La geomorfología y sus efectos sobre el terreno durante cientos o miles de años dan lugar a paisajes tan originales como son las chimeneas de hadas. Este singular paraje puede recordar a otros enclaves parecidos de la geografía peninsular, como son el desierto de Las Bárdenas Reales en Navarra, o Las Médulas en León. Aunque estos últimos se hayan formado mediante procesos diferentes
En los límites de la Sierra Norte de Guadalajara pero muy cerca de la provincia de Madrid, se puede encontrar esta joya, que modelada por la fuerza del agua y del viento, ha labrado el medio físico de este peculiar paraje. Quizás la cercanía de la capital fomente principalmente la visita del turista madrileño, pero no ha de pasar desapercibido a la población de la región.
También se ubican otros espacios de interés en el entorno cercano, pero si la intención es visitar únicamente las “cárcavas o chimeneas de hadas”, lo mejor es acceder desde la presa del Pontón de la Oliva. Se trata del límite provincial que en este lugar está definido por el río Lozoya. Desde aquí solo hay un kilómetro de distancia, y aunque requiere salvar cierto desnivel, la senda que conduce al destino es bastante asequible para cualquier visitante.
Durante el ascenso para descubrir este peculiar rincón, se puede comprobar como un interesante matorral formado por jaras pringosas (Cistus ladanifer) y diversas especies de aromáticas como son el cantueso (Lavandula pedunculata), el tomillo (Thymus vulgaris), la mejorana (Thymus mastichina), hacen más llevadero el esfuerzo con sus diversos y agradables aromas. Sin duda la primavera es el mejor momento para realizar esta visita, y convertirla en toda una experiencia para los sentidos.
Desde el inicio ya se observan el color rojizo del terreno, formado principalmente por arcillas compuestas de materiales de diversa consistencia. Esto hace que el terreno se muestre más vulnerable a la erosión hídrica o laminar producida por el agua de las precipitaciones, manifestándose de distinta manera en el paisaje. Este factor combinado con una pendiente elevada, dan lugar a la formación de arroyos que se abren camino en la línea de máxima pendiente. El resultado se muestra en el paisaje en forma de cárcavas “vivas o dinámicas”, que producen cambios constantes en lugares como éste, y dan lugar a formas caprichosas semejantes a chimeneas.
En áreas como esta se puede hablar del fenómeno de la “erosión remontante” o mecanismo por el cual, la propagación de la erosión se dirige hacia la parte alta de los barrancos y no al revés, consiguiendo incluso una expansión en las cuencas hidrográficas.
No hay que olvidar que debido a las especiales características del terreno, que lo convierten en vulnerable a la acción antrópica, no hay que salir de los senderos para evitar el deterioro del entorno. Desde ADEL Sierra Norte se promociona el turismo siempre anteponiendo el respeto y las buenas prácticas en el medio natural.