Opinión

Sin trato discriminatorio

La amabilidad y las buenas formas en el trato son algo exigible a todas las personas, sin excepciones de ninguna clase. La discriminación en el uso del lenguaje es algo que sucede en la realidad social, en la que existimos. Se discrimina al no tratar de forma igualmente respetuosa a todos los sujetos, con los que se interacciona a lo largo de cada día. Todos los individuos merecen el mismo respeto en el trato o en la relación del tipo que sea. Pero esto no se produce en bastantes casos. Sucede, porque hay personas que prejuzgan a los demás e infravaloran, a los que no están en una situación de supuesto mayor poder o prestigio y los tratan peor que a otros que estiman que poseen, supuestamente, mayor categoría o valor. Sin embargo, es preciso decir que la dignidad de cada persona es igual a la de los demás. Existe gente que prejuzga a los demás, antes de dedicar el tiempo necesario para saber de sus méritos o logros, o sin tener el suficiente conocimiento. Lo que es una de las causas absolutamente injustificada, de que algunos traten peor a unas personas que a otras. Existen muchos estereotipos en la actualidad, en pleno siglo XXI y es lamentable que ocurra esto. La idea de que lo diferente no es normal ni igual de valioso que lo socialmente considerado normal está bastante extendida y es algo que no tiene sentido. Lo raro, extraordinario y excelso forman parte del legado cultural y artístico del mundo occidental. Las grandes obras del arte pictórico o de la música y la escritura literaria o filosófica, son la expresión del talento y el virtuosismo de los creadores y no es algo que sea muy común precisamente. Por esto posee mucho mayor valor, que lo socialmente considerado normal.

La genialidad se sale del estereotipo de la normalidad, ya que llega a niveles de sublimidad que no están al alcance de cualquiera, en lo relativo a la capacidad creativa manifestada, en todo tipo de creaciones: pictóricas, musicales, literarias, filosóficas, etc. Usar términos respetuosos con todos es un deber inaplazable, si consideramos a todos como seres con derecho a un buen trato, sin exclusiones ni actitudes discriminatorias o intentos de marginación. No se debe subestimar a nadie y algunos lo hacen. Saludar es algo que se debe hacer a todos, sin excepciones, ya que es una muestra de respeto, educación y cortesía. El uso de frases despectivas es algo a desterrar del lenguaje, por motivos obvios, que no hace falta explicar. Es necesario pensar antes de hablar y utilizar un lenguaje cuidadoso con los demás. Se trata de buscar una existencia más agradable para todos, también a través de las palabras que proferimos cotidianamente y de los gestos. Existen diversas formas de hablar y son legítimas, porque lo fundamental son los valores éticos de las personas.

Es necesario valorar la diversidad lingüística y cultural, como un recurso y no como un defecto. El edadismo es otra forma de discriminación muy frecuente también en el siglo XXI. Se percibe claramente una subestimación de las personas mayores, por el simple hecho de serlo, aunque demuestren sobradamente, que son valiosas por sus conocimientos, talento y capacidad. Da igual, se las encasilla en el casillero o cajón de los inútiles, torpes o desfasados. No es cierto, de ningún modo. De hecho, es todo lo contrario. La experiencia proporcionada por el paso de los años es un activo de primer nivel, en todas las profesiones y actividades creativas y es muy valiosa, en todos los aspectos.

Una parte de la sociedad parece que está convencida, de que la vida solo es valiosa hasta los 55 o 60 o 65 años y a partir de estas edades es como si los sujetos ya hubieran vivido su vida y sobraran. No es verdad, en absoluto. La deshumanización en el trato se manifiesta de muchas formas. Por ejemplo, llamar o denominar a los mayores con términos despreciativos o usar diminutivos en contextos inapropiados, está a la orden del día. Se debe usar un lenguaje que valore las capacidades y experiencias de todas las edades.

Evidentemente, todos podemos llegar a mayores y mejor que sea así. Lo que ocurre es que bastantes personas ven muy lejos la vejez, pero la vida transcurre a una velocidad asombrosa y se envejece cada día y cada año y no se puede detener este proceso. Se debe ser consciente de esta inexorable e implacable realidad, que no puede ser cambiada de ninguna manera.

Los comentarios excluyentes, basados en el pensamiento único, son negativos, porque no respetan la dignidad de los demás, ya que se practican muy distintas tradiciones en el mundo. Somos diversos y no iguales, aunque los seres humanos tengamos bastantes cosas en común.

Se trata de buscar la belleza en la vida, en todos los sentidos, y la bondad y el respeto en el trato es una de las formas o aspectos de lo bello en sí mismo. Los buenos modales y la cortesía son indispensables.

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Marga Vilà - Secretaria de Igualdad, Diversidad y Conciliación del Sindicato de Trabajadores (STR)