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Cuenca de la A a la Z

Un repaso a algunos de los principales atractivos de la ciudad, reina de la gastronomía en 2023

Texto: Enrique Sancho

Fotos: Carmen Cespedosa y archivo

Faltan pocos días para que Cuenca ceda el título de Capital Española de la Gastronomía (CEG) a Oviedo. Es buen momento para hacer un repaso a todo lo que esta ciudad ofrece —y seguirá ofreciendo— a quienes decidan visitarla. Nos hemos limitado a uno o dos temas por cada una de las letras del abecedario, pero hay mucho más. Cuenca, como ellos mismos dicen, “es deliciosa” pero también es una ciudad para disfrutarla, valorarla, vivirla, descubrirla y amarla. Y eso dura para siempre.

ALAJÚ, ATASCABURRAS

Entre los platos típicos de Cuenca que todo viajero debe probar destaca el Alajú, un postre de origen árabe que es el máximo exponente de la repostería conquense. Se trata de una pasta de miel y almendras que se elabora con pan rallado y especias y se cubre con dos obleas para que adquiera forma de torta. Este dulce tiene algunas variantes, y hay quien sustituye las almendras por otros productos similares como los piñones o las nueces. Lo ideal es acompañarlo de Resolí, tal vez la única bebida típica de Cuenca. Se trata de un licor con una graduación de entre 16 y 18 grados, que se compone generalmente de café, anís seco o aguardiente, corteza de limón o de naranja, canela en rama, clavo, azúcar y agua. Se suele tomar especialmente en Semana Santa y en Navidad.

El Atascaburras, también conocido como Ajoarriero Manchego, es otro de los emblemas de la gastronomía conquense. Se basa en una especie de paté compuesto por una deliciosa mixtura de patatas, bacalao, pan rallado y ajo. Por encima suelen incluirse ingredientes como nueces y huevo cocido. El extraño nombre y el origen de la sencilla receta tiene varias explicaciones, la más sencilla es que el ruido que hace el mortero al machacar las patatas es muy similar al ruido que el burro hace con sus pezuñas cuando está atascado en el barro. Cualquiera sabe...

BEZUDO

El Arco que lleva este nombre es de lo poco que queda de lo que fue la inexpugnable fortaleza cristiana, además de algunos fragmentos de lienzo de la muralla junto a la entrada, un torreón y dos magníficos cubos cuadrados. El Arco de Bezudo data en el siglo XVI, tenía un escudo con toisón, que se encuentra en la fachada del actual Archivo Histórico Provincial (antiguo edificio de la Inquisición) y era una de las antiguas puertas de la ciudad de Cuenca, que separaban los espacios intramuros y extramuros. Es el punto más estrecho entre las dos hoces y desde ahí se defendía la entrada a la ciudad desde su parte más alta. Actualmente, se puede acceder mediante unas escaleras, a la parte alta del arco y disfrutar de unas fabulosas vistas. Y ya que se está aquí, vale la pena disfrutar de los muchos bares y restaurantes con terraza y espectaculares vistas.

CATEDRAL

Presidiendo la Plaza Mayor, donde también se encuentra el Ayuntamiento sobre unos arcos que marcan la entrada, se encuentra la Catedral de Nuestra Señora de Gracia, de estilo gótico con claras influencias francesas, aunque el exterior ha perdido su carácter gótico debido a las innovaciones introducidas durante el Renacimiento. Es la primera catedral gótica de Castilla. La fachada, relativamente pobre, es del 1910 de estilo neogótico y recuerda vagamente la de Notre Dame de París, aunque sin torres. Tal vez por eso, cuando se contempla el interior y se descubren sus joyas, sorprende más. El altar mayor es de Ventura Rodríguez y además posee unas magníficas rejas del siglo XV; las puertas de las salas capitulares son obra de Berruguete. Merecen la pena las vidrieras, de estilo moderno y con dibujos abstractos que forman un juego de luces y sombras, creando espacios y sensaciones irrepetibles a cada momento del día y la noche. Puede verse un estupendo vídeo aquí sobre este juego de colores. En una de las capillas hay dos cuadros de gran belleza del pintor Fernando Yáñez, discípulo directo de Leonardo Da Vinci. Tras pasear por la austera intimidad del claustro y disfrutar de las maravillosas vistas en el Patio de la Limosna, se podrá ascender a parte del triforio y descubrir desde las alturas la increíble profundidad del templo, así como divisar la panorámica exterior desde la fachada. Vale la pena acercarse al Museo Tesoro en la parte de atrás de la catedral donde descubrir todo un legado artístico y religioso de gran valor: El Greco, Martín Gómez el Viejo, tapices y alfombras, orfebrería,... El artista Gustavo Torner llevó a cabo la organización, decoración y disposición de las piezas con un diseño que hoy sigue siendo plenamente actual y de vanguardia.

DARÍO DOLZ

Es el alcalde de Cuenca desde 2019, único socialista en las capitales de Castilla-La Mancha que ha revalidado mandato. Junto son sus concejales de Turismo y Patrimonio Histórico, Miguel Ángel Valero, en la anterior legislatura y Marta Tirado desde junio de este año, han sido los impulsores para que Cuenca recibiera el título de Capital Española de la Gastronomía al tercer intento y frente a ciudades muy importantes, y gestionara sus numerosos eventos en 2023. El cordial alcalde reconoce que lo que se está consiguiendo es “recibir un mayor número de visitantes porque este título supone una gran promoción”. Pero, además, la gastronomía añade un nuevo atractivo a la ciudad: “la gastronomía se está convirtiendo en el cuarto pilar de nuestra promoción turística, junto a las maravillas que ya tenemos consolidadas, que hacen que Cuenca sea desde 1996 Patrimonio de la Humanidad, como son cultura, patrimonio y naturaleza.”

ENCANTADA, CIUDAD

Complemento imprescindible de la visita a la ciudad de Cuenca es un paseo por la denominada Ciudad Encantada, un espacio natural a sólo 28 kilómetros, situado en la Serranía de Cuenca, que se caracteriza por sus curiosas formaciones rocosas esculpidas durante siglos por la acción del agua, el viento y el hielo. Todo ello ha conseguido modelar en la piedra figuras que parecen humanas, objetos, animales... que despiertan la imaginación del visitante. El itinerario para recorrer la Ciudad Encantada está señalizado y muchas de las formaciones rocosas poseen carteles con los nombres de las figuras que semejan. El visitante encontrará de inmediato el parecido: los Barcos, el Perro, el Mar de Piedra, Puente Romano, la Foca, los Osos, el Tobogán, los Amantes de Teruel, los Hongos, el Convento, la Tortuga... El motivo que explica la existencia de estas formas tan caprichosas es la diferente dureza y composición de las rocas. En la parte superior se encuentran las calizas magnesíferas de un color gris y más resistentes a la erosión que las situadas debajo, de una tonalidad rojiza. La parte inferior se desgasta más rápidamente que la superior, dando lugar a cubiertas y cornisas. El entorno de la Ciudad Encantada también resulta mágico. La vegetación está formada por quejigos, sabinas, enebros, boj, zarzamoras... Los rebaños de ovejas y ocasionalmente algún ciervo, pastan por los alrededores y se puede sentir un aroma de romero y tomillo.

FERNANDO ZÓBEL

Aunque nació en Manila y murió en Roma, es, sin duda, uno de los hijos más ilustres de Cuenca, incluso la estación del AVE lleva su nombre. En la década de los sesenta, buscando un lugar en España para albergar su colección de arte español contemporáneo, se enamora de las Casas Colgadas, por entonces bastante deterioradas y propiedad del ayuntamiento, y decidió instalar allí su colección privada y crear el Museo de Arte Abstracto Español, abierto en 1966 y hoy gestionado a través de la Fundación Juan March. En los interiores restaurados con mimo de dos de las Casas Colgadas esperan pinturas y esculturas de Gustavo Torner, Antonio Saura, Gerardo Rueda, Martín Chirino, Manolo Millares, Eduardo Chillida o Antoni Tàpies. Aunque solo unas pocas obras están expuestas, con mucho espacio blanco entre cada una, el museo cuenta con más de 1.500 obras que se engloban en pinturas, esculturas y obras gráficas estampadas. Hay mucho más arte en Cuenca, además de la herencia de Zóbel, también Antonio Saura, que falleció en la ciudad en 1998 y tiene aquí su Fundación. Muy interesante y variada es la Colección Roberto Polo, que es una de las dos sedes del Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (la otra está en Toledo), y exposiciones temporales que organiza la Fundación Antonio Pérez en un antiguo Convento de Carmelitas Descalzas del siglo XVII.

GAZPACHO PASTOR, GACHAS

El Gazpacho Pastor de Cuenca es una contundente receta que tiene una diferencia distintiva con el gazpacho manchego y, por supuesto, nada que ver con el andaluz. El primero se deja evaporar el agua y a continuación se deja tostar en la sartén. Los ingredientes que se utilizan para elaborar este plato son carnes de caza (perdiz o conejo) aunque se puede sustituir por aves de corral, tortas cenceñas, patata y hortalizas. Es una especialidad muy tradicional en la provincia de Cuenca y, como las Migas, se acompaña de uvas.

Las Gachas Manchegas es un plato delicioso, fácil de elaborar y muy económico, con una aportación calórica importante sobre todo para los meses de frío. Está compuesto por harina tostada cocida en agua, a la que una vez removido se le añaden el aceite, la sal, el ajo, pimentón y panceta de cerdo. Se suelen servir con torreznos.

HOCES

Las espectaculares hoces de los ríos Júcar y Huécar abrazan a Cuenca e introducen la naturaleza más pura en pleno casco de la ciudad como un perfecto ejemplo de integración urbana en un medio natural singularmente atractivo. Las hoces –refugio de numerosas especies de aves– esculpen el paisaje conformando un patrimonio natural que invita a ser explorado, especialmente si se viaja con niños. A su paso por la ciudad de Cuenca, forman dos cañones con una anchura que supera los 1000 metros y un desnivel de más de 200 metros en varias zonas. Los escarpes y la erosión provocada por ambos cursos fluviales han esculpido un paisaje muy espectacular. En la hoz del río Huécar destaca el papel de las huertas (denominadas “hocinos”) que tradicionalmente constituían la base del abastecimiento de frutas y verduras a la ciudad. Para mejor disfrutarlas, existe un sendero registrado, el SL CU10, muy cómodo de seguir, que forma un itinerario circular que combina espacio urbano y medio natural alrededor del espectacular casco histórico de la ciudad de Cuenca. Este recorrido rodea por completo el casco histórico, alternando calles de la zona urbana con sendas y caminos tradicionales. Se camina siguiendo los ríos Júcar y Huécar desde su confluencia en las inmediaciones del Barrio de San Antón en la parte baja, hasta el Barrio del Castillo en la zona más elevada. Los paisajes y la riqueza natural que envuelven Cuenca fueron un factor clave para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y es que más allá del casco histórico, el entorno de Cuenca y los espacios verdes de la parte moderna de la ciudad, ofrecen multitud de posibilidades para disfrutar de sus maravillas naturales y culturales. Una ruta muy completa, que también incluye parte del casco urbano, se puede descargar aquí.

IGLESIAS

El turismo religioso va ligado a la esencia de Cuenca, cuna de la catedral gótica más francesa de España, citada por Galdós como “misterio de silencio y oscuridad”. Es el primer templo gótico de Castilla, como ya se ha mencionado en la letra C. La lista de enclaves de visita obligada continúa con la Iglesia de Santiago y San Pedro, en la Plaza del Trabuco, en la parte de alta de la ciudad, que en el siglo XVI ya era una rica urbe castellana que sedujo a destacados maestros flamencos, italianos y franceses. La Iglesia del Salvador, en el barrio del mismo nombre y donde da comienzo la famosa procesión de Las Turbas, guarda bellas imágenes de la Semana Santa y es una excelente muestra de barroco, aunque su origen es medieval. Continuamos descubriendo el siglo XVIII conquense adentrándonos en el espectacular Oratorio de San Felipe Neri, proyectado para acoger a los miembros de esa institución religiosa, con un interior que recuerda a San Juan de Letrán (Roma) con la que está hermanado. Y si el viajero piensa que ya lo ha visto todo, saldrá de su error cuando cruce el umbral de la Iglesia de la Virgen de la Luz, perfecto ejemplo de estilo rococó religioso. El Monasterio de la Concepción Franciscana, catalogado como Monumento Artístico Nacional, y el Palacio Episcopal, que alberga el Museo Tesoro de la Catedral, también forman parte de este apasionante recorrido que combina arte, cultura, historia y devoción. Vinculada a lo religioso está la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional, que impresiona por su gran belleza. Se remonta esta tradición al siglo XVII, momento en que agustinos y trinitarios configuraron las dos primeras procesiones conquenses al fundar las primeras cofradías. También la Semana de Música Religiosa de Cuenca que constituye desde su año de creación, en 1962, una de las citas musicales más importantes en Semana Santa. Desde entonces, el festival conquense se ha convertido en uno de los referentes europeos de la interpretación de música religiosa y espiritual y ha sido el escenario del estreno de nuevas creaciones, así como la recuperación de repertorio infrecuente, intentando abarcar diferentes estéticas, géneros y formaciones musicales.

JOSÉ LUIS PERALES

Tal vez la figura actual más vinculada a Cuenca es el prolífico José Luis Perales que aunque nació y ahora vive en su tranquilo hogar en Castejón, durante más de 20 años vivió en Cuenca en la época de su mayor éxito. Aunque ha sido cantante, su mejor trabajo ha sido como compositor para otros artistas que han popularizado sus canciones. Entre otros, ha compuesto para Miguel Bosé (Morir de amor), Julio Iglesias (¿Y quién era él?), para Rocío Jurado (Como una ola), para Parchís (Las locuras de Parchís) o para Isabel Pantoja (Marinero de Luces). Ha registrado más de 510 canciones en la Sociedad General de Autores de España y ha vendido más de 55 millones de discos. Perales es un enamorado de Cuenca, en una entrevista en 1987, comentaba: “Ha sido un invierno precioso en el que he disfrutado de Cuenca más que nunca; he paseado por las hoces, he disfrutado de la escultura, por la que tengo una gran afición; he disfrutado de la soledad y a la vez de la compañía más grata que son mis hijos y mi mujer y me he escapado a Castejón”. Su antigua casa está ocupada ahora por uno de los mejores restaurante de la ciudad: Figón del Júcar, en pleno casco histórico y a pocos metros de las casas colgadas, una preciosa casa de tres plantas de fachada empedrada, con una espectacular terraza que se aboca a la hoz del Júcar.

KÜNKA

Este complicado nombre (que nos viene muy bien para la difícil letra K) fue una de las formas con que los árabes bautizaron a Cuenca, también Qünka, hacia el año 784. Y es sobre estas fechas cuando Cuenca comienza en la práctica su historia, aunque sus orígenes pueden remontarse al Paleolítico Superior, hacia el 90.000 a.C., habitando sus tierras los beribraces, arévalos, olcades y lobetanos, gentes dedicadas a la ganadería. Mucho antes que eso, unos 75 millones de años atrás, hubo unos curiosos habitantes en la zona, que nos han dejado sus restos: los dinosaurios, cuyos fósiles y hasta 20 reproducciones a tamaño real pueden verse en el Museo Paleontológico de Castilla La Mancha en las afueras de la ciudad con una vistas preciosas hacia ella que se aprecian desde el que han dado en llamar “el segundo banco más bonito del mundo” (el primero está en Ortigueira (La Coruña) con una hermosa panorámica que abarca del Cabo de Estaca de Bares a Cabo Ortegal). En época romana la zona se vio envuelta en las guerras celtíberas manteniéndose escasamente poblada y acentuándose esta tendencia con las invasiones bárbaras. Con la invasión musulmana comienza una nueva etapa para estas tierras cambiándose la tendencia anterior, pasando a depender de la Taifa de Toledo y en 1108 a dominio de los almorávides tras la batalla de Uclés. Alfonso VIII la conquistó en 1177 otorgándole el Fuero de Cuenca y Alfonso X el título de ciudad en 1257. Estos logros posibilitaron que la ciudad fuera adquiriendo importancia basada en el desarrollo de la industria textil y la actividad ganadera, dando lugar a un crecimiento demográfico y constructivo a lo largo del siglo XV y XVI. El siglo XVII fue una época de retroceso para la ciudad debido a las epidemias, sobre todo la peste, las sequias y las plagas, reduciéndose su población hasta los 1.500 habitantes. A finales del siglo XIX la parte alta de la ciudad deja de ser el centro económico y social, desplazándose éste a la calle Carretería; se construye el Parque de San Julián y aumentan de tamaño los barrios de San Antón y Tiradores. El comienzo del siglo XX conlleva un nuevo impulso económico con la aparición de algunas industrias modernas, periodo que queda interrumpido por la Guerra Civil Española, que pasó casi de puntillas por Cuenca. Los años posteriores a la guerra la ciudad sufre el auge de la construcción como consecuencia del éxodo rural hacia la capital de la provincia, constituyéndose definitivamente en una ciudad moderna y apareciendo nuevos barrios. En 1963 el casco antiguo de Cuenca y su entorno se declaran "Paisaje Pintoresco" y el 7 de diciembre de 1996 la ciudad antigua, sus arrabales y las Hoces son declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

LAS HOYAS

El yacimiento de Las Hoyas se sitúa en la Serranía de Cuenca, en el término municipal de La Cierva, a 20 kilómetros de la ciudad de Cuenca. Se trata de una de las zonas más importantes para el estudio del Cretácico Inferior, debido al grado de conservación excepcional de los fósiles encontrados en este yacimiento que se han convertido en piezas de gran relevancia a partir de las cuales poder rescatar información sobre el origen de animales y plantas en su ecosistema original. Las Hoyas es un laboratorio natural, donde poder comprobar cuándo y cómo se produjeron estos acontecimientos que revolucionaron la biodiversidad del Planeta. Más de 30 años de estudios han permitido la reconstrucción de lo que entonces fue el paisaje de la Serranía de Cuenca, y concretamente de Las Hoyas: un humedal de clima subtropical, compuesto por un entramado de lagos y charcas de agua carbonatada. El clima del Barremiense se caracterizó por una alternancia de una estación lluviosa y otra seca, propias de esta latitud subtropical. Se presta especial atención al conjunto de dinosaurios encontrados en el yacimiento que enriquecen el Museo Paleontológico de Castilla La Mancha.

MORTERUELO

Prototipo de esa cocina popular, de necesidad y costumbre, aunque con frecuencia se define como una especie de paté, similar a los franceses, es mucho más espeso y no siempre está indicado para untar, aunque es la forma más habitual de comerlo. Su base son las carnes de caza, como perdiz, codorniz, liebre y conejo, aunque también se incorpora a veces gallina e hígado de cerdo. El resultado es una pasta viscosa a la que se le añade especias locales como romero o tomillo y pan rallado y panceta o manteca de cerdo Hay muchas variantes y se encuentran referencias del siglo XI. Se puede servir caliente en cazuela de barro o frío. Aunque es un plato muy elaborado, se encuentra en todos los bares y restaurantes de Cuenca, especialmente en el Barrio del Castillo.

NOHEDA

Aunque en la ciudad de Cuenca no se encuentran restos romanos, y los más antiguos son de época árabe, a solo 18 kilómetros al norte está el yacimiento de Noheda, que fue una de las villas más lujosas de la Hispania romana que incluye el mayor mosaico figurativo del mundo y una colección de 500 piezas de mármol. Se calcula que es de los siglos I a.C.- VI d.C. Se trabaja en él desde hace 10 años, se han escavado unos 4.000 metros cuadrados que suponen apenas un 5% de la superficie total. Es conocido internacionalmente por albergar el mosaico figurativo más espectacular de todo el Imperio, este yacimiento arqueológico está compuesto por restos inmuebles de una villa romana, habiéndose documentado varias habitaciones de lo que sería parte del edificio suntuario del complejo rural tardorromano. Cada cuadrado de 25 por 25 centímetros, contiene 1.246 teselas y sus dibujos milimétricos parecen ser pinturas.

OVIEDO

Naturalmente la capital asturiana no está en Cuenca, la separan exactamente 617 kilómetros, pero las une su pasión por la gastronomía que Cuenca ha estado demostrando todo este año y Oviedo lo hará a partir del 1 de enero de 2024. Oviedo, en efecto, es la Capital Española de la Gastronomía en 2024. Así lo ha decidido el jurado encargado de entregar este prestigioso reconocimiento, dirigido por Mariano Palacín, como presidente y Pedro Palacios como director de CEG, aupando a la ciudad asturiana por delante de las candidaturas presentadas por los otros tres aspirantes: Alicante, Antequera y Castellón. De esta forma, Oviedo sucede a Cuenca al conseguir alzarse con este galardón, otorgado por la FEPET (Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo), en colaboración con Hostelería de España La capital del Principado lo ha logrado a la tercera, tras haberse presentado anteriormente en los años 2012 y 2022. Sin duda es un premio al esfuerzo y la perseverancia, fruto de una sólida candidatura, avalada por una oferta culinaria y turística de prestigio y con un gran apoyo de las instituciones y el sector hostelero, volcado con el proyecto.

PUENTE SAN PABLO

Tal vez no sea el más fotografiado de Cuenca, pero sin duda es desde el que más fotografías se hacen. Es el lugar perfecto para observar las Casas Colgadas (no Colgantes, a los conquense les irrita ese calificativo), la hoz del Huécar y antiguo Convento de San Pablo, hoy Parador de Turismo hacia las mágicas Casas Colgadas. Resultan encantadores el claustro acristalado y la antigua capilla, hoy convertida en acogedora cafetería, la piscina y la panorámica de la ciudad que se divisa desde algunas de las habitaciones. Tiene un magnífico restaurante, Especia, que dirige Miguel Ángel Martínez. El puente fue inicialmente edificado en piedra a mediados del siglo XVI, estaba formado por cinco arcos apoyados en pilares, de los que aún quedan en pie algunos restos. El deterioro provocó su demolición a finales del XIX. El actual puente es de hierro. Empezaron sus obras en 1902 y se terminaron un año después. Es un ejemplo significativo de la arquitectura del hierro tipo Eiffel propia de la época. Tiene una altura de 40 metros y una longitud de 110 metros.

QUESOS DE PREMIO

Con denominación de origen desde 1984, el Queso Manchego es el producto más universal de esa comarca conquense. Su secreto, la excelente oveja manchega. Cuenca es famosa por sus quesos, los variados pastos de la provincia proporcionan un completo alimento para las ovejas, con cuya leche se elaboran excelentes quesos en todas sus modalidades. Sin duda el más popular es el típico manchego, que se caracteriza por su sabor intenso y ligeramente picante. Su textura firme y compacta lo convierte en el compañero perfecto para acompañar un buen vino. Entre los muchos que se elaboran en la provincia de Cuenca, destaca Quesos Villarejo y su queso de oveja curado en miel y orégano, elegido como el mejor queso del mundo en el Certamen Internacional de Lyon en 2021 con una puntuación de 99 sobre 100. Otros quesos singulares, y también premiados, son los Quesos Parra Jimenez y su especialidad Innana, un queso curado en vino. Los quesos se sumergen en un baño de vino durante varias horas hasta que adquieren su color característico.

RASCACIELOS

Es un conjunto de viviendas de carácter popular que reflejan una curiosa peculiaridad urbanística: las casas que tienen su entrada por la calle Alfonso VIII presentan una apariencia por estas fachadas de colores tan típicas de Cuenca, y otra muy distinta por la Hoz del Huécar y el barrio de San Martín porque no sólo crecen, como es normal, hacia arriba, sino que además se prolongan hacia abajo, adhiriéndose a las rocas de la Hoz del Huécar, y es que, para compensar la desigualdad del terreno, los constructores medievales consiguieron crear construcciones con 5 plantas de altura por un lado, ¡y hasta 12 por el otro! En su día fueron las construcciones más altas de Europa de ahí el nombre popular hoy en día de rascacielos. Si se observan los portales es fácil apreciar cómo hay una escalera que sube y otra que baja. Vale la pena pasear por el barrio compuesto por un conjunto de casas antiguas, estrechas y laberínticas callejuelas enrevesadas, escalinatas que van y vienen y que se comunican con algunas encantadoras plazuelas, y pequeñas zonas verdes habitadas por algún que otro gato. También hay espectaculares miradores con vistas a la Hoz del Huécar.

SEMINARIO

Sorprende un tanto que en el corazón de Cuenca, junto a la Plaza Mayor y la zona de bares y restaurantes, siga en activo un seminario con algunos futuros sacerdotes –muchos de vocación tardía–, y que esté en el edificio más grande de Cuenca, superior en superficie a la gigantesca catedral. Sorprende más, que buena parte del edificio se haya dedicado a Hospedería y que sea uno de los alojamientos más confortables y atractivos de la ciudad. Buena parte del mérito se debe a Olga Segarra, la activa directora de la Hospedería del Seminario desde su apertura en 2016. El edificio, con una espectacular fachada barroca, y un magnífico retablo gótico, obra del Maestro de Horcajo en su capilla, se encuentra en la céntrica plaza peatonal de la Merced, y tiene como vecinos a la antigua Iglesia de la Merced, que sirve como sala para eventos y grandiosa y moderna biblioteca, el Museo de las Ciencias de Castilla la Mancha y el Convento de la Merced. Naturalmente hay muchas más opciones de alojamiento en Cuenca. En la parte nueva destaca el Hotel Torremangana, tal vez el más emblemático y uno de los más grandes, con 120 habitaciones exteriores, que dirige José Manuel Abascal que es también Presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo de Cuenca. De un carácter similar es el Hotel Alfonso VIII, también la zona moderna, junto al Parque de San Julián; su restaurante La Terraza tiene vistas al casco antiguo de la ciudad y ofrece un estupendo menú degustación de 9 platos por 38 euros. Otros hoteles con encanto son el Hotel Convento del Giraldo, un cuatro estrellas en una casa palaciega del siglo XVII, el Leonor de Aquitania, que incluso tiene un pequeño spa y el Hotel Resort Cueva del Fraile en las afueras de Cuenca, a los pies del Parque Natural de la Serranía, y es el mayor complejo hotelero de la localidad con 25.000 m2 de extensión, compuesto en su mayoría por jardines y zonas verdes.

TURISMO GATRONÓMICO

Como ha ocurrido con todas las ciudades que han sido Capital Española de la Gastronomía (CEG) en los últimos 12 años, Cuenca ha experimentado un aumento en el número de visitantes y en pernoctaciones. Concretamente, y sin tener las cifras finales, se estima aumentos del 6% en visitantes y del 8% en pernoctaciones. Cuenca tiene desde hace algún tiempo la línea de AVE que une Madrid y ciudades de Levante, con hasta 30 trenes diarios; eso es una ventaja, sin duda, para favorecer las visitas, pero también puede ser un inconveniente para el alojamiento, puede haber turistas que lleguen en poco más de una hora a Cuenca, la visiten y coman allí, pero regresen a su hogar a dormir, en poco más de una hora de nuevo. Naturalmente se pretende que esta línea ascendente de visitantes siga en 2024 y años siguientes ya que para mucha gente el título de CEG les ha permitido conocer un nuevo atractivo de la capital conquense. Por supuesto el mérito es de los productos y platos de Cuenca, que han ocupado algunas de las letras de este abecedario, pero también de los restaurantes que se han volcado en ofrecer lo mejor a sus clientes. Son muchos (varios se han mencionado ya), pero entre ellos hay que destacar al restaurante San Nicolás en pleno casco histórico, una cocina de vanguardia con referencias al recetario tradicional, con el chef Adolfo Castillejo en los fogones; Figón del Húecar, ya mencionado en la antigua vivienda de José Luis Perales, cocina tradicional casera, de mercado, muy respetuosa con los sabores de siempre; Posada de San José en la casa que fue de Juan Bautista Martínez del Mazo, discípulo de Velázquez y yerno de éste desde 1633, gran cocina e inmejorables vistas; sin duda los más modernos son los restaurantes Casas Colgadas y Casa de la Sirena que dirige Jesús Segura que consiguió una estrella Michelin en su anterior restaurante Trivio (que ahora dirige Pablo Rocamora) y que aún no ha revalidado en estos, se trata de una cocina tradicional y novedosa, de esencia y de cambio, de recuerdo y sorpresa. El restaurante Casas Colgadas ocupa una de las tres casas singulares que son icono de Cuenca, las otras dos son el Museo de Arte Abstracto. Su menú “CocinandoCuenca” de 15 pases con espectacular presentación, cuesta 95 euros, con maridaje de vinos, 65 más, “se trata de un recorrido por el presente y el entorno de nuestra cocina. Dada la estacionalidad de todos nuestros platos, el menú varía según el mejor producto disponible”.

UCLÉS

Hasta ahora, hemos hablado bastante de las comidas en Cuenca (aun que queda mucho por contar sobre su aceite, su azafrán, su ajo morado, sus panes...), pero poco de sus vinos... y no hay comida sin vino. Como sucede en otras especialidades gastronómicas, Cuenca destaca por la variedad y calidad de sus caldos con cuatro denominaciones de origen: La Mancha, Manchuela, Ribera del Júcar y Uclés. Estos vinos conquenses, en la actualidad, están sorprendiendo en el mercado nacional e internacional gracias a su tratamiento y calidad, y es que las bodegas de esta provincia apuestan cada vez más por la innovación, añadiendo nuevas variedades de uva. De entre ellas, tal vez la más auténtica conquense y menos conocida es la de Uclés, una denominación de origen protegida vinícola que ocupa gran parte de la zona oeste de la provincia de Cuenca. Una historia vitivinícola, un terreno de especiales cualidades, unas condiciones climáticas idóneas, y los antecedentes de ocho bodegas precursoras con una larga experiencia en el cultivo de la vid en estas tierras, así como del tratamiento de su fruto en el lagar, han impulsado la creación y desarrollo de la Denominación de Origen Uclés. Como curiosidad, hay que mencionar que un vino de Las Pedroñeras (Cuenca), de la bodega AurumRed se ha convertido en el vino más caro y exclusivo del mundo. Una botella de la serie plata cuesta 1.250 euros, la serie oro asciende a los 25.000 euros, pero sin duda alguna, el producto estrella es la botella de 16 litros de edición única que ya supera los 340.000 euros.

VENTANO DEL DIABLO

En el camino hacia la Ciudad Encantada, imprescindible en toda visita a Cuenca, y en plena Serranía, a poco más de 25 kilómetros de la ciudad, a las afueras del pueblo de Villalba de la Sierra, en un rellano que acoge un pequeño kiosco de bebidas y cerámicas, hay que hacer un alto para asomarse al Ventano del Diablo, un mirador natural con dos agujeros excavados en la roca junto al cual serpentea el río Júcar, limpio, transparente y bellísimo que se pierde en la inmensidad del abismo, allá donde acaba la frondosa pinada y que invita a sentir el viento en la cara y el vértigo en el estómago. Pero las vistas son espectaculares. Desde la explanada o en mirador es fácil ver el elegante vuelo y aterrizaje de los buitres leonados que habitan por docenas en los roquedos colindantes. Cuenta la leyenda que este lugar recibe su nombre porque era donde el demonio realizaba sus sesiones de brujería y empujaba al abismo a quienes se asomaran por las ventanas al vacío. La especial orografía de la zona es perfecta para diversas excursiones de aventura como barranquismo acuático, o atreverse con la famosa vía ferrata del Ventano del Diablo, que te permite ver los cortados del Júcar de una forma única. Un espectacular itinerario en plena naturaleza, en el que se va avanzando mediante peldaños, clavijas, rampas, pasamanos, grapas y cables que permiten vivir esta aventura de forma segura, evitando cualquier tipo de riesgo.

X, TWITTER, INSTAGRAM

Hay que agradecer a Elon Musk que cambiara el nombre de Twitter y nos permitiera dar un contenido a la letra X, que siempre es complicado y así advertir que el ayuntamiento de Cuenca se muestra muy activo en redes sociales de X e Instagram y que su web turística ofrece amplia e interesante información sobre lo que hay que ver en la ciudad, qué hacer, donde comer, donde dormir y como planificar una visita. Además se puede acceder a diversos buenos vídeos. Un buen ejemplo para abrir boca puede ser éste: También en la web de Capital Española de la Gastronomía se pueden ver noticias actualizadas de todo lo que ocurre en torno a Cuenca y su CEG 2023.

YACIMIENTOS ROMANOS

Aunque no existen restos romanos en Cuenca ciudad, en el entorno cercano se localizan varios asentamientos que muestran las formas de ocupación y explotación económica de un territorio del Imperio Romano. Ya se ha mencionado el fabuloso mosaico de Noheda, que todavía dará muchas sorpresas, pero uno de los asentamientos romanos mejor conservados en toda Castilla-La Mancha es la ciudad de Segóbriga, enclavada en el cerro Cabeza del Griego, y aunque es una ciudad asolada por el paso de los siglos, el poder que residió aquí se puede sentir nada más comenzar la visita. El yacimiento arqueológico es uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España. La monumentalidad de sus restos excavados, donde están presentes todos los edificios públicos, referentes esenciales de la arquitectura romana, ha convertido a Segóbriga en un yacimiento singular para entender las características urbanas de este período al no contar con ninguna ciudad actual superpuesta. Los dos edificios más imponentes son el teatro y el anfiteatro. Los dos espacios tienen capacidad para un gran número de espectadores, más de 5.000 en el caso del anfiteatro, lo que delata que las luchas de fieras y gladiadores eran uno de los espectáculos favoritos de esta ciudad. No muy lejos puede visitarse la singular Cueva de Sanabrio, una antigua mina de lapis specularis, que es el yeso cristalizado que los romanos más adinerados usaron para cubrir sus ventanas y permitir que entrase la luz. El recorrido por la Cuenca romana puede completarse con otros yacimientos romanos, como las ciudades de Ercávica y Valeria.

ZARAJO

Se trata de un aperitivo muy popular que se prepara formando una madeja con las tripas más tiernas del cordero lechal, tras ser marinada, en torno a dos ramillas de sarmiento. El truco está en limpiar perfectamente la carne. Se cocina en una parrilla a fuego lento sin más añadidos que su propio jugo, fritos en aceite de oliva, aunque también se pueden asar en el horno o hacer a la plancha. Esta tapa de casquería no gusta a todo el mundo ya que se trata de intestinos de cordero lechal. Sin embargo al estar enrollada alrededor de un sarmiento y servida bien crujiente y tortada el sabor es sorprendente. Un buen lugar para probarlos es el Bar La Ponderosa (San Francisco, 20), santuario de la gastronomía conquense que para muchos es una de las mejores barras de España. Deliciosas también sus perdices escabechadas, reina indiscutible de una carta donde también esperan morteruelo, setas en temporada, lomo de orza en adobo, mollejas o chuletillas de cabrito.

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