Cada vez que el PSOE se ve arrinconado por escándalos de corrupción o por la incoherencia interna de su discurso, reaparece un tema recurrente en su estrategia de distracción: la prostitución.
Pero no como una política de justicia o escucha, sino como una cortina de humo.
Una operación cosmética para calmar a su electorado feminista y abolicionista mientras silencia a las verdaderas protagonistas del debate: las trabajadoras sexuales.
Volvemos a ver este patrón.
El escándalo del caso Koldo, con audios que sugieren la organización de “viajes” con mujeres, o el caso 'Tito Berni', donde un diputado socialista aparecía en fiestas con prostitutas al tiempo que promovía leyes abolicionistas, demuestran la hipocresía de un partido que legisla desde la doble moral.
Lejos de abrir un diálogo con las trabajadoras sexuales —que reclaman derechos, seguridad jurídica y ser escuchadas—, el PSOE impone una visión única, paternalista y moralista.
Lo hace, no por principios, sino por conveniencia: necesita desprenderse de la imagen de “partido de puteros” que una y otra vez lo persigue tras cada escándalo.
No se trata aquí de si uno está a favor o en contra de la prostitución, sino de algo más elemental: la democracia no puede construirse ignorando a quienes serán directamente afectadas por una ley.
Y eso es lo que hace el PSOE: legislar sobre cuerpos y vidas sin darles voz a quienes viven esa realidad.
El PSOE no actúa por convicción.
Actúa por cálculo electoralista.
Quiere contentar a los sectores feministas abolicionistas más afines sin atreverse a reconocer que muchos de sus dirigentes han protagonizado episodios vinculados al consumo de prostitución.
Y mientras tanto, silencia, invisibiliza y margina a las trabajadoras sexuales que no encajan en su relato.
Por eso, denunciamos que: Se quiere legislar sin diálogo, una vez más, sin escucha, sin participación real de las trabajadoras sexuales.
Se instrumentaliza el debate sobre prostitución como cortina de humo para ocultar crisis internas y escándalos de corrupción.
Se construye una imagen política ficticia para tranquilizar conciencias en lugar de enfrentar los problemas con honestidad y coherencia.
La prostitución no puede seguir siendo el salvavidas moral del PSOE cada vez que se ahoga en sus propias contradicciones.
Ya basta de legislar por estrategia política y no por justicia social.
La política tiene que ir de mejorar la vida de la gente y no de perjudicarla a conveniencia de un partido- -- Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS)