan o hagan, ya que todas las alarmas se han activado y no lograrán convencer.
En la mitología griega hay un personaje cuyo efecto demoledor personifica esta situación. Se conoce como la “Maldición de Casandra”. Apolo, dios de la belleza (y, posiblemente, también del resentimiento), estaba encaprichado de la sacerdotisa Casandra, hija de los reyes de Troya. Para conquistarla, le concedió el don de la profecía, con el que iba a ser capaz de predecir el futuro. Quizás unas flores hubieran surtido mayor efecto, porque ella le hizo la cobra y el dios, al sentirse rechazado y con el ego bastante magullado, le echó una maldición gitana[...] bueno, griega, y tras escupirla en la boca la condenó con que nadie creería jamás sus advertencias visionarias.
Su última predicción fue advertir sobre ese enorme caballo de madera que apareció a la entrada del pueblo. Los efectos colaterales fueron dramáticos para Troya, como todos saben.
Lamentablemente, son muchos los descendientes de la malograda Casandra porque tienen los conocimientos, la experiencia, y las ganas de ayudar, pero nadie les presta atención. Ya pueden ser más sabios que un kilo de galletas de la fortuna, pero al no saber comunicar y conectar con la audiencia, producen más sueño que un coctel de somníferos.
“Efectivamente, nos confirman desde Helpers, lo estamos comprobando a diario, hay grandísimos profesionales pero, seamos sinceros, no todos saben comunicar. Tenemos ideas brillantes, pero fallamos en el impacto y en la capacidad para convencer. No es solo lo que se dice, sino cómo: ¡deja de hablar y empieza a comunicar!” comenta Jesús Ripoll.
“Existen muchos tipos de ponentes, y por lo general, cada uno tiene un estilo propio a la hora de comunicar” continúa Jesús, “en Helpers Speakers, nuestra agencia de representación de conferenciantes, los agrupamos en dos categorías: los que nos creemos y los que no. Muchos conferenciantes tienen más ego que currículum, algunos saben qué, pero no cómo al contrario de los que saben cómo pero no qué. A los primeros los ayudamos a sacar al conferenciante que llevan dentro, a pasar de ser expertos a ser referente y, por qué no, a monetizar su conocimiento. Respecto a los segundos, “los todólogos” luchamos contra ellos, es nuestra cruzada personal: profesionalizar el sector de los conferenciantes”
Lo primero que hay que hacer a la hora de hablar en público es tener autoconfianza, si no se cree en uno mismo, difícilmente se conseguirá que otros lo hagan. Se tiene de ser capaz de generar credibilidad y confianza, si se logra, se tendrá una ventaja competitiva evidente en el trabajo, o en cualquier entorno en el que se desenvuelva.
Recordar el primer partido de pádel o de golf probablemente trae a la memoria el hecho de haber sido bastante inexperto, pero con la práctica se ha logrado un nivel más o menos aceptable, evitando así siempre pagar las cervezas del perdedor. Lo mismo ocurre con la comunicación. No es una habilidad natural: se aprende, se ensaya y se entrena. No consiste únicamente en tener fluidez verbal o ser un experto en un tema, es necesario convencer para vencer.
Es una habilidad que todos deberían entrenar, más aún si se pretende monetizarlo. Un conferenciante no es un vendedor de palabras, sus reflexiones cambian vidas, por eso, además, se necesita acompañarlo de responsabilidad y ética.
Si se tiene el poder de influir en tu público hasta el punto de modificar su manera de pensar, de sentir o actuar, pero no ocurre por casualidad. Se debe inspirar confianza, cautivar la mente, y el corazón de las personas. No todo el mundo reacciona de igual manera, alguno, ni siquiera lo hará. Siempre habrá un porcentaje que estará a la defensiva pensando que se les quiere vender algo, o cuestionarán el nivel de expertise, o simplemente no están de acuerdo contigo porque la talla única es muy difícil de conseguir. Cuando se enfrenta a un auditorio, hay una distancia entre sí mismo y el público. Se tiene que tender puentes y hacerlos que crucen por voluntad propia.
Raquel continúa reflexionando sobre el tema: “Ojalá nos hubieran enseñado desde pequeños en el cole, como en los países anglosajones que en esto, nos llevan una ventaja abismal. Pero no es así, por eso, es necesario formarse, especialmente si pretendes ganar dinero con ello. Actualmente, estamos sufriendo un spam de conferenciantes con mucha prisa por medrar y sin querer invertir en formarse ¿El resultado? Que el mercado se ha visto invadido por muchos Victor Küppers versión lowcost” y sentencia: “si eres uno más, serás uno menos”
Jesús continúa: “en Helpers Speakers hemos asistido a cientos de eventos, a menudo hemos escuchado horrorizados a ponentes negados para hablar en público y, lo peor, es que no lo saben, porque algunas personas son como el vino: ¡están mejor con un corcho en la boca!
Muchos profesionales han descubierto sobre el escenario lo buenos que son, algunos como oradores, otros como anestesistas… Regla número uno: no aburras a tu público. Nos equivocamos (y mucho) al buscar y rebuscar conceptos que nos dibujen cultos ante los demás. Deja el ego encerrado en un cuarto a oscuras e insonorizado y sal a aportar valor, tu público percibirá enseguida tu entrega. Regálales conocimiento, un consejo práctico, un truquito que puedan llevarse a casa. Siempre funciona”
Buenos consejos, sin duda, de estos profesionales a los que no les falta razón ni sentido del humor, como demuestran en su libro. Un manual de oratoria puede ser divertido. Se confirma: sí, mucho. Además de ser práctico.
Antes se hablába de la Maldición de Casandra, sobre la maldición del conocimiento, que hace que, cuánto más se sabe sobre un tema, más difícil resulta comunicarlo. Algunas personas están cargadas de titulaciones, han escrito varios libros y llevan dando clases en la universidad desde tiempos inmemoriales. Pero son incapaces de emocionar, conectar y de hacerse entender.
Se les pregunta a Jesús y Raquel sobre cómo se puede evitar: “Para empezar, deberían usar un lenguaje menos formal y pedante, y no centrarse exclusivamente en el contenido. Deja de informar y comienza a inspirar. Sin emoción no hay conexión, este es un dogma innegociable de la neurociencia”
Raquel, por su parte, apunta: “Rompe lo establecido y sorprende a todos sacando un conejo de la chistera. Tienes que conectar con tu audiencia desde el minuto uno, si no, se le van las vitaminas, como a las naranjas. Independientemente de si hablas de la cría de gusanos de seda en la China del siglo VI como si tratas un tema de actualidad, siempre puedes -y debes- expresar tus ideas de un modo más inspirador. Tampoco quieras explicar en una hora lo que ha costado años aprender. Recuerda: cuando dices muchas cosas acabas por no decir nada”
Para muchas personas, incluso grandes expertos, exponerse ante una audiencia se convierte en auténtico horror. Si se está evitando, se están perdiendo oportunidades profesionales y mermando la autoestima. “Efectivamente, -nos comentan finalmente Jesús y Raquel- vivimos en un mundo cada vez más competitivo, por lo que hay que estar más «equipados» que nunca. Tienes que domesticar los nervios, recuerda que el miedo siempre es más grande que el monstruo. Te invitamos a conocer nuestro libro “Escuela de Conferenciantes, cómo convertirte en un speaker de éxito” y nuestros cursos de la “Escuela de Conferenciantes”. Las próximas convocatorias serán presenciales (Madrid) el próximo10 de julio, el intensivo de 8 horas para ganar confianza, y el curso estrella, PROfesional, intensivo de 20h. (días 12 y 13 de julio) Os esperamos con los brazos y los micros abiertos”.
Como detalle para los lectores, desde Helpers Speakers y su Escuela de Conferenciantes están regalando el e-book con los 50 errores más comunes que se cometen al hablar en público. Se puede descargar desde su web.
Muchas personas disfrutan hablando en público; también es posible ser uno de ellos. Es momento de hacerse visible.