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La seguridad del paciente es una pieza clave de la atención sanitaria

"Nadie debería recibir un daño mientras recibe atención médica. Y, sin embargo, a nivel mundial, al menos cinco pacientes mueren cada minuto debido a una atención insegura. Necesitamos una cultura de la seguridad que promueva la asociación con los pacientes, aliente a informar y aprender de los errores, y cree un ambiente libre de culpa, donde los trabajadores de la salud estén empoderados y capacitados para reducir los errores". Son las declaraciones del director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus en septiembre de 2019 y que ha recogido en su ponencia ¿Y ahora qué?... secuelas de las negligencias sanitarias en pacientes y sanitarios Raquel Hernández Navarro, TCE del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

La seguridad del paciente es una disciplina de la atención de la salud que tiene como objetivo prevenir y reducir los riesgos, errores y daños que sufren los pacientes durante la prestación de la asistencia sanitaria. Y este es el eje central del XXXIII Congreso Nacional de Técnicos en Cuidados de Enfermería y Técnicos en Emergencias Sanitarias que ha inaugurado hoy la directora general de ordenación profesional del Ministerio de Sanidad, Celia Gómez González, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. y que reúne a más de 500 profesionales de toda España hasta el día 7.

Junto a la responsable ministerial han participado en esta inauguración la directora general de asistencia de la Consejería de Sanidad, Almudena Quintana Morgado, la presidenta del Congreso, M.ª Paz Gallardo y la presidenta de la FAE, Mª Dolores Martínez, quien manifestó que "la seguridad del paciente es uno de los componentes principales de la calidad en la atención sanitaria. El daño que pueda producirse tiene consecuencias para todos: el paciente, los profesionales que le atienden, los servicios, sus familias… por lo que prevenir éste y reducir los riesgos, al mínimo aceptable durante el proceso de la atención, debe ser el objetivo principal de todos los implicados"

Como expuso Raquel Hernández en su intervención, la negligencia sanitaria es un error evitable que, por diferentes motivos, comete un profesional de la salud con un perjuicio que implica no solo secuelas físicas, estéticas o psicológicas sino que puede llegar a haber pérdidas financieras y laborales repercutiendo, incluso, en la familia del propio paciente y en el profesional sanitario.

Los profesionales sanitarios implicados en una negligencia pueden llegar a desarrollar el conocido como síndrome de estrés por mala praxis o negligencia médica. Se estima que alrededor del 75% de los profesionales sanitarios se verán involucrados en un proceso legal por un caso de mala praxis a lo largo de su vida profesional. Hasta la resolución de la sentencia, el 95% de los sanitarios experimentan mucho estrés y padecen ansiedad, sentimientos de culpa, pérdida de autoestima laboral, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular, insomnio, y depresión, que pueden afectar tanto a su trabajo como a su vida personal. Es evidente que esta situación no mejora su habilidad clínica, los hace más propensos a cometer nuevos errores dada su baja autoestima y aparecen pensamientos recurrentes de inseguridad hacia sí mismos

Un aspecto clave para garantizar la seguridad clínica del paciente es su correcta identificación, de manera precisa e inequívoca. Lo contrario puede implicar un diagnóstico erróneo, la administración de medicamentos equivocados o la realización de pruebas e, incluso, intervenciones quirúrgicas innecesarias, que puede suponer un riesgo para su salud.

"Todos los profesionales estamos implicados y debemos identificar, confirmar, comprobar, notificar y corregir todos los fallos detectados lo antes posible". Así lo plantearon Ana María Pontón Bujan, María Fernández Romero, Mª Inés Pérez Maestre, Haizea Pérez Templado, Técnicos en Cuidados de Enfermería del Hospital Alfredo Espinosa Urduliz de Vizcaya en la exposición de su ponencia Identificación inequívoca del paciente detallando, además las dos acciones concretas que ha desarrollado el Sistema Vasco de Salud-Osakidetza en su Estrategia de Seguridad del Paciente.

Por un lado, se identifica a los pacientes con un brazalete con todos sus datos, que incluye un código QR y un código de barras que contiene la identificación requerida por las distintas aplicaciones y que da acceso a la historia clínica del paciente. Por otro lado, se lleva a cabo la verificación de la identidad de los pacientes en la aplicación informática corporativa.

La labor del TCE es fundamental en la seguridad del paciente e implica, no solo seguir los protocolos establecidos, sino también ofrecer un trato humano y cercano que genere confianza y seguridad en los pacientes, aspectos cruciales para su recuperación donde la flexibilidad y adaptación a las necesidades individuales de cada paciente pueden ser claves para mejorar su bienestar. Así lo han expuesto María Granada Gucema Escote, Silvia Fernández Barrios y María Gregoria Duque Boyero, TCE de la Unidad de Medicina Interna, Hospital San Pedro de Alcántara, Cáceres durante la exposición de su trabajo Seguridad del paciente: un viaje que comienza con el trato humano del TCE que han concluido afirmando que "la rutina diaria se convierte en un pilar fundamental para mantener la salud del paciente, prevenir complicaciones y ofrecerle la mayor comodidad posible. En esta rutina es crucial el papel del TCE, especialmente cuando se trata de un paciente encamado".

Tratamiento Directamente Observado

La atención segura a los pacientes implica que éstos reciban y tomen los medicamentos de la forma en la que han sido recetados. En ocasiones, es preciso desarrollar una estrategia de acción conocida como Tratamiento Directamente Observado (TDO) especialmente efectivo en determinadas instituciones sanitarias y, sobre todo, en aquellos espacios con los pacientes más vulnerables, las personas con mala adherencia a tratamientos o pacientes psiquiátricos. Su efectividad está demostrada también en aquellos casos en los que la medicación demande ajustes en el momento de ser administrados, en pacientes con deterioro cognitivo, las personas mayores y/o con enfermedades psíquicas y físicas degenerativas, personas con baja educación sanitaria, personas con dificultad de acceso a medios sanitarios, personas con baja red social/familiar, o con ideación suicida, especialmente con aquellos fármacos más tóxicos, o el caso las instituciones penitenciarias y los medicamentos de carácter psicotrópico.

Ane Zubikarai Carazo, TCE en el Hospital Virgen de las Nieves de Vizcaya, presentó un estudio en torno al Tratamiento Directamente Observado en población vulnerable

Los resultados mostraron diferencias significativas entre los grupos sin Tratamiento Directamente Observado o con Tratamiento Directamente Observado y se evidencian tanto que existen minorías vulnerables a las cuales esta práctica pudiera favorecer como que la participación de la figura de los Técnicos en Cuidados de enfermería, previa formación, resulta un eje fundamental para obtener los resultados esperados en materia de seguridad del paciente.

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En el desarrollo de la operación se ha detenido a un total de 17 personas en seis países –España, Argentina, Colombia, Chile, Ecuador y Perú- y se han llevado a cabo 28 registros domiciliarios en los que se han intervenido un total de de 921 disposit