Opinión

2023: año de bienes

Feliz Año Nuevo. Ante el desastre que nos ha dejado el Desgobierno actual ya empezamos a mirar el 2023 con algo de esperanza. Son muchas las teclas que van a tener que cambiar, bastantes, pero si un servidor tuviese que reiniciar este desangrado no me cabe duda que maquinaría para que la justicia, seguridad, ciencia y educación, cultura y energía diesen un paso esperanzador. Todo ello, por supuesto, habiendo ladeado por completo todas las leyes ideológicas que se nos han impuesto. A todo lo anterior, sin duda, le daría una buena capa de barniz, un barniz que responda a la falta de dignidad que estamos perdiendo en España.

La persona humana, ustedes y yo, por si a alguien se les ha olvidado, somos por ahora los seres más dignos que habitan en la Tierra, sin menospreciar, todo aquello cuanto nos rodea. Estamos dotados de inteligencia, voluntad y afectos y somos capaces de buscar, encontrar y admirar la belleza, de preguntarnos por el sentido de la vida y descubrir el sentido trascendente. Sócrates, Platón y Aristóteles de ello sabían bastante y a fecha de hoy, para nosotros siguen siendo un gran referente. La "Ética a Nicómaco" de Aristóteles nos lo plantea de forma colosal y Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco también cuando respondía que" así como el hombre es un ser capaz de crear las cámaras de gasificación, también puede dar su vida por otros. La historia de la humanidad está unida a la pregunta sobre sí mismo ¿Quién soy? Cuando la persona pierde o duda sobre su identidad, la pregunta se renueva, con respuestas divergentes.

A fecha de hoy, desde nuestras Instituciones da la impresión que valoran ideas y no personas. Una sociedad que no comparta unos mínimos elementales, está en situación de riesgo. Vale la pena repasar algunas ideas de Leonardo Polo al respecto o al libro "Ayudar a crecer" donde nos apercibimos que los sentimientos se deben educar en la primera infancia, pues son el asiento para educar más tarde las virtudes, virtudes como templanza, fortaleza, justicia y prudencia. Cómo no al ser humano a diferencia de los animales o de los objetos, donde cada pieza, cada ser querido por nosotros como los animales y la entera creación deben ser tratados por separado. Por tal motivo, la persona debe alcanzar una armonía que le permita actuar con madurez.

Los que hemos andado mucho tiempo entre telares desde las "Humanidades" opinamos que es imprescindible alcanzar una sólida base humanística para no perder la visión de conjunto de la persona humana. "Si bien es lógico que en la escuela prime la educación intelectual, actualmente se debe dar un valor especial a la formación moral de los alumnos por la falta de referencias éticas en el entorno social que nos movemos". No nos olvidemos que siendo un ser único e irrepetible se pueden estudiar en ella diversas facetas como la intimidad, la libertad y la capacidad de amar entre otras.

El libro de un gran profesor universitario llamado "La vida lograda" , marca una serie de pautas y opciones para alcanzar la felicidad. En doscientas páginas, D. Alejandro Llano se detiene en los caminos recorridos en la búsqueda de una vida plena, lograda. Aunque abundan los libros de ética de temática similar, éste conjuga la doble característica, nada fácil de encontrar, de rigor intelectual y claridad. Dicho autor hace fácil lo difícil: rastrear el ansia de felicidad de las personas y deslindar lo que existe de auténtico y lo que vemos de engañoso. Ahí se ven el dinero, el placer o el poder. Se procura ver la huella de la verdad que hay en ellos cuando están ordenados a un bien superior, como es la entrega amorosa y libre que reside en la amistad, la familia o el trato con Dios para los creyentes. En este camino no se debe dar nada por supuesto; como si fuesen peldaños de una escalera "sube desde las cosas más materiales a las más espirituales, hasta encontrar la vida que verdaderamente vale la pena vivir".

Quizá, para algunos resulte difícil ponerse de acuerdo en una definición sobre el ser humano, pero ante algunos comportamientos, hay un sentir común que los califica de inhumanos: la crueldad con los niños, el maltratado a los discapacitados…Y es que el hombre, la mujer, aspira a diario a conocer la verdad, a descubrir lo que está bien y lo que está mal, a pensar sobre sí mismo y sobre su destino: es capaz de aspirar a la belleza, a la bondad. La concepción completa y profunda de los rasgos del ser humano trae consigo muchas consecuencias prácticas; no todas son evidentes pero su conjunto lleva a dar un sentido profundo al modo de vivir, de legislar y de educar.

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz