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La brecha digital y la educación STEM, el gran desafío sobre la competitividad de América Latina

América Latina se encuentra en un punto de inflexión tecnológico. Mientras la cuarta revolución industrial redefine las reglas del juego global, la región enfrenta un desafío dual: superar la brecha digital estructural y simultáneamente desarrollar el talento especializado que demanda la nueva economía. Las cifras son reveladoras. Según el INEGI, apenas el 26% de las empresas mexicanas han iniciado su transformación digital, y de estas, solo el 12% corresponde a pequeñas y medianas empresas. Esta disparidad no solo refleja limitaciones tecnológicas, sino una escasez crítica de profesionales capacitados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).

"En 30 años conectando talento tecnológico con empresas líderes, nunca había visto una convergencia de factores tan definitiva para América Latina", observa Fernando Gastron, Director General de Ecosistema Global. "Las organizaciones que atraigan talento STEM estratégico hoy no solo sobrevivirán la próxima década, redefinirán sus industrias." Esta convergencia plantea una pregunta fundamental: ¿cómo pueden las empresas, instituciones educativas y gobiernos colaborar para identificar, desarrollar y retener el talento que transformará la competitividad regional?

IDC proyecta que América Latina requerirá 2.5 millones de profesionales TIC para 2026. Sin embargo, el problema no es solo numérico. "La clave no radica en incrementar el número de graduados, sino en asegurar que su formación responda a las necesidades reales de los mercados tecnológicos", enfatiza Gastron. Esto significa que las universidades y centros educativos deben dejar de ser simples proveedores de títulos para convertirse en aliados directos de las empresas, formando profesionales con las habilidades específicas que el mercado demanda.

Desarrollar talento STEM efectivo requiere alianzas entre empresas, universidades y gobiernos desde la identificación temprana de aptitudes hasta la formación continua. "Las empresas que logran atraer y retener talento STEM de calidad superan a sus competidores en productividad y se convierten en motores de innovación", explica Gastron. La experiencia de Singapur, Corea del Sur e Israel confirma esta realidad. Estos países transformaron sus economías mediante programas de investigación colaborativa universidad-empresa, políticas fiscales favorables y ecosistemas de startups que mantienen el talento local.

Las PYMES, que representan el 99% del tejido empresarial mexicano, necesitan urgentemente acceso a talento especializado en tecnologías de la información para mantenerse competitivas. La clave está en contar con agentes especializados que conozcan profundamente el mercado y puedan identificar tanto las necesidades específicas de cada empresa como las habilidades técnicas y blandas de los profesionales disponibles. Estos especialistas actúan como conectores estratégicos, asegurando que el talento STEM tenga las competencias técnicas requeridas, así como las habilidades interpersonales y de adaptación necesarias para integrarse efectivamente en equipos pequeños donde cada profesional debe funcionar como un motor de productividad que impulse la transformación digital de la empresa.

Comprender el mercado latinoamericano desde sus necesidades empresariales específicas es fundamental para desarrollar estrategias efectivas de talento STEM. La región presenta una oportunidad única: alta demanda de profesionales tecnológicos con potencial para convertirse en hub global de innovación. Sin embargo, esto requiere crear ecosistemas que no solo formen más graduados STEM de calidad, sino que los retengan ofreciendo oportunidades competitivas frente a mercados internacionales. Las empresas que logren implementar este talento especializado mejorarán su competitividad global mientras contribuyen a posicionar a América Latina como referente tecnológico, generando un círculo virtuoso que atraiga inversión y retenga el capital humano más valioso.

La transformación digital de América Latina no depende únicamente de tecnología o infraestructura, sino de la capacidad de formar, atraer y retener talento especializado que impulse la innovación desde adentro. Las organizaciones que comprendan que el talento STEM es el verdadero motor de competitividad global se posicionarán a la región como un actor protagónico en la economía digital mundial.

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