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Murprotec recomienda estar alerta ante las señales de humedades que pueden aparecer en los hogares debido a las precipitaciones

Los efectos que traen las lluvias para las edificaciones

En estos días la mayoría de las localidades españolas están en alerta amarilla por lluvias y tormentas. Lamentablemente, tras estas inclemencias meteorológicas, una de las patologías que pueden aparecer en las construcciones afectadas son las relativas a las humedades estructurales, debido a la gran cantidad de agua que el terreno absorbe y que traspasa los muros y la cimentación de las edificaciones. Por todo ello Murprotec, líder en el tratamiento de humedades estructurales, quiere reiterar la importancia de conocer los tipos de humedades que pueden desarrollarse como consecuencia de estas lluvias.

Debido a la cantidad de agua generada que satura el terreno pueden aparecer las humedades por capilaridad -en plantas bajas- y por filtraciones laterales en sótanos, garajes, o parkings-. Las humedades por capilaridad aparecen porque el terreno tiene que absorber mucha humedad y los muros de los edificios filtran el agua como si fuera una esponja.

Las humedades por filtraciones laterales surgen cuando el agua presente al otro lado de un muro penetra dentro del edificio a través de la pared de forma lateral. Por ello, todas las estancias en contacto directo con la tierra sobre la que esté construida el edificio son muy sensibles a padecer este tipo de humedades.

También hay que tener en cuenta que un fuerte contraste térmico entre exterior e interior, unido a una incapacidad de la vivienda de renovación completa del aire por medio de la ventilación natural, puede producir condensación. Este fenómeno se genera cuando se produce un excesivo nivel de vapor de agua en el ambiente.

Las graves consecuencias de las humedades

El proceso de corrosión y oxidación que trae consigo el agua puede provocar un colapso estructural al debilitar muros y cimientos. Pero, sobre todo, las humedades incrementan los problemas de salud para los afectados, incidiendo más aún si cabe en grupos de riesgo como ancianos, niños, personas inmunodeprimidas o embarazadas. El aumento de procesos gripales, los problemas respiratorios como asma, bronquitis y neumonías, las alergias y dermatitis, las afecciones reumáticas, las oculares o la rinitis crónica, entre otros, son síntomas comunes al convivir con humedades.

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