De acuerdo con las principales conclusiones del estudio "El sector de procesado de alpeorujo. Posibilidad inminente de una ruptura de flujo", realizado por Juan Vilar Consultores Estratégicos, inevitablemente y de darse las circunstancias hipotéticas de partida, durante la campaña próxima se produciría un colapso en el sector productor de aceite de oliva, paralizándolo completamente.
A través del citado estudio, solicitado por ANEO a Juan Vilar Consultores Estratégicos, se ha puesto de manifiesto que existe un desequilibrio entre los distintos eslabones que componen el sector de elaboración de aceite de oliva, que con toda seguridad provocarán una ruptura de flujo durante la próxima campaña.
Una ruptura de flujo se definiría como la parada involuntaria, general o parcial, en el procesado de alpeorujo, ocasionada por la falta de capacidad de este eslabón, o al exceso de volumen de producto desalojado y experimentado en eslabones anteriores, como podría ser el sector almazarero, o de recolección de aceituna.
Dicho riesgo de colapso o ruptura de flujo, se ha ido fraguando de forma gradual durante las dos últimas décadas, en las cuales, el olivar español ha crecido en superficie y eficiencia, a la vez que se ha producido una mejora en el desarrollo de los sistemas de recolección en campo, que ha multiplicado la afluencia de fruto a las almazaras. La capacidad de molturación, de forma gradual, se ha ido adecuando a tales circunstancias, mientras que tanto el volumen de recepción, como la capacidad de procesado del ámbito de tratamiento de alpeorujo se encuentra en situación de desequilibrio, comparado con los antedichos dos eslabones.
Resultaría razonable pensar, hipotéticamente, y en función de la capacidad global, nominal total de la olivicultura española, (por supuesto todo ello sometido a la prudencia que las previsiones y estimaciones exigen) que se podrían alcanzar los 9,5 millones de toneladas de fruta, y por supuesto de existir, y siempre que se ostenten medios humanos y materiales disponibles para su recolección, todo ello por la situación de incertidumbre imprimida por la pandemia.
Esos, hipotéticos, 9,5 millones de toneladas de fruta, supondrían de forma aproximada tras unos 4 meses de molturación un volumen de alpeorujo que podría superar los 9,0 millones de toneladas, a lo que habría que sumar las existencias finales con las cuales se terminaría la actual campaña, estas serán de aproximadamente 1 millón de toneladas, todo ello haría que se dispusiese de un total de alpeorujo, de alrededor de algo más de 10,0 millones de toneladas, cuando la capacidad de recepción estática máxima de las balsas es de 6,3 millones de toneladas, y la de trabajo en 10 meses, anteriormente comentadas ambas magnitudes, de 6,7 millones de toneladas. Por lo tanto, la capacidad productiva del sector de tratamiento de alpeorujo, es claramente insuficiente en comparación con el resto de subsectores, lo cual se agrava debido fundamentalmente a las existencias finales previstas para esta campaña, todo ello, no hace más que ratificar que el riesgo de que se produzca una ruptura de flujo durante la próxima campaña gozaría de plena certeza, de darse las hipotéticas previsiones de partida compartidas en el presente documento.
Entrando en un mayor lujo de detalle, la capacidad estable de recolección del campo español, en función de las últimas 5 campañas, podría ser de 105 mil toneladas de fruta diaria (130 mil nominal total), traducido a semanas, 735 mil toneladas, en lo referente a procesado, la capacidad máxima de tratamiento de alpeorujo por semana serían de 170 mil toneladas, si dicha situación evolucionara de forma constante, teniendo en cuenta los posibles altibajos, ello generaría una segura ruptura de flujo entre las semanas 4 y 6 de 2021, es decir, entre el 17 de enero y 7 de febrero del citado año, momento en que las balsas quedarían plenamente llenas.
Desde ese momento, una vez superada la capacidad de las balsas, la situación se agravaría, pues las almazaras procesarían a un ritmo 4 veces superior a la que lo hace el sector orujero, luego dicho colapso acompañaría al sector el resto de campaña, con sus potenciales problemas, sociales, económicas y medioambientales.
Si nos atenemos al ámbito exclusivamente económico, 10 días de parón supondrían, unos 110 millones de euros al conjunto del sector.