En los días de viento, secos y soleados hay más polen ambiental, también debido a la mayor contaminación del aire
La alergia al polen afecta al 30% de los jóvenes españoles y su incidencia cada vez es mayor entre los niños pequeños
Las vacunas son el único tratamiento capaz de modificar y curar la alergia al polen en niños, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). Con la proximidad de la primavera y polinizaciones cada vez más intensas, la SEICAP recomienda valorar el uso de inmunoterapia de forma individualizada en los niños con alergia a pólenes.
Hasta un 30% de los jóvenes españoles padece alergia al polen y su incidencia es cada vez mayor en niños más pequeños, según datos de SEICAP. Así mismo, desde hace unos años se observan temperaturas más suaves durante el invierno a lo largo de todo el planeta. "El cambio climático hace que los periodos de polinización comiencen antes y sean más prolongados e intensos, lo que hace que sea posible observar niños con síntomas polínicos en algunas zonas del país durante los meses de febrero y marzo. Hay que tener en cuenta que los días de viento, secos y soleados aumenta el polen ambiental, a lo que contribuye la mayor contaminación del aire, cuyas partículas aglutinan polen en suspensión. Por el contrario, la concentración polínica disminuye durante los días húmedos o de lluvia", sostiene el doctor Javier Torres, miembro del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de SEICAP. Una revisión de estudios reciente publicada en BMJ Open ha demostrado que la exposición a picos de polen aumenta los riesgos de síntomas alérgicos y asmáticos.
Los pólenes que más frecuentemente sensibilizan en España son los de gramíneas y de árboles como olivo, ciprés y plátano de sombra entre otros. La mayoría de las plantas polinizan en primavera, pero dependiendo de la latitud, algunas lo hacen en verano, otoño e incluso en invierno como las cupresáceas.
Los cuadros debidos a alergia al polen en niños son fundamentalmente rinocojuntivitis y asma bronquial. "Si estos síntomas coinciden con la primavera se puede sospechar que el niño tiene alergia al polen", indica el doctor Torres. Cuando se confirma el diagnóstico, el pediatra alergólogo establecerá con el niño o adolescente y su familia un plan de actuación que incluye: medidas de evitación, el tratamiento preventivo (que debe ser administrado a diario durante toda la estación), y el tratamiento de rescate (en caso de que aparezcan síntomas). "Además, se deberían conocer las épocas de máxima polinización de cada planta y consultar los niveles diarios de pólenes a los que se es alérgico", explica. En caso de que los síntomas sean intensos y frecuentes, y exista repercusión en las actividades cotidianas y la calidad de vida del niño, "hay que valorar la indicación de inmunoterapia específica, pues va a ser el único tratamiento que consiga reducir, o incluso hacer desaparecer, los síntomas y disminuir la cantidad de medicación diaria. Esto lo decidirá un pediatra alergólogo tras un estudio detallado e individualizado para cada paciente", afirma.
Vacunas para la alergia al polen
Un trabajo reciente publicado en Current Opinion in Pediatrics, confirma que la inmunoterapia específica con alérgenos es un tratamiento eficaz tanto para el tratamiento como la prevención del desarrollo de asma bronquial en niños con rinoconjuntivis. "Las vacunas para la alergia al polen modifican la respuesta inmunológica del niño alérgico. De esta forma, el niño deja de reconocer el polen como algo "malo y extraño" y deja de generar una respuesta inmune perjudicial. Consiste en la administración al niño alérgico, por lo general, a partir de los 5 años, de forma regular y continuada, de la dosis máxima eficaz del alérgeno", indica la doctora María Mesa del Castillo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Inmunoterapia de la SEICAP.
La inmunoterapia clásica se hace por vía subcutánea. Sin embargo, "desde hace unos años disponemos de extractos de calidad que se administran por vía sublingual, en forma de gotas o comprimidos, lo que supone una alternativa más cómoda para los niños", asegura la doctora Mesa del Castillo. El tratamiento tiene una duración de entre 3 y 5 años. En cuanto a su seguridad y eficacia, esta especialista destaca "la administración de la ITE es muy segura, de hecho, la ITE sublingual se administra en domicilio por carecer de reacciones adversas sistémicas. La eficacia está garantizada siempre que combinemos buen diagnóstico y un extracto de calidad", concluye.