Del 11 al 17 de marzo se conmemora la Semana Mundial del Cerebro para concienciar a la población mundial sobre la importancia de mantener un cerebro sano, apoyar la investigación y fomentar hábitos saludables por el alto impacto que tiene en nuestra vida cotidiana. La semana del cerebro fue fundada en 1996 por Dana Alliance for Brain Initiatives. En la actualidad, se celebra en el entorno internacional cada año durante la segunda semana de marzo, con diferentes actos para la divulgación de las Neurociencias.
La doctora Mabel Morales, neuróloga de la Fundación Casaverde, destaca que el cerebro es uno de los o´rganos ma´s importantes de nuestro cuerpo, que hay que cuidar especialmente, ya que de él depende nuestra salud en general y es necesario que se detecten a tiempo los primeros síntomas de las enfermedades neurológicas.
Para ello, y a modo de Decálogo del Cerebro Sano, pone de relieve estos aspectos de interés para la población:
Realizar gimnasia mental con la lectura y los juegos, mantener la curiosidad por aprender a lo largo de la vida.
Llevar a cabo una dieta mediterránea sana y equilibrada.
Manejar adecuadamente el estrés y tener una actitud positiva.
Evitar el consumo de tóxicos como el alcohol, el tabaco y otras drogas.
Hacer un uso consciente y limitado de las pantallas y nuevas tecnologías. Su abuso puede afectar a la calidad del sueño o a la concentración.
Fomentar el diálogo interpersonal en el ámbito familiar y social.
Descansar y dormir lo suficiente.
Practicar ejercicio físico periódicamente.
Relajarse y dejar descansar al cerebro.
Controlar los factores de riesgo vascular: la tensio´n arterial, la diabetes o el colesterol. Se ha de tener en cuenta que la hipertensio´n es el principal factor de riesgo de enfermedades cerebrovasculares como el ictus.
La SEN recomienda "mantener ha´bitos beneficiosos para el cerebro desde edades tempranas con el objetivo no so´lo de cuidar este o´rgano, sino para tener una mayor probabilidad de envejecer sin secuelas neurolo´gicas. Y es que, malos ha´bitos saludables en edades medias de la vida pueden tener su repercusio´n de´cadas despue´s, generando problemas cerebrovasculares o incrementando el riesgo de demencia".