Se considera que existen dos grandes grupos de información, uno, los análisis, noticias, reportajes, crónicas, entrevistas, editoriales y otro, los artículos literarios de opinión.
Se dice, expresa, indica que existen en el artículo o comentario o crónica o epígrafe columna, dos tipos, la anglosajona, más basada en datos y argumentos y razones y demostraciones, más analítica, siguiendo quizás, el viejo esquema filosófico y psicológico, de “conceptos analíticos y sintéticos del viejo maestro Kant”. Y, por otro lado, se habla de la columna más literaria y opinativa, más propia del mundo latino-español-hispanoamericano...
Personalmente, en este estadío de la evolución de mi biografía-existencia, estoy más situado en el segundo grupo. Intento claramente, combinar, realidades de cosas y acontecimientos y personas, pero siempre con un sesgo no solo de análisis y razonamiento, que también lo tiene, pero sumando dosis importantes de literatura y oratoria y erudición y estética y belleza. Podríamos indicar una frase, de cinco palabras, una sentencia-aforismo-definición evidente y clara, y después, diez argumentos, tallados con precisión o la más posible, sin florituras. Pero optamos, quizás, por tres argumentos solo, pero marear el agua de la belleza de las palabras, a través de imágenes, figuras literarias, metáforas, hipótesis imaginarias, exageraciones y reducciones. Siempre intentando no caer en las falacias, ni en los sofismas. Eso sí, siempre intentando buscar verdades y bondades y bienes y bellezas y racionalidades y prudencias…
En este campo de futbol/toreo/béisbol me sitúo, por tanto, si usted lector/a se acerca a estas fuentes-palabras-textos, debe saber a qué juego y con qué reglas está. No sé, en el fondo, si es más verdad, un discurso académico o un discurso poético. Es más, pienso que son dos horizontes de entrar en la realidad, trozos de real/realidad que se completan/amplifican. Muchos empiezan a citar, a mil autores, en sus columnas, para mostrar y demostrar su sabiduría y su saber y sus conocimientos y su verdad. Yo, también utilizo, pero no cien, sino dos o tres. Y, no siempre. Porque intento, llegar a que su corazón y su alma y su carne y su mente, despierte en algún aspecto.
No escribo para yo lucirme y llenarme de vanidad y soberbia y egotismo y encumbramiento –que algo de todo ello también existe-, sino para buscar algo de verdad. Unos regalan vasos de agua, otras ideas, porque con buenas ideas, los humanos evitamos muchos, automorales y heteromales y males. Si una frase mía evitase una lujuria o una ebriedad o una envidia o una soberbia o una vanidad o una ira-cólera, me sentiría agradecido a los dioses y a los hombres –aunque siguiesen leyendo mis artículos solo diez personas…-.
Hay grandes columnistas en nuestro suelo, generación tras generación, ahora y en el pasado. Yo, como forma de homenaje y de aprendizaje, en muchos artículos, nombro a algunos, materializo y recuerdo algunas de sus columnas -espero que si alguno, alguna vez, los lee, les agraden-. En forma de homenaje. Porque de todos he ido aprendiendo a sembrar y recolectar, desde mi adolescencia, con los periódicos de aquella época, con columnas, que muchas veces, ya no recuerdo los nombres de sus autores o autoras –estas en menos cantidad-. Ya, ya muchos de ellos hicieron lugar a la sombra de la ceniza. Pero yo, yo los menciono y recuerdo y cito, aunque mi artículo vaya por otros derroteros. Cito a tantos, de unos colores y de otros.
Llevo meses, quizás ya más de un año o quizás dos, desde que descubrí un libro, que me parece muy positivo y muy bueno, dentro de la hégira de los libros de artículos o de antologías de artículos. Libros necesarios. Libro titulado De Azorín a Umbral, Un siglo de periodismo literario español, antología realizada por varios autores (Palacio, San Juan, Jiménez-Díaz, Fernández, Valdecabres, espero no les importe cite su segundo apellido), que me parece brillante. Cierto es que cada antólogo o grupo de ellos, escoge y selecciona, casi los mismos autores y autoras, pero distintas columnas. Como en todo hay diversos pareceres. Quise comprar este libro, pero ya estaba extinto, en segunda mano, el librero me indicó que tenía un precio de quinientos euros. Por lo tanto, hemos tenido que beber de las aguas de la biblioteca pública.
Ya he publicado-redactado en estos diez últimos años, tres mil columnas. Me digo a mi mismo, no por vanidad o solo soberbia, sino para ofrecer un producto de calidad, a quién tenga a bien, perder cinco minutos en leer un artículo mío. Me digo/pregunto a mi mismo, seré sincero, ¿algunos de mis artículos/columnas merecerán estar entre las cien mejores del siglo veintiuno, si alguna vez, realizan antologías, o quizás de las realizadas entre 1950-2050?
Hagámonos preguntas serias y profundas, autoevaluémonos, algunos de mis artículos, pongamos el caso, el uno por cien, merecerían estar entre la gran literatura periodística o de artículos de opinión literarios, teniendo en cuenta, que en este género, en estos doscientos años, y lo que vendría antes, que todavía no está estudiado, publicaron todos los grandes escritores y grandes periodistas de nuestro país. En España, todo el mundo ha ido alguna vez a los toros o al futbol, o al menos, ha asistido a parte de ese drama en/por la televisión. En España, no creo que exista ningún escritor que no haya escrito, al menos, un artículo de opinión en su vida…
Por tanto, existen miles de articulistas y columnistas, por tanto, hay que hacerse la pregunta, alguno de mis artículos, merecería estar entre los cien mejores de mi lengua de estos tres siglos, al menos, uno de los mil mejores de mi patria-terruño-suelo-tierra-solar-lagar-viñar… ¡Paz y bien…!