Su memoria a corto y largo plazo, el conocimiento espacio-temporal de hechos cotidianos y su carácter alegre -claves para los profesionales que la atienden en una residencia- en la manera de desenvolverse en su vida diaria como una persona de 80 años.
Llegar a ser centenaria está al alcance de muy pocos, en concreto, sólo del 0,008 % de la población mundial. Con 106 años Matilde Machuca es un caso excepcional porque "su desempeño es comparable al de personas de 80 años sin deterioro cognitivo" coinciden los profesionales que la atienden a diario en la residencia Ballesol Latina.
En concreto se hace referencia a las diferentes pruebas para evaluar el funcionamiento cognitivo de Matilde, como el cuestionario de Pfeiffer y el Mini-Mental State Examination. En todos ellos se valoró notablemente la capacidad de esta residente en memoria a corto y largo plazo, los conocimiento y hechos cotidianos y la capacidad de cálculo. "Sin embargo, más allá de los resultados de las pruebas, lo que más importa es su capacidad para desenvolverse en su vida diaria", destaca Luis Jesús Sánchez Serrano, psicólogo de la residencia Ballesol Latina, reforzando igualmente que "se debe desmitificar la idea de que los trastornos de la memoria son normales en la tercera edad. En nuestro centro contamos con varios casos de personas centenarias, con una salud física y mental envidiables".
En el día Mundial de la Salud que se celebra este 7 de Abril, el éxito de la longevidad de esta mujer está en vivir con salud, entendida ésta como bienestar físico, mental y social. "En mi casa no ha habido chuletas pero alegría y salero nunca me ha faltado". Recuerda en un ejemplo de memoria semántica que " con 40 años mi madre se quedó viuda, teniéndome que dedicar a limpiar y fregar la casa, hacer la comida de mis cuatro hermanos mientras ella trabajaba. Nunca fui al colegio" lamenta.
Tango y churros
Los resultados de las investigaciones realizadas con centenarios muestran que existe una asociación significativa entre realizar actividades de ocio y el mantenimiento de la salud cognitiva, funcional, percibida y emocional. En el caso de Matilde la mejor forma de favorecer su bienestar siempre ha sido a través del baile. " Ahora ni aunque me dieran un millón, pero he ganado concursos de baile de noche con mi marido en el circo Price. Siendo española lo que más me ha gustado es el tango, sería porque se agarra mejor", aconseja con una carcajada.
La práctica de buenos hábitos alimenticios en la edad avanzada potencia también el bienestar eudaimónico. Algo que corrobora Matilde pese a que lleva "una temporadilla que en vez de unas porras y unos churros me dan cuatro pildoritas pequeñas. Los buenos días con una mano, con la otra la medicación y después el café y los churros. Esa es mi dieta de centenaria", desvela con humor.
Llegar a los 110
La capacidad de resilencia de Matilde no sorprende a médicos, psicólogos y terapeutas ocupacionales que la atienden. Ha sabido adaptarse personal y socialmente a los cambios y a las adversidades, normales y extraordinarias. Y eso la acerca a ser supercentenaria. Algo a lo que no da importancia pero que para Sánchez Serrano, "indica que ha superado muchos de los condicionantes que hacen posible la longevidad. Mantener sus rutinas diarias, participar en actividades y mantener un régimen de ejercicio físico regular, junto con su fantástica actitud hacia la vida serán elementos clave para prolongar sus años" y aumentar sus posibilidades de convertirse en una supercentenaria, percibe ante la adecuada satisfacción con su vida y bienestar psicológico que presenta.
Más que pensar en llegar a los 110 años, Matilde aconseja "que nos preocupemos de ser buenas personas, cumplir con el corazón…porque todos pecamos, pero si lo hacemos inconscientemente se pide perdón como es debido y ya está", se despide desde el centro residencial donde lleva once años