Los expertos también recomiendan colocarla en un lugar fresco y luminoso donde la temperatura esté entre los 15 y 18 grados
La flor de Pascua es una de las plantas más representativas de estas fechas. En España, al igual que en gran parte de Europa, se ha convertido en un regalo tradicional y en un elemento decorativo imprescindible. Sin embargo, todavía existe la percepción de que se trata de una planta que dura únicamente durante las fiestas.
En este sentido, los expertos de Stars for Europe (SfE) que forma parte de la campaña "Stars Unite a Europe in Bloom" financiada por la Unión Europea, han apuntado que "esto no es así", de hecho, han asegurado que "con los cuidados adecuados, la poinsettia puede mantenerse en perfectas condiciones desde septiembre hasta entrado el invierno".
Después de la floración invernal, es normal que la planta pierda sus brácteas de colores y entre en una fase de reposo que suele prolongarse hasta abril. Durante este tiempo apenas necesita atenciones. Basta con colocarla en un lugar fresco y luminoso, donde la temperatura se mantenga entre los 15 y los 18 grados, reducir al mínimo los riegos y evitar el uso de fertilizantes.
En el sureste de España, la Región de Murcia se caracteriza por un clima seco y cálido que resulta especialmente propicio para el cultivo de plantas ornamentales. Entre ellas, la flor de Pascua encuentra un entorno adecuado para crecer con vigor, reforzando así la importancia agrícola de la comunidad dentro del panorama nacional.
Primavera: el momento de la renovación
Con la llegada de la primavera, la flor de Pascua comienza a mostrar signos de actividad. Según recomiendan desde SfE, "es entonces cuando conviene podar los tallos para favorecer nuevos brotes, trasplantarla a un sustrato fresco y aireado y empezar a incrementar poco a poco la frecuencia de los riegos". A diferencia del invierno, en esta fase la planta agradece recibir fertilizante de manera semanal, lo que fortalecerá sus raíces y estimulará la aparición de nuevas hojas.
No obstante, recuerdan que cuando las temperaturas nocturnas superan los 10 grados, se puede trasladar al exterior, preferiblemente a un balcón o terraza en semisombra, donde encontrará las condiciones idóneas para recuperar vigor y mantenerse sana durante todo el verano.
Verano: mantener la planta fuerte
Los meses más cálidos requieren especial atención al riego. "En caso de que la planta se encuentre en maceta con plato, conviene retirar cualquier resto de agua que quede tras unos 15 minutos para evitar que se encharque", han destacado los expertos. Durante el verano también resulta importante situarla en un espacio ventilado pero protegido de corrientes fuertes y de la exposición directa al sol.
Septiembre: el gran reto de la floración
El verdadero desafío para quienes desean que la planta recupere sus brácteas de colores llega en septiembre. Para lograrlo es necesario someterla a un proceso de oscuridad controlada durante un periodo de entre seis y ocho semanas. "La poinsettia debe permanecer entre doce y catorce horas diarias a oscuras, sin recibir absolutamente ninguna fuente de luz. Incluso un destello breve, como el de un televisor encendido o la iluminación de una farola cercana, puede alterar su ritmo biológico y retrasar la aparición de los colores", han explicado los expertos. Si este ciclo se respeta con disciplina, la planta volverá a desarrollar sus espectaculares brácteas a tiempo para las fiestas.
Además de los cuidados estacionales, conviene tener en cuenta otros aspectos importantes. La poinsettia debe situarse en un espacio luminoso, cálido, con temperaturas entre 15 y 22 grados, y siempre alejada de corrientes de aire. Al ser muy sensible al frío, resulta fundamental protegerla en el transporte. De hecho, desde SfE recuerdan que las temperaturas inferiores a los 12 grados pueden dañarla, por lo que se recomienda envolverla adecuadamente al salir de la tienda y evitar trayectos largos a la intemperie. También es aconsejable no colocarla cerca de frutas como manzanas, plátanos o tomates, ya que estas liberan etileno, un gas que acelera el marchitamiento de sus hojas y brácteas.
Finalmente, los expertos recuerdan que "la flor de Pascua es un regalo de la naturaleza que con unos cuidados muy sencillos puede convertirse en una pieza clave de la decoración del hogar en cualquier momento".