Opinión

La aspereza española

Podríamos decir que España está en "las últimas" y, aunque esta aspereza no acabará en la muerte presumiblemente, muchas zonas de su cuerpo andan tumorizadas y hasta puede llegar a ser mortal antes o después. Aunque más de uno no desee enterarse, la niebla perversa que nos invade nos lo dice todo y parece que nuestras gentes tienen la tendencia a ignorar lo desagradable y lo que está acaeciendo sobre nuestro país. Cada día que pasa es posible estemos más desmoralizados y adormecidos pero no nos olvidemos que el diagnóstico está ahí: es claro y rotundo.

Es una obviedad que los separatismos, los monaguillos vascos y sus colegas que se echan al ruedo está constituyendo una amenaza para la unidad nacional, pero no se olviden que, existen otros buitres leonados que desde el sibilinismo neoliberal tampoco es que estén a la altura de estas circunstancias. Y para más "inri" los propios ciudadanos señoritangos, los acomodados y los que son incapaces de gastar un minuto para salir a la calle y decir ¡basta ya! Lo grave es que el Desgobierno ultra socio comunista se apoye en los que están troceando España y los que nadan en pastaflora. No existe caso parecido en todo el Occidente más que aletargado e indiferentes a lo que se está cociendo.

También contemplamos otra ruptura de unidad, terrible y sencilla a su vez: la jauría de perros en el Congreso de Diputados que no nos acerca a buen puerto y está conllevando a la ruptura de la concordia, la voluntad de un grupo de forajidos excluyentes a, por lo menos media España, de acabar con ella, de destruirla, de hacerla fosfatina. Y ya no se trata de una experiencia nueva sino una auténtica reedición de alta categoría de culpabilidad y de gente, como diría mi abuela, de gente de mala fe. La memoria, aunque sea frágil de vez en cuando, no es por cierto ni "histórica" ni "democrática".

Sólo hace faltar abrir los ojos para mirar y observar. Vivimos en tiempos parecidos a lo que una vez sucedía en España. Es improbable volver a las andadas pero no imposible. Aquí, lo ciento es que la hoja de ruta está clara: destrucción de la Constitución y convivencia, concordia y libertad, Monarquía y Estado de Derecho que, según no recuerdo mal es el caldo de cultivo donde estos grupos de "rancheros pistoleros" desean volver al clientelismo popular. Pero recuerdo una vez más que las víctimas, la sociedad española apenas se levantan de sus acomodados sillones ni sueltan por la boca una lastimera protesta. Estamos ante "el aquí me las den todas". La vergüenza que sentimos muchos, la vergüenza política comparable a la que cabe sentir ante ciertas declaraciones de un ministro de Justicia que aducía que el Rey había sido excluido de un Acto Judicial en Barcelona para salvaguardar la convivencia no tuvo precio. Tal es así que, muchos españoles hemos quedado fuera de lugar cuando veíamos que el ministro pensaba que la presencia de su Majestad en una ciudad española era una auténtica provocación.

El proyecto es más que claro. La democracia que propugnan tales cazafantasmas saben dónde van mientras que la ciudadanía sueña en el nido de los justos. En Madrid, mientras, se libra otra dura batalla aunque les está costando llegar al castillo. Si cayese Madrid, no lo duden, daríamos un paso decisivo hacia el abismo. Suponemos que se han dado cuenta que todo gobierno que impone a la ciudadanía lo que se puede o no afirmar en el ámbito de las opiniones, valoraciones y teorías diversas es un gobierno que vive en su ámbito totalitario. Por lo demás, sabemos que la democracia no garantiza la libertad y sabemos también que el comunismo, la dejadez ciudadana y el neoliberalismo sibilino la impide. Sólo un ignorante o un malvado podría afirmar que todo anticomunista sea fascista. La ruina económica ya la tenemos aquí, pero aún peor es la ruina moral. Confiemos en que los cielos tengan piedad de nuestro país e incluso, hasta podría ser bueno e interesante que nos diésemos un bofetón descomunal para aprender la lección.

Todo es cuestión de estar con el ojo avizor en este nuevo año 2023.

¡Feliz Año! Y a tener paciencia con las diversas campañas electorales que se nos acercan cada día más.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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