Cuando miro hacia atrás y veo el camino recorrido en estos once años pasados me pregunto: Qué nos mueve a un pueblo a mantener la defensa de nuestras tradiciones, y cuando son violadas, por pequeño que sea el núcleo defensor, y poderosos los violadores, qué fuerza nos mueve para plantarles cara, sin miedo alguno, prietas las filas y las convicciones inamovibles generando un halo de silenciosas simpatías y adhesiones que es lo que se ha hecho patente, un año más, en la Guardia Templaria a Nuestra Señora que acaba de cumplir su décimo primera edición. Cada guardia ha sido tan deliciosamente distinta y enriquecedora para mi espíritu y proceder..
Por Nuestra Señora, nos habló el violín del maestro Bernardo Simón Bleda, en un inesperado concierto, y sus notas acompañaron los versos del poeta Juan Castellanos Gómez, que desempeña el papel de hermano capellán de nuestra "Orden", y a los cánticos a una virgen muy presente en el corazón del creyente, entre las partituras de Bach, Mozart, el lanzamiento de modestos cohetes mudos luminosos, con destellos de colores blanquiazules, los colores la virgen, lanzados al cielo jumillano en una noche silenciosa preñada de estrellas. Para "asustar al diablo".
Fieles y puntuales a la cita anual, como un Longines de la precisión, nuestro entrañable vecindario visitó a la virgen, en esta ocasión Santa María de Gracia, la patrona del pueblo, ante la ausencia del bien material de Nuestra Señora de la Asunción, patrona del Concejo municipal. Y ese fiel vecindario es la mejor guardia de la Virgen y garantía de un sano futuro de nuestras tradiciones.
Por petición de los peregrinos posamos junto ellos, peregrinos camino de no sabemos donde, con mascota incluida, el fiel perro que nuestra Hermandad tanto aprecia como así lo hicieron los caballeros templarios. El perro es la fidelidad, un valor casi extinguido, que en los sarcófagos de los caballeros templarios se encuentran tallados en piedra a los pies del Solado de Cristo recién fallecido, en fiel reflejo de esa fidelidad. El perro núnca te abandona.
Banderas de 31 municipios murcianos, mandadas exprofeso por sus alcaldías presidencias para formar la Guardia de Honor a la Virgen, sellaron las puertas cerradas por la intolerancia y soberbia de los que ostentan el poder ejecutivo de la ermita de San Agustín (S. XVI).
Y en esas puertas, presididas por la calavera que distingue e identifica al Temple, en ese mensaje iniciático y místico que nos dice que la muerte nos iguala a todos, el estuche conteniendo la talla en madera noble de Santa María de Gracia, flanqueado por dos obras al óleo y pastel representando a la virgen, tres trabajos que llevan el sello de internos en centros penitenciarios españoles que participan en nuestro Proyecto Fénix Presos de las Bellas Artes y Artesanía (Arango, y Rollán) que han querido sumarse a los agasajos del Temple jumillano en honor a la Santísima Virgen María, en este caso: Santa María de Gracia, la virgen estandarte de Jaime I el Conquistador (S.XIII). Monarca formado y educado por los Caballeros Templarios (Monzón).