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Estas son las dos fortalezas de las "kellys" para acabar con su invisibilidad

Solidaridad y resistencia: claves de las kellys para acabar con su invisibilidad

La estrategia de las kellys ha llevado su lucha más allá de su profesión y ha unido a trabajadoras de otros sectores invisibilizados, feminizados y precarizados

Un trabajo de la UOC y la UAB apunta a que varios procesos de su estrategia pueden servir como inspiración a otros movimientos y colectivos sociales

"Somos las mujeres que limpiamos". Con esta frase, que aúna a todas las mujeres que trabajan en el sector del cuidado y la limpieza, las kellys han conseguido afianzar una lucha que las ha hecho visibles, ha dignificado su profesión y ha reivindicado sus derechos como trabajadoras.

Detrás de este y otros eslóganes se articula un movimiento en defensa de sus condiciones laborales que ha llegado al debate público, ha centrado la atención mediática y ha tenido, incluso, repercusiones políticas. Un movimiento social único que puede servir de inspiración a otros colectivos.

Con su trabajo 'We are the women who clean and the structural base of the hotel': Las Kellys, the collective agency and identity of Spain's room attendants, los investigadores Alan Valenzuela Bustos, de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB);  Ana Gálvez Mozo, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC); Verna Alcalde González (UOC), y Francisco Tirado Serrano (UAB) analizan cómo el colectivo de "Las Kellys" ha construido su identidad como grupo y ha coordinado sus acciones a partir de relaciones de solidaridad y resistencia.

De Facebook a la lucha colectiva

Un despido más barato, más poder para las empresas y el aumento de la contratación indefinida. La reforma laboral aprobada en 2012 en España tuvo consecuencias directas y muy negativas para miles de trabajadores. Uno de los colectivos que más las sufrió fue el de las camareras de piso, las trabajadoras que limpian las habitaciones y los espacios comunes de los hoteles.

Muy a menudo, estas camareras realizan jornadas laborales largas y extenuantes a cambio de salarios muy bajos y condiciones precarias. A esto se suma el hecho de que se trata de un trabajo feminizado, infravalorado y a menudo invisibilizado.

"Son varias las dimensiones que contribuyen a la invisibilización de las kellys, pues se juntan elementos de género, de raza y de clase social. Además, desempeñan un trabajo de limpieza, al que históricamente se le ha requerido ser invisible en el espacio social de los hoteles", explica Alan Valenzuela, estudiante de doctorado del programa Persona y Sociedad en el Mundo Contemporáneo de la UAB y autor principal del estudio, cuyos directores son Gálvez, de la UOC, y Tirado, de la UAB.

La organización "Las Kellys" surgió para denunciar esta situación y conseguir mejoras gracias a la acción colectiva. Los primeros pasos de este movimiento social se dieron en un grupo de Facebook en el que camareras de piso compartían sus experiencias laborales, se escuchaban y se apoyaban mutuamente. En 2016, se presentó oficialmente el movimiento en defensa de sus condiciones laborales.

Desde entonces, las kellys han logrado dar una gran visibilidad a la realidad de su colectivo. "Han conseguido que esta precariedad laboral en el sector de la limpieza en los hoteles sea objeto no solo de atención mediática, sino que esté en el centro del debate público. Han mostrado a la sociedad de forma muy contundente e impactante las terribles condiciones laborales a las que están sometidas diariamente", explica Ana Gálvez, profesora agregada de Psicología del trabajo y las organizaciones en los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la UOC y coautora del estudio.

Detrás de estos logros hay una estrategia que se basa en la solidaridad, su capacidad de movilización y activismo y el enorme empoderamiento que han conseguido como colectivo.

Solidaridad y resistencia

El movimiento de las kellys se ha tejido a partir de dos conceptos: solidaridad y resistencia, que a su vez están representados en sus eslóganes más significativos. Con el primero de ellos, "Somos las mujeres que limpiamos", se genera una relación de solidaridad entre todas las mujeres que realizan este trabajo.

"Esta solidaridad constituye la fuerza para transformar sus condiciones laborales. Con este 'Somos las mujeres que limpiamos' generan comunidad, un colectivo integrado por todas aquellas personas que limpian, independientemente de su condición contractual en los hoteles, de su procedencia, etcétera", explica Gálvez.

"Por otro lado, al decir que son las que limpian, y no solo camareras, extienden su horizonte de referencia a muchas otras que también trabajan en el cuidado y la limpieza de espacios", comenta Valenzuela. "Generan una base de identificación solidaria con muchas otras mujeres que se encuentran en los escalafones socioocupacionales más precarios y excluidos", añade.

El segundo de estos eslóganes es "Somos la base estructural del hotel". Este funciona como un eslogan de resistencia para mantener y mejorar el empleo, que moviliza a los encargados de habitaciones contra los hoteles y el Estado. Tal y como señalan los autores del estudio, a diferencia de otras consignas que se focalizan solo en mejoras en las condiciones de empleo (como los salarios o la estabilidad contractual), esta busca identificar a las camareras de piso como trabajadoras clave en el negocio de los hoteles.

"¿Por qué la limpieza debería tener una connotación negativa si es un trabajo básico? Nadie va a reservar una habitación de hotel sucia. Nadie. ¿Por qué no se le da su valor real? Lo he dicho muchas veces: las camareras somos la base estructural del hotel", señala una de las trabajadoras entrevistadas en el estudio.

"Este eslogan las empodera, ya que se reafirman como agentes activos y centrales en el proceso de funcionamiento del engranaje hotelero", señala Gálvez. "Lo que quieren transmitir es 'sin limpieza no hay nada, todo se derrumba'. No hay clientes, no hay disfrute, no hay hotel… Reclaman el reconocimiento del valor de su trabajo y respeto a través de unas condiciones dignas y justas", apunta esta experta en psicología social del trabajo y género.

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