Opinión

Lo que no aprendió el "entorno del PP"

En agosto de 1998, Totana vivió una manifestación con mucho orgullo, recogida en prensa nacional e internacional. Centenares de vecinos marcharon por las calles de nuestro pueblo para reclamar protección para el medio millar de inmigrantes ecuatorianos que ya trabajaban en nuestro campo. Una manifestación pacífica con reivindicaciones claras: estabilidad y derechos para quienes han venido a ganarse el pan, y futuro y prosperidad para Totana. El gobierno local lo presidía el popular Juan Morales apoyado en el Grupo Mixto. El alcalde defendió las reivindicaciones ante la Delegación del Gobierno (también del PP).

Tan sólo un año más tarde, en la Totana de entre siglos cambiaron las tornas. Una nueva manifestación reclamaba la expulsión de los inmigrantes totaneros, arguyendo problemas de seguridad. La manifestación acabó con una violenta ocupación del Ayuntamiento. Muchos la tomaron a pedradas con los cristales de la fachada. Otros amedrentaron a concejales del gobierno local, de PSOE e Izquierda Unida, con miradas cómplices.

En los días previos a la manifestación, la cónsul de Ecuador ya avisó a los medios de comunicación: "si no nos quieren, nos vamos". Tal es así que, tan pronto como a la mañana siguiente de ocurrir aquel esperpento de protesta, muchos totaneros sacaron al menos una lección clara:

Algún agricultor que asaltó en el Ayuntamiento pidiendo la expulsión de los inmigrantes fue a pedir explicaciones a los concejales de aquel gobierno cuando en La Turra esa misma mañana no se subió ningún inmigrante para trabajar en el campo. Y así se le hizo saber. Es una escena verídica recordada por testigos.

Esta historia, real como la vida misma, debe ser rescatada hoy por la incomprensible postura de determinados partidos políticos en Totana, que no han aprendido nada.

El entorno del Partido Popular Vox y la Plataforma, tanto monta monta tanto está tratando de cuestionar y señalar cualquier proyecto de participación ciudadana que simplemente tenga en cuenta a todos los totaneros y totaneras. Por el hecho de que eso incluye, como es obvio, a los de origen extranjero. Lo hacen, además, con excusas "peregrinas", porque el objetivo de estos partidos no es buscar el mejor porvenir para la convivencia en Totana, sino todo lo contrario: crear crispación para tener algo a lo que agarrarse contra el gobierno local de Ganar Totana.

Tal es así que el que fuera miembro de la ejecutiva del Partido Popular en la legislatura 2007-2011, la misma en la que dos alcaldes populares pisaron prisión, se sorprende de que una de las conclusiones de las asambleas participativas por barrios y pedanías sea que las preocupaciones de la gente corriente no casen con sus mentiras sobre inmigración y seguridad.

Se sorprende de que una conclusión sea que a la gente lo que más le preocupe sea el deterioro de los servicios públicos que gestiona la derecha en nuestra Comunidad: la sanidad, la educación y la vivienda. Es urgente un cambio político que sirva para reducir listas de espera en la sanidad, garantizar la gratuidad y universalidad de la educación y hacer cumplir el derecho a una vivienda digna. La multitudinaria manifestación por la sanidad pública en Madrid es buena muestra de la preocupación general, así como el gran apoyo a las reivindicaciones en defensa de nuestra Área III de Salud, que continuarán con una manifestación en Lorca el próximo martes.

Al entorno del PP lo que le preocupa es que la seguridad ciudadana, la que tratan de relacionar torticeramente con la inmigración, no sea el mayor problema de los vecinos y vecinas de Totana. Hay que decirlo así, porque a pesar de los repetidos mensajes alarmistas de la derecha, en los totaneros no puede calar que el Partido Popular sea el adalid de la seguridad ciudadana. No por nada, sino porque mientras el gobierno de Ganar Totana ya ha conseguido nuevos vehículos para la policía y contratar a nuevos agentes, el PP les negó el pago de horas extraordinarias. Por si fuera poco, tal como registró la prensa regional en octubre de 2014, el PP incluso llegó a provocar que la Policía Local no pudiese atender un robo con violencia porque dejó que los vehículos se quedasen sin el seguro de circulación. Provocaron una huelga de agentes y la salida de más de un 30% de la plantilla y todavía pretenden mostrarse como la "ley y el orden".

Es muy grave que presumiendo de ignorancia sobre los proyectos sociales que critica alguien se atreva a cuestionar la honestidad no sólo del equipo de gobierno que está "sacando las castañas del fuego", sino también del equipo de trabajadores tanto del ayuntamiento como de distintas organizaciones sociales que luchan por mejorar la integración, la convivencia y el bienestar de la sociedad totanera. Que a alguien no le guste este objetivo no le da derecho a hacer esas acusaciones.

Esta cuestión merece, además, dos apuntes: es evidente que quienes tienen ese pasado en la ejecutiva del PP de Martínez Andreo estaban más cómodos con un gobierno que promovía una institución opaca y clientelar, así como también es evidente que estas cosas ocurren porque se cree el ladrón que todos son de su condición.

No debemos pasar por alto las mentiras malintencionadas de quienes quieren dibujar una leyenda negra totanera, buscando que se repita una movilización contra la integración en Totana por mero interés político. Frente a ello, quizás una reacción lógica sea presumir de todo lo bueno que tenemos. Presumir de que, a pesar de todo, frente a la losa económica y frente a los no pocos problemas cotidianos de las vidas humildes, en Totana salimos adelante haciendo gala de nuestras raíces, fuerza y espíritu. Presumir de las cosas que hemos cambiado a mejor. Presumir de nuestras ganas y de nuestro futuro en paz.

Julián Méndez García

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Por María Beatriz Muñoz Ruiz