En el 29° aniversario de su inclusión en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, te invitamos a redescubrir estos tesoros culturales del país andino.
Ayer 17 de diciembre se conmemoró el reconocimiento otorgado en 1994 por la UNESCO a las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Estos enigmáticos trazos, situados en pleno desierto de la región de Ica, han cautivado al mundo con su misterio y singularidad. Así, el año 2022 recibió 57 378 visitantes.
Descubiertas en la década de 1920 por el arqueólogo Toribio Mejía Xesspe, estas enormes marcas en la tierra fueron meticulosamente trazadas por la antigua civilización Nasca entre los siglos II a. C. y VI d. C., dejando un legado visual que ha desafiado el paso del tiempo. Se trata de una diversidad de formas geométricas, diseños abstractos y representaciones de animales estilizados que fueron creados al remover las piedras oscuras de la superficie del suelo, exponiendo así la capa más clara de arena y roca debajo. La característica más notable de estas líneas es que solo pueden ser vistas desde el aire, lo que ha dado lugar a un torrente de especulaciones y teorías en torno a su propósito y origen.
Estas creaciones, que abarcan aproximadamente 450 kilómetros cuadrados, son un testimonio asombroso de la capacidad de innovación, habilidad técnica y la visión artística de las antiguas civilizaciones peruanas. Además de su valor estético, las líneas podrían haber tenido propósitos astronómicos, rituales o agrícolas, según las explicaciones de los científicos. Entre ellos, destaca Maria Reiche, por su invaluable contribución en la investigación y conservación de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa.
Un patrimonio que sigue creciendo
Otra curiosidad que rodea a las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa es que siempre surgen nuevos hallazgos. De hecho, en 2022 se hizo el último descubrimiento hasta la fecha de nuevas figuras que se han sumado a las más de 800 registradas. Ese año, un equipo de investigadores de la Universidad de Yamagata (Japón) descubrió hasta 168 nuevas figuras de gran tamaño en laderas y cerros aledaños, correspondientes a formaciones similares a personas y animales, entre otras representaciones.
Para la cultura peruana, las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa representan un vínculo tangible con su pasado ancestral y una ventana a las creencias y prácticas de antiguas civilizaciones. Son un recordatorio de la riqueza cultural que ha perdurado a lo largo de los siglos y se mantiene vigente en sus descendientes.