Muchos partidos políticos ni siquiera entran en el debate sobre el sistema político, y la razón es que saben que el silencio es la mejor arma que tienen para no dar publicidad gratuita a quienes osan quitarles el poder del que hoy disfrutan.
Estos políticos, los de PSOE y PP, sólo exponen como única solución la de votarles a ellos, es decir, la de mantener la corrupción sistemática que abrazan desde hace décadas.
Además, no falta quien utiliza la baza del miedo a lo desconocido para bloquear a los españoles, aprovechando que éstos prefieren seguir anclados en el pasado (o en el presente) y seguir en sus zonas de confort.
La idea de ridiculizar o rechazar a personas innovadoras o pioneras que plantean soluciones alternativas a lo conocido no es nueva, pues ha sido una constante en nuestra historia.
Pero, ¿se imaginan cuál sería el presente de la humanidad si las ideas, teorías e inventos de tantos innovadores, pensadores y pioneros, a pesar de sus múltiples detractores, nunca hubieran sido aceptados, sometidos a debate y finalmente demostrados? ¿Cómo pretenden algunos españoles mejorar sus vidas si no asumen riesgos, si no se enfrentan a sus miedos y salen de sus zonas de confort? ¿No vale la pena actuar sabiendo que el resultado tiene mucho más valor que el camino para conseguirlo? ¿Qué sentido tiene una vida que deja pasar los días sin aventurarse, sin sacrificarse? ¿Imaginan a un científico excelente utilizando sistemas antiguos que no logran los resultados buscados sin realizar ni una innovación en dichos sistemas? Les aseguro que no, pues ese científico excelente sabría que estaría abocado al fracaso.
En España nos estamos estrellando social, política y económicamente por el escaso espíritu pionero y preferir no salir de la zona de confort.
Cuando las oportunidades potenciales están ahí delante, esperando que una mayoría las aproveche, ¿qué impide asumir el reto? Supongo que el miedo, la comodidad, la ignorancia...
Todos los obstáculos pueden vencerse si uno tiene la determinación de conseguir el resultado buscado, e incluso de los fracasos se puede aprender para seguir adelante y seguir innovando...
No intentarlo supone asumir que se es un fracasado... ¡O un inútil!