El circo político europeo al que estamos asistiendo no tiene parangón alguno. Nos han sacado de "La casa de la pradera" y nos han llevado a "Esta casa es una ruina". Estos "Picapiedras" que se consideran políticos europeos no llegan ni al glamour de los caramelos de Albacete ni al sabor de los higos chumbos de nuestras tierras murcianas y, si ellos no dan ni el mínimo, en cuanto a altura política, sus principales referentes andan por las tierras áridas de la Patagonia, Bolivia o Chile. Unos petardos de "muy señor mío" que saltan a la voz de su amo sin espíritu critico alguno.
Los mundos vampirescos de Bruselas: liberales, populares y sociocomunistas, todos a una, como lo son, al estar viendo cómo sus secuaces y antinaturales ideas políticas han sido machacadas estos últimos tiempos por países del Sur y algunos del Norte soltaron la sonda de ir en contra de los resultados en elecciones que los mismos europeos así lo han considerado. En definitiva, no desean que entre la sensatez de vida y dar alas a las alianzas de las civilizaciones, machacar nuestra ganadería y agricultura, romper las familias y dejar a Europa más que tiznada. A tal conjunto de postulados, a la decisión firme de franceses, a los aplausos hacia Meloni y otros, les llaman "ultra". lo que sea, como si viniese "el mismísimo hombre del saco". La idea central es que no desean perder el "chupe europeo" ni dejar la hoja de ruta que les han marcado los diversos lobbies que bajo mano le auguran "buenos bolsillos". El mundo mediático, agradecido por sus brillantes ayudas económicas, sin ética alguna, le siguen el juego.
Así, Europa, la cual está en cuidados paliativos, observamos como el Reino Unido anda con brotes de malaria, Alemania, dolores de estómago día sí y día también, pisando con frecuencia los diversos Centros de Salud y Francia ha hablado ayer domingo, Italia hasta las narices, España ni les cuento…ya lo saben, En definitiva, el cabreo europeo está generalizado donde las pequeña y mediana empresa, las clases medias y todo quisque viviente, motor auténtico de nuestras sociedades, está de capa caída. Aún así, los diversos mendrugos de la UE, tal cual, nos llama fascistas, ultras y cualquier tema que no sea alfombra donde ellos pisan. ¡Sinvergonzonería es poco!
¡Qué razón tiene un buen amigo español que anda por Escocia! Desde allí se ve lo mismo que nosotros y me quedo corto. Muchos analistas políticos estudian este desmadre en el que estamos insertos: demasiados populistas baratos de medio pelo, poca formación en nuestras gentes, como en América Latina y así nos va.
Somos muchos los que ya no reconocemos hoy a España, a Europa. Demasiadas reducciones de jornada y currar el mínimo posible, falta de mano de obra, nos estorban los hijos y preferimos que vengan otros, sin los valores europeos a que sean ellos los que fijen un nuevo rumbo. Si a ello, liberales, populares y socio comunistas, cada día se lo ponen más difícil al mundo de lo trascendente y sus principios morales tenemos un cocido perfecto para que salte la chispa. Ahora, como ya se nos viene anunciando, el culto al Estado y los mandamientos que salgan de nuestros parlamentos nacionales y regionales serán los que legislen. Qué pronto se nos ha olvidado la II Guerra Mundial y su reconstrucción occidental. En los inicios del verano de 2024 ya palpamos que el ímpetu que pusimos para hacer una Europa sabia y solidaria se nos ha olvidado. No nos olvidemos tampoco que estas políticas en las que estamos sumergidos cada vez son más calenturras e intransigentes y el bolsillo pasará del catarro a la pandemia "gargantil".
Dejemos ya que si la derecha, que si la izquierda y optemos por la sensatez y el sentido común. Malos tiempos nos vienen si abofeteamos a diario lo que todo un pueblo, como Francia, ha decidido. Algo de razón llevarán.
Cuando la verdad y la honradez son ladeadas en un país y todo lo que nos queda es el "mal menor", que a la postre es el "mal mayor"… "Aquí no habrá quien viva".
¡Buen verano!
MARIANO GALIÁN TUDELA