Las personas están cansadas de la política y de los propios políticos. En una situación insostenible en la que vivimos con millones de ciudadanos que están desempleados, otros que ven cada día que sus nóminas no les alcanzan a llegar a final de mes y que no pueden llenar sus frigoríficos ni siquiera con los alimentos más básicos y no pueden asumir las facturas de la luz, agua y teléfono que todos los meses llegan, y tras la cantidad de fallecidos que llevamos a nuestras espaldas y que siguen muriendo a diario, nos encontramos con este panorama; una clase política que está más preocupada por sus intereses y ambiciones personales que por dar respuesta a los problemas de los ciudadanos.
No recuerdo quién fue el iluminado, pero tampoco importa, el que dijo aquello de que "viven por encima de sus posibilidades" refiriéndose a los que cobran una ayuda. No puedo describir con palabras el sentimiento que me inunda al observar como se apuñalan los unos a los otros, solo y con el único fin de seguir chupando de la teta, esa que les permite hacer y deshacer a su antojo sin importarles la realidad que se vive en las calles.
Son ellos los que han llevado este país al hundimiento económico y a la falta de recursos, en definitiva nos han llevado a la bancarrota, con numerosos brindis al sol y promesas que quedarán para el olvido y que nunca verán la luz, dejando al país herido de muerte y con una imagen cara al escenario internacional paupérrima. Solo hay que ver que son capaces de lo que sea necesario con tal de conseguir sus objetivos. Que se lo digan a la Región de Murcia y al modus operandi de sus gobernantes que, por no perder comba y al ver que se les acababa el chollo han propiciado que una moción de censura prosperara y así acceder a esos asientos bien ansiados y cómodos, los cuales les darán la posibilidad durante los próximos dos años de seguir mareando a todos los murcianos.
Y mientras que esta pandemia que arrastra una crisis sanitaria y económica que nos asfixia, la impunidad política sigue aumentando a unos niveles extenuantes, donde alteran los votos de los ciudadanos para poder utilizarlos en su propio beneficio, y como si de una partida de ajedrez se tratara van moviendo piezas para tener más poder y de esta forma hacer con nosotros lo que les da la gana. Con estas acciones tan ruines, lo único que han conseguido es que las personas dejen de creer en este sistema político, porque tienen la percepción de que la distribución de costes y sacrificios en la crisis que estamos inmersos es sumamente injusta. No todo el mundo ha pagado del mismo modo, esta crisis se ha cebado con los mas indefensos y aquellos que tienen mayor responsabilidad a la hora de desencadenar esta situación de crisis se van de rositas, sin pagar ningún peaje por ello.
José Antonio Carbonell Buzzian