Hasta 1.200 pacientes son tratados al año mediante laringectomía total en España, una cirugía que implica la extirpación completa de la laringe y que a día de hoy sigue siendo el tratamiento más eficaz para tratar el cáncer de laringe e hipofaringe avanzado. Son datos recopilados por la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) que, con motivo del Día Nacional del Paciente Laringectomizado que se celebra el 1 de marzo, recuerda la importancia de que estos pacientes reciban una rehabilitación integral dentro de un equipo multidisciplinar. Este debe permitir al paciente el acceso a las diferentes técnicas y tratamientos actualizados para lograr la curación de su enfermedad, con las menores secuelas físicas, psicológicas y sociales y en el menor tiempo posible.
El paciente laringectomizado experimenta una serie de cambios tras la cirugía entre los que destacan la presencia definitiva de un traqueostoma para poder respirar y la consiguiente pérdida de la voz laríngea, cambios en la respiración, alteración del olfato o de la imagen corporal y estética. Todo ello impacta de manera notable en su calidad de vida y la mitad de ellos suelen tener problemas psicoemocionales vinculados al aislamiento social, dificultades en la comunicación y las relaciones interpersonales, ansiedad y estrés, así como sensación de inferioridad y baja autoestima.
Por lo tanto, la rehabilitación debe ir encaminada a recibir un entrenamiento para aprender a respirar, ejercicios para mejorar la deglución y avanzar en la reintroducción de la alimentación oral, entrenamiento vocal para adquirir una nueva habilidad para hablar así como terapia de adaptación social. Así lo recoge el documento de consenso 'Rehabilitación del paciente laringectomizado. Recomendaciones de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello'.