Opinión

Caminamos hacia un lugar y en un lugar y autolisis

Todos los días somos y estamos en un lugar. Cada uno, según la edad, mira su presente y mira su pasado y mira su posible futuro. Algunos abdican de su futuro y presente...

Cerca de ochocientas mil personas en el 2022, no encuentran ningún grado suficiente de motivación de/para vivir y existir en el presente, no se lo permiten los hechos del presente, los hechos posibles del futuro, los hechos posibles del pasado.

Qué podemos decir e indicar ante estas situaciones, que pueden ser de multitud de formas y maneras, por diversidad de causas y motivos, y, por distintos fines y finalidades, incluido el castigo o la sanción a personas cercanas o medianas o lejanas en la relación con el sujeto.

La enfermedad y el dolor y el sufrimiento y la angustia y diversas patologías pueden ser un factor esencial en muchos casos. No es este un artículo científico, ni médico, ni sanitario, es una columna de alguien que se acerca a esta cuestión, uniéndose multitud de raíces y fuentes. Esto es una realidad. Abordamos este tema, desde diversidad de pareceres, quizás no científicos-académicos, no sanitarios-terapéuticos, pero tampoco no-sanitarios, no-científicos, sino el hombre que ha visto mucho y que expresa su pequeña voz desde la acumulación de saberes y miradas...

Supongo que usted lector/a se acercará a este tema, según sus vivencias y según sus experiencias y según sus temores. Dicho de otro modo, si esta patología ha estado cerca o lejos de usted, de alguien cercano a usted. Queda mucho dolor y mucha angustia y mucha pena y muchas preguntas, después que sucede esto en el seno de una entidad familiar o personas allegadas...

Creo que la sociedad actual falla, a grandes rasgos, en una causa, -alguien dirá entre otras y entre muchas-, que no somos capaces de disfrutar y alegrarnos de las cosas pequeñas que nos suceden. Puede que usted tenga tal problema, tal carencia, tal realidad, tal sentimiento, tal  proyección, tal cosa que le haya pasado. Pero la realidad es que no disfrutamos y no nos alegramos de las cosas pequeñas.

Esas cosas pequeñas que nos pueden estar sucediendo cada día, a decenas y en docenas de temas, una buena comida, aunque sea simple y sencilla, unas patatas fritas con huevo, unas pequeñas vacaciones de un día o dos a algún lugar, el hablar con algunas personas cada mañana, aunque solo sea saludarlo, el sol que te caliente en este día de otoño y parece que las mejillas empiezan a dar luz, la esperanza de que el hijo ha aprobado una asignatura, aquella conversación telefónica, esa nota o noticia o información que te acaba llegar al móvil, que es un adelanto científico o técnico…

Es una paradoja, pongan ustedes la palabra o substantivo o adjetivo que quieran, jamás los europeos de ahora, salvo excepciones, han vivido y han tenido tantos derechos como los actuales, jamás. Comparados con la vida de sus bisabuelos o de sus tatarabuelos y tatarabuelas… jamás, y, jamás, tanta masa de seres humanos sienten una angustia vital y existencial tan profunda, como dirían todas las corrientes del existencialismo filosófico, que tanto daño hizo hace sesenta años. Y, que aunque ya no está en el candelero, el fuego ideológico sigue existiendo y continuando.

No voy a ser yo, modesto articulista, quién no va a recordar o contar todas las realidades negativas del siglo y del siglo pasado. Pero cada siglo trae cosas buenas y cosas menos buenas. No voy a olvidar yo, los problemas o traumas o heridas graves, que puede traer usted de la infancia o de la adolescencia, que tiene que luchar contra ellas cada día, no voy yo a olvidar, el enorme problema de competitividad que existe en la sociedad, ni tampoco los problemas familiares, aunque también existen cosas buenas, ni voy a negar que a alguien se le pone el sambenito de malo, siendo una persona de buena voluntad, y, arrastra éste toda la vida, y, no voy a negar cuestiones sociopolíticas que como espada de Damocles están sobre nuestras cabezas… y, mil otras realidades –que a algunos les afectan unas cosas y a otros, otras…-.

Ni voy a negar que como tambores y campanas el pasado, algunas cosas del pasado malas, te estén machacando, desde hace años, y, no sabes como compatibilizarlo, ni voy a negar, que quizás hayas caído en una tristeza, angustia, pena, melancolía, desesperación, depresión, por tal o cual motivo o razón o causa, que se complica con las realidades presentes, aquello de las depresiones endógenas y exógenas de la psiquiatría-psicología de hace lustros…

Pero tampoco te voy a negar, que no olvides, todo lo bueno que hoy te sucederá, todo ello, cosas pequeñas y medianas. Y, tampoco, de pasada, te debo indicar, y, tú/usted desarrollarlo, porque las ochocientas palabras se terminan, que intentes llevar una ética y una moral correcta, esa es la espada y la lanza y el escudo y la malla que te defiende sobre todo tipos de males. Y, también te voy a indicar, el tercer remedio, no olvides ir a los servicios sanitarios oficiales y ortodoxos, no deje de ir. Y, por último, cuarto, no olvides a Dios, el consuelo de Dios, la esperanza de Dios, la fe en Dios, el amor en Dios…

Creo que todo esto, te ayudará a saborear un granizado en verano, como una sinfonía de sabores, que la sociedad-cultura nos proporciona, o un café calentito o chocolate calentito en invierno, como un sosiego al corazón, y, un mirar con suavidad y tranquilidad el presente y el futuro, sin negar los problemas y dolores que tienes, pero que con esta aptitud y actitud es más fácil ir superándolos o sobrellevándolos, como nuevos Zenón de Citio, Epicteto, Séneca, Marco Aurelio o toda la escuela estoica y neoestoica del pensar y del sentir… Paz y bien.

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